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viernes 11, octubre 2024

¿Repunta la economía?

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Probablemente es pronto para hablar de la luz al final del túnel, pero la crisis no durará siempre. Empieza a hablarse de recuperación, basada en determinados indicadores económicos, que a pie de calle parecen aún lejanos. Sin triunfalismos, vale la pena analizar esos pequeños brotes verdes (que los hay) y sus consecuencias para Asturias.

Los datos son los que son: según la estimación del Banco de España del Producto Interior Bruto (PIB), la economía española entre julio y septiembre ha crecido un 0,1%. Gracias a esta décima, el Gobierno español en pleno habla de «el fin de la recesión más larga de la democracia». El ministro Montoro va más allá: «España dirá definitivamente adiós a la crisis en 2014».
¿Realmente justifica una décima tanta euforia? Ciertamente, ese pequeño punto es una muy buena noticia. Para que la economía se recupere tiene que dejar de hundirse, y eso es lo que acaba de suceder: el crecimiento, en ese sentido, es mejor que el decrecimiento. O al menos sienta las bases de un optimismo que habrá que moderar. Se trata en cualquier caso de un dato técnico, un término más cercano a la macroeconomía que a la sociedad. Ese crecimiento va a tardar en notarse en la calle, si es que llega a percibirse.
Otra cifra positiva: según el Instituto Nacional de Estadística, la Encuesta de Población Activa (EPA) en el mismo periodo habla de 39.500 empleos creados y 72.800 españoles que ya no figuran como parados. Sin embargo, aquí no se cuantifica la calidad de los empleos creados, que es claramente menor: los salarios bajan, se contratan temporales y se destruye trabajo fijo. Tampoco se especifica qué parte de esas casi setenta y tres mil personas que ya no buscan trabajo en España es porque han dejado el país o, directamente, han tirado la toalla.

De macro a micro

Empresa. Formación
Foto: Vacacion
La economía se rige por ciclos. Macro y microeconomía discurren paralelas, aunque no necesariamente al mismo tiempo: las cifras de una suelen augurar el futuro de la otra, con un margen de diferencia temporal. Estabilizar los datos económicos es un paso imprescindible para que haya una mejora en la economía real, que llegue a los ciudadanos y a las pymes, aumentando la confianza y el consumo.
Según explica Miguel de la Fuente, Decano del Colegio de Economistas de Asturias, «sin lugar a dudas, los datos macroeconómicos son mejores que los del año pasado. Ahora bien ¿esto se traduce en una mejora real en la economía? Yo creo que todavía no: el crecimiento es muy débil y no hay una disminución clara de las cifras de paro. Hay datos positivos, como el crecimiento del PIB o el aumento de las exportaciones, pero nuestra economía tiene problemas de fondo que hay que solucionar: por ejemplo, el aumento desmesurado de la deuda pública, o la reforma del sector financiero, que especialmente en el tema de las cajas de ahorros está cogida con alfileres».
El mayor peligro de recaída parece estar en el sector financiero. El rescate a la banca, tantas veces negado por el Gobierno de España, se vende hoy como un éxito. Los llamados ajustes han generado estabilidad -durante dos años en España se ha temido una vuelta a la peseta, o un corralito-, pero desde Europa se reclaman más cambios y el crédito no termina de llegar a las empresas.

Asturias frente a la crisis

La destrucción de empleo tardó en llegar a la región, con una economía no tan basada en el ladrillo, en comparación con otras comunidades españolas. Sin embargo, también parece que vamos a tardar más en salir de la crisis. Un reciente informe de Hispalink coloca a Asturias en la cola de la recuperación económica. De la Fuente lo explica así «La economía asturiana tiene una estructura particular, que hace que efectivamente entre más tarde en los ciclos de la economía, tanto en los decrecientes como en la salida de estas crisis.

Pese a los problemas y a la falta de diversificación, la industria en Asturias es una de las grandes fortalezas: sectores como el metal mecánico, químico, naval o, en otra línea, el sector agroalimentario.

El motivo fundamental es que nuestra industria, nuestra estructura productiva, se dedica a los productos intermedios: nosotros hacemos lingotes de acero, o aluminio, o zinc, pero no hacemos el producto final. En ese sentido, deberíamos potenciar la industria transformadora, que aporta un valor añadido a los productos y que es lo que falta en la región». Para este economista, el espejo donde mirarse no está lejos: «Esa industria transformadora es la que tienen en el País Vasco, que tiene actualmente un nivel de paro que no sobrepasa el 8%. Algo estarán haciendo bien, y ahí es donde tenemos que intentar ir».
Pese a los problemas y a la falta de diversificación, la industria en Asturias es una de las grandes fortalezas: sectores como el metal mecánico, químico, naval o, en otra línea, el sector agroalimentario. Otro punto a favor es la formación, donde los asturianos están por encima de la media estatal; en contra de este capital humano está el envejecimiento de la población, que influye negativamente en la tasa de actividad.
Empresa. Exportaciones

Exportación, el camino a seguir

Al bajar el consumo interior, la salida a otros países se presenta como una de las pocas opciones viables para la supervivencia de las empresas. Mucho se insiste en la internacionalización, y en ese sentido parece que Asturias está haciendo los deberes. Un estudio del RegioLab afirma que, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio y el Instituto Nacional de Estadística, el valor real de las exportaciones asturianas está ya próximo a los niveles previos al inicio de la crisