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viernes 22, noviembre 2024

María Luisa Prada. ‘Hablo de Asturias en todas mis novelas’

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Con un entusiasmo contagioso, María Luisa Prada está en plena promoción de Los secretos de Abril (Ed. KRK), una entretenida novela que se nutre de la historia reciente: el accidente de Los Alfaques, el trabajo del CERN, los niños robados… y todo en escenarios asturianos.
-En esta novela toca una historia que llevaba tiempo en su memoria. ¿De qué manera?
-Hace muchos años que yo pensaba en esta novela. Siempre tuve claro que algún día escribiría sobre la tragedia de Los Alfaques, que a mí me tocó de cerca. En aquel momento mi familia y yo estábamos de camping en San Juan, en Alicante, y teníamos previsto ir a visitar esa zona el día del accidente. No lo hicimos por una casualidad, y a mí aquello se me quedó grabado.
-En 1978 explotó un camión cisterna con sustancias químicas junto a un camping en Los Alfaques, en Tarragona, que destrozó el lugar y dejó un altísimo número de muertos y heridos. Es una historia terrible, que es posible que mucha gente joven no conozca.
-Quien no lo sepa se va a enterar de que aquello fue una de las mayores desgracias que hubo en nuestro país. La gente murió calcinada y se quedó en la postura en la que estaba, como petrificados; el mar llegó a arder, ya que alcanzó los dos mil grados… Ya hay libros escritos sobre esto, y yo no quería centrarme en la tragedia, así que la cuento sin recrearme pero con datos documentados. Me fui hasta allí a conocer el camping, que sigue existiendo, porque yo intento siempre conocer los sitios de los que hablo. Y fíjate que dice la gente que cuando pasas por esa carretera puedes ver la imagen de las personas que murieron allí, aún el otro día salió en Cuarto Milenio, quién soy yo para decir que no es verdad.

«Yo escribí toda mi vida, pero hasta 2004 no me puse en contacto con un editor, y fue porque en mi casa se empeñaron»

-En el argumento se mezclan otros ingredientes de actualidad: los Premios Príncipe de Asturias, el trabajo del CERN… ¿Cómo llegó a esa trama?
-En 2013 estaba colaborando en la Radio del Principado de Asturias, y se entrevistó a los ganadores del Premio de investigación científica y técnica, que fue concedido al CERN. Y yo había estado allí hace muchos años, tuve la suerte de verlo cuando casi no dejaban entrar, así que me cuadraron las piezas. A partir de ahí la trama surgió casi sola: una investigadora del CERN, que perdió a toda su familia de pequeña en Los Alfaques, viene a recoger el Premio. La entrevista una periodista llamada Olaya, un nombre que ella sólo había escuchado en aquel camping, pregunta y se entera de que es nieta de Abril, una ginecóloga asturiana que estaba también el día del accidente. A partir de ahí empieza a investigar y se va encontrando cosas sorprendentes… No es casualidad, por ejemplo, que Abril fuera ginecóloga en el sanatorio de Gijón en el año 78, un año en el que ocurrieron tantas cosas con los bebés.
-La acción actual del libro se sitúa en Asturias. ¿Es más fácil escribir en casa?
-Yo hablo de Asturias en todas mis novelas, siempre meto algo. Pero en ésta prácticamente toda la trama transcurre en Oviedo y Gijón: la protagonista pasea por el Muro, los premios son en el Teatro Campoamor…. es algo que ha gustado especialmente a mis lectores asturianos, y a mí desde luego me ha encantado escribirlo.
-En este caso ha optado por un tipo de lector muy diferente al de su anterior novela, El misterioso anacoreta, que iba dirigida a un público infantil y juvenil. ¿Cómo ha sido este cambio?
-Siempre he escrito para el público adulto, pero mis nietos se me quejaban de que no hiciese algo para ellos, así que me atreví. Es otra manera de escribir, porque además de pensar una trama que interese a los jóvenes, te tienes que enterar de cómo hablan y qué gustos tienen. Fue muy entretenido y es un libro que me ha dado muchísimas satisfacciones. Lo llevamos a los colegios -y lo seguimos llevando, la Semana del Libro de este año ya la tengo completa- y la respuesta fue increíble, porque los niños no sólo lo leen sino que hacen trabajos sobre la trama, las siete maravillas… He visto trabajos sorprendentes, que no los hace un adulto.
-Ha dicho en alguna ocasión que sus libros son como hijos, porque tarda unos nueve meses en escribirlos. ¿Sigue al ritmo de libro por año?
-Yo escribí toda mi vida, pero hasta 2004 no me puse en contacto con un editor, y fue porque en mi casa se empeñaron. Y sí, más o menos escribo al mismo ritmo, aunque este libro se ha retrasado un poco más por razones comerciales. El misterioso anacoreta estaba dando mucho juego, y en la editorial decidieron esperar a las navidades para sacar éste. Y a mí me parece estupendo, es época de regalos y regalar literatura siempre es una buena idea.
En cuanto a mi escritura, creo que llega un punto y una edad en la que si lo que haces no es mejor que lo anterior, o por lo menos al mismo nivel, vale más dejarlo. Pero yo creo que he logrado un buen libro, a la gente le está gustando, y estoy muy contenta con el resultado.

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