Txema Trinidad, la voz de Vendaval, cuenta que sus canciones son estigmas, porque cada una tiene su historia y todas le han dejado huella. Precisamente bajo ese nombre, “Estigmas”, aparece el tercer trabajo de esta banda asturiana de heavy metal.
-Muchos de vuestros componentes vienen de una formación anterior, Northwind. ¿Al crear Vendaval buscábais una trayectoria nueva, o una continuidad?
-Cuando empezamos queríamos hacer algo diferente dentro del marco de una banda de heavy metal. Con Northwind los temas eran más épicos, más orquestales y pomposos, todo con aires medievales. Quisimos romper con todo eso y hacer un nuevo planteamiento, más directo, más garagero, hablando de historias cotidianas, no de dragones y mazmorras. En fin, nos apetecía dar rienda suelta al lado más salvaje y directo.
-Empezar un proyecto así tiene sus riesgos, pero Vendaval ya ha cumplido siete años. ¿Qué tal la respuesta del público?
-Creo que el público lo ha agradecido porque la historia de Northwind, con los años, se convirtió en una moda pasajera. Con ese estilo de música surgieron muchas bandas que ahora quedaron un poco desfasadas. Sin embargo Vendaval, al ser una banda de corte clásico, siempre va a estar ahí porque hay un público mucho más amplio. La respuesta de la gente siempre ha sido muy buena.
-¿Vuestra formación musical ha sido académica o sois autodidactas?
-De las seis personas que actualmente formamos el grupo, cada uno tiene su pequeña historia. En líneas generales todos hemos recibido algún tipo de formación con nuestros respectivos instrumentos.
-Hay gente que asocia heavy metal con ruido, y piensa que para eso no hace falta formación…
-Eso es un mito. El “ruido” es quizás por la agresividad que transmite la música, con ese sonido contundente y fuerte, pero quien conoce y controla mínimamente de música sabe que hay una preparación técnica detrás. Instrumentalmente, el heavy metal es uno de los géneros técnicamente más difíciles, y otro tanto se puede decir de los cantantes.
«Instrumentalmente, el heavy metal es uno de los géneros técnicamente más difíciles, y otro tanto se puede decir de los cantantes. El “ruido” es quizás por la agresividad que transmite la música, con ese sonido contundente y fuerte, pero quien conoce y controla mínimamente de música sabe que hay una preparación técnica detrás.»
-“Estigmas” es vuestro último trabajo. ¿Qué historias encierra?
-Ha sido un disco atragantado porque estos últimos años hemos vivido muchas historias. Una de ellas es que nuestro guitarrista de toda la vida tuvo una lesión en la muñeca que le impide volver a tocar la guitarra, y tuvo que dejar la música. A raíz de eso hubo muchos cambios en la formación, pues no conseguíamos estabilizarla. Todo eso se refleja en los temas del disco, que son muy variados, porque era ir componiendo sin saber quién iba a tocar, o cuándo iba a salir. Por eso es un disco muy especial.
-Con éste ya son tres discos en el mercado. Los dos primeros, “Vendaval” y “Mi otra mitad”, se han editado en México. ¿Qué relación tenéis con ese país?
-Ocurrió que con nuestro segundo disco “Mi otra mitad” una compañía mejicana se puso en contacto con nosotros para hacer una licencia y editar el disco en México y dijimos que sí. Sacaron el disco, les fue muy bien y nos ficharon. El caso es que ahora mismo Vendaval, una banda asturiana, está en exclusiva mundial con la compañía mexicana Gravis Records y ellos sacan nuestros discos a nivel mundial. Y muy bien, porque hicieron una oferta que no podíamos rechazar, con un planteamiento que aquí en España ya no existe.