Con apenas cinco años de andadura como empresa, Asturiana de Laminados ha conseguido posicionarse en el mercado mundial del zinc prepatinado y laminado natural. Desde sus instalaciones en Pola de Lena se manufactura una tercera parte de la producción mundial. Una de las claves de su éxito es haberse centrado en la exportación desde el primer momento, explica Macario Fernández, Presidente Ejecutivo de la empresa.
-¿Cómo en un periodo de tiempo tan corto y en un momento tan complejo como éste, han entrado con tanta fuerza en el mercado mundial?
-Ese es el objetivo que nos marcamos en 2006, cuando se constituye la compañía, por tanto no es casualidad que estemos donde estamos. Afortunadamente hemos ido cumpliendo los plazos previstos, con la puesta en marcha parcial en 2010 y con un ejercicio normal en 2011. Continuamos haciendo inversiones: a finales de este año tendremos instalados equipos adicionales para llegar a las treinta y cinco mil toneladas de producción; y en 2015 tenemos prevista una tercera fase que nos llevaría a las sesenta mil toneladas. A partir de ahí, cualquier cosa es posible.
-ASLA está ya muy arraigada en Lena y su entorno. ¿Qué aporta este arraigo en tiempos de globalización?
-Siendo sinceros, la compañía está arraigada en Lena porque fue aquí donde se nos ofreció la posibilidad de acceder a la parcela que necesitábamos, pero podría estar en cualquier otro sitio, porque nosotros exportamos el 97% de nuestra producción. Pero aquí estamos encantados, además porque Asturiana de Zinc, que es nuestro proveedor exclusivo de materia prima, está en Avilés.
Ahora nos toca pelear por algunas cuestiones que están pendientes, y que son fundamentales para la buena marcha de ASLA: tenemos la energía eléctrica limitada, pero necesitamos el doble de capacidad para 2012. Si eso no está, es posible que no podamos trabajar con los nuevos equipos, lo que supondría un retroceso en la producción y en el empleo de la compañía. Por eso espero que las personas que tienen que implicarse en esto, y tomar medidas con cierta urgencia, lo hagan. Por otro lado, el polígono en el que estamos necesita urbanizarse, porque es un poco vergonzoso para nosotros recibir visitas de clientes de todo el mundo en este estado. Me consta que hay financiación, ahora sólo falta que los responsables políticos pongan en marcha la actuación.
“Nuestro objetivo para este año es crecer un 30%; por lo tanto, hay lugar para el optimismo”
-A pesar de la coyuntura económica, evidentemente negativa, ¿puede una empresa asturiana mantenerse y crecer, tal y como está demostrando ASLA?
-En realidad la localización no influye, es cuestión en primer lugar de tener las ideas claras, y luego de pelear por ello. Pero sobre todo hay que tener un concepto fundamental, que es que nos movemos dentro de un mundo globalizado, donde casi cualquier producto puede viajar a todo el mundo. De hecho, si esta compañía hubiera nacido con una previsión local, regional o nacional, ya estaría muerta.
-¿Qué peso específico tiene para esta empresa la I+D+i?
-Nosotros estamos permanentemente en un proceso de innovación, y estamos obligados a ello. En nuestros laboratorios estamos permanentemente investigando para mejorar los procesos, e incluso buscando nuevos productos. Además tenemos colaboraciones con varias universidades e institutos de metales cualificados, no solamente en España sino también en Francia o Alemania, de cara a homologar nuestros productos en el mercado.
-Como empresario de larga tradición, ¿ve motivos para el optimismo empresarial?
-Hablando desde ASLA, gran parte de nuestra producción se destina a la construcción, un sector que en España está paralizado. Pero esa situación no tiene que ver con la que se vive en países como Corea del Sur, Alemania o Canadá, por eso nosotros estamos muy centrados en la exportación. Por lo tanto, soy optimista con Asturiana de Laminados, y de hecho nuestro objetivo para este año es crecer un 30%; pero también conozco de primera mano el estado del sector en el mercado nacional, y en ese caso el optimismo es impensable.