Ciudad medieval y cosmopolita, núcleo de la Mariña Lucense, e importante centro turístico y comercial. En Viveiro consigue convivir todo en perfecta armonía.
Todo es combinable. Mar, playa, montaña y una interesante historia que se puede descubrir en cada una de las calles de su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico. Pesca y turismo. Sabor y color. El entorno ha convertido a esta ciudad en un importante destino turístico para veranear, tanto para españoles como extranjeros.
Algunos la consideran la capital turística del litoral de Lugo y es que Viveiro, que posee el título de Ciudad desde 1891, tiene una riqueza natural y paisajística que la ha convertido en un destino vacacional de primer orden. Está situada en la zona costera de La Mariña Occidental, dentro de un valle por el que discurre y luego desemboca el río Landro, que al fundirse con el mar da lugar a la ría de mayor tamaño de todo el Cantábrico. Está flanqueada a este y oeste por montañas, bosques y praderías.
Junto a Viveiro se encuentran las localidades de Covas -ciudad veraniega y residencial por excelencia- y Celeiro -importante puerto pesquero y comercial-, poblaciones que prácticamente están unidas debido al importante crecimiento urbanístico experimentado en los últimos años. Juntas acogen a más de la mitad de los quince mil habitantes que tiene el municipio, cifra que se triplica en verano gracias al auge de la actividad turística. El municipio de Viveiro es el lugar elegido por muchos madrileños, vascos, asturianos y gallegos, no sólo para pasar sus días de descanso sino también para instalar su segunda residencia.
Los siete kilómetros de litoral de los que goza Viveiro están salpicados de algunas calas y varias playas de fina arena, ideales para la práctica de los deportes náuticos. Las de mayor extensión son las de Covas y Area, y para los amantes de la tranquilidad, la playa de Sacido es un lugar ideal para perderse. El puerto pesquero y comercial de Celeiro situado en mitad de la ría, es por el volumen de capturas uno de los más importantes del Cantábrico y una de las principales fuentes de ingreso en la economía de la zona. Junto a él se encuentra el moderno puerto deportivo instalado en el propio Viveiro, con capacidad para más de 250 embarcaciones.
Desde 2006, la Ciudad entró a formar parte del selecto Club de las Villas Marineras, una asociación de municipios ligados al mar, preocupados por alcanzar el más alto nivel de calidad turística y desarrollo territorial sostenible. Un ambicioso proyecto en el que participan municipios de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.
Dejando a un lado la costa, tierra adentro se descubren entornos naturales de gran belleza. En este sentido, la oferta de rutas de senderismo que ofrece el municipio es muy variada, destacando el Souto da Retorta, declarado Monumento Natural en 1996. Aquí se encuentra el eucaliptal más antiguo de Europa, con árboles de más de 70 metros de alto.
En cuanto al patrimonio artístico, Viveiro brilla con luz propia. Es una ciudad señorial de origen medieval, amurallada para defenderse del ataque de los piratas. Aún conserva tres de sus seis primitivas puertas: la de Carlos V o Porta do Castelo -insignia de la ciudad-, la Porta da Vila y la Porta do Valado. Dentro del casco antiguo se encuentra la Plaza Mayor, centro neurálgico de la ciudad donde está ubicado el nuevo Ayuntamiento, la antigua Casa Consistorial y la Casa de la Farmacia. La plaza está rodeada de edificios de poca altura con típicas galerías acristaladas pintadas de blanco y cafeterías que sacan sus terrazas a la calle y se convierten en punto de encuentro de los vivairenses. En el recorrido sobresale la iglesia románica de Santa María do Campo y el Monasterio de las Concepcionistas. A escasos metros se encuentra la gruta de Lourdes, una réplica casi exacta de la que existe en Francia, muy venerada por los lugareños. La iglesia y el Convento de San Francisco -Conjunto Histórico Artístico-, son otro de los atractivos patrimoniales.
Otro testimonio de su herencia medieval es el Puente de la Misericordia o Puente Mayor. Extramuros, casas típicas de pescadores conviven con modernos edificios. Gentes hospitalarias que acogen al visitante con generosidad, reservando siempre un lugar en su mesa.
A pedir de boca
La inmejorable situación del municipio hace que posea una gastronomía rica y variada, uno de los motivos añadidos para visitar la zona. Mariscos, pescados de mar, de río, carnes de gusto extraordinario y verduras son los protagonistas de típicos platos donde además de los tradicionales de la cocina gallega -caldo gallego, empanadas, pulpo, parrilladas-, destaca la merluza del pincho a la gallega, bacalao con verdura, parrochas en tarteira, torreznos con cachelos o carne en rollo. De postre, la famosa tarta de Viveiro elaborada a base de almendra y cabello de ángel, o los almendrados. Las dos citas gastronómicas ineludibles son la Fiesta de la Merluza del Pincho a finales de junio en Celeiro, y el Día de las Tortillas, el día anterior a Ramos en Viveiro.
Fiestas interminables
Las fiestas gastronómicas sólo son una parte del calendario festivo vivairense, lleno de ferias, festivales y eventos.
El calendario arranca cada año con los Carnavales, que se encuentran entre los más antiguos de Galicia. Continúa con la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional y famosa tanto por la riqueza de sus pasos como por su antigüedad. El gran número de cofradías que existen en Viveiro dan una muestra de la devoción con la que se siguen estos actos religiosos.
