Mientras espero
agazapado en un rincón
convertido en un espejo roto
donde dibujo las flores
que nunca te compré
recito de memoria las palabras
que me enseñaste
cuando te explicaba
que tan solo soy un poeta
maltrecho de vida y deseo
No le hice caso al eterno perdedor
lo intenté, no era eso
hazlo, me dijo en varias ocasiones
y no lo hice
o lo hice tarde
ahora solo soy un reflejo
cóncavo o convexo
tú decides
sobre las sombras
de eso que llamamos tiempo
sobre una línea unívoca
que avanza sin freno
Rotas las defensas
el enemigo avanza inexorable
y sé que estas palabras
no llegarán a tiempo
nunca llegan a tiempo
nunca llegan
nunca
moriré en esta trinchera
ahogado en el lodo
mojado de lamentos
ahogado en el veneno
gaseoso de los silencios
que envenenaron
el humilde tálamo
que me ofreciste en secreto
La ciudad se enciende
mientras paseo
toda la tristeza que convoca
tu recuerdo
«no lo intentes» dijo
y yo no supe entenderlo