En el verano las fiestas se suceden sin tregua. El primer domingo de julio, en los montes del Buyo se celebra la Rapa das Bestas, declarada de Interés Turístico. Es una antigua y típica operación de corta de colas y crines, y doma de caballos salvajes que se crían en esta sierra. En el mismo mes tiene lugar el Mercado Renacentista Carlos V, donde Viveiro se viste de aires medievales. Y el día 25, Santiago Apóstol se celebra especialmente en Celeiro con una popular procesión por la ría. A finales de julio tiene lugar el festival de hardcore al aire libre “Resurrection Fest”, considerado como uno de los más importantes de España en su categoría. Debido a la gran acogida de la edición anterior -quince mil personas venidas de toda la geografía española-, este año repite el formato de tres días y cambia de lugar a uno más grande: el nuevo campo de fútbol de Celeiro. Se celebrará el 28, 29 y 30 de julio y contará como novedad con dos escenarios.
Un mes después tienen lugar las famosas fiestas patronales, compartidas entre el patrón de la ciudad, San Roque, y Nuestra Señora. A finales de agosto llega la esperada Romería do Naseiro, cinco días de diversión garantizada en San Pedro de Viveiro.
Cerca del mar, a orillas del río Landro o rodeados de montañas, Viveiro recuerda que aún existen muchos paraísos por descubrir.
Playas de Viveiro, el paraíso en Galicia
Las playas son uno de los tesoros más preservados en Viveiro. Pequeñas o extensas, todas cuentan con fina arena y aguas límpidas, que invitan al baño.
La considerada playa de Viveiro por excelencia es la playa de Covas, con casi dos kilómetros de longitud y arena fina y blanca. Es la más visitada y, al estar en el pueblo del mismo nombre, a su lado discurre un paseo marítimo. Tiene completos servicios y al final de la misma, enlaza con la playa de Seiramar, de la que sólo la separa un pequeño roquedal.
Un poco más allá, se encuentra la playa de Sacido, encajada entre acantilados y de tal limpieza que ha sido distinguida con Bandera Azul.
Otra de las playas emblemáticas del concello es la de Area, a cuatro kilómetros de la villa. Con excelentes accesos y paseo peatonal, sus aguas son sumamente transparentes.
También hay pequeñas playas urbanas, como la de Celeiro, de pequeñas dimensiones y ubicada en la localidad del mismo nombre.
Si en cambio se desea tranquilidad y aislamiento, la pequeña cala de Portonovo, al pie del monte Faro y con sinuoso acceso la hace poco concurrida.
Sorprendente es también la playa de Abrela, que funde campo y playa, ya que los árboles llegan hasta el borde de la arena y en su parte posterior se encuentra la Laguna de los Amidales, con aves acuáticas. En contra de lo que podría parecer, actualmente tiene mucha afluencia, quizás debido a su buen acceso, paseo peatonal, servicios y merendero.
Calas semisalvajes, a las que sólo se llega en lancha, son Rol, Alegrín y San Xoán. Ahí la tranquilidad está asegurada.
Además de servir de foco de turismo, y de ser el lugar de esparcimiento más común de los vivairenses en verano, el mar es el centro de diversos deportes náuticos, como la natación o la vela.
- Ruta del Monte Faro. Panorámica de las playas y el puerto de Celeiro.
- Ruta del Monte San Roque. Bellas vistas de todo Viveiro.
- Minas de Silvarosa. Restos de infraestructuras de antiguas minas de hierro.
- Área Etnográfica da Insua. Antiguo cargadero de mineral de las minas.
- Souto da Retorta. Centenario eucaliptal entre el que destaca “O Avó”, de 70 m. de altura.
- Paseo Fluvial do Landro. Tres kilómetros de ruta a orillas del río Landro.
- Ruta del Monte Castelo. Con área recreativa en la cima y formaciones graníticas erosionadas.
- Fraga das Saímas. Espeso bosque autóctono con roble, avellano, acebo…
- Pozo da Ferida. Potente cascada formada por el río Loureiro que forma una poza circular.
- Ruta de los Molinos. Paseo que muestra cascadas y siete molinos.
Semana Santa. Procesiones con pasión
Es la única Semana Santa gallega considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Viveiro es un ejemplo de que también en el norte la devoción se transforma en una celebración plena de fervor y colorido.
Durante más de una semana, los pasos salen a las calles de la ciudad portados por cofrades que viven intensamente la recreación de los últimos días de vida de Jesús. En Viveiro se suman la intensidad de sus devotos con la antigüedad de sus pasos. Muchas de las imágenes se remontan al siglo XIII, momento de la fundación de la comunidad de franciscanos en la villa. Sin embargo, esta manifestación religiosa no podría haberse mantenido hasta hoy si no contase con el apoyo popular y el intenso trabajo de diversas cofradías a lo largo de los siglos, actualmente reunidas bajo la Junta de Cofradías de Semana Santa en Viveiro.
Un resumen de lo más emblemático podría comenzar el Domingo de Ramos con la Procesión de la Borriquita, y continuar el Lunes Santo con la Tamborrada, el Martes Santo con el Vía Crucis de Mujeres, el Miércoles Santo con el Vía Crucis de Hombres y el Jueves Santo con la Procesión de la Última Cena y la Procesión del Prendimiento. La procesión del Viernes Santo destaca entre las demás: es El Encuentro, con imágenes articuladas. El Sábado Santo tiene lugar la Procesión de la Esperanza de la Resurrección y el domingo, la Procesión de Encuentro de Resurrección.
Aclamación, la Última Cena, pasión, muerte y resurrección son etapas ineludibles estos días de abril en la Semana Santa de Viveiro. Sobrios, intensos y llenos de emoción, tanto si se participa directamente o si se vive como espectador.
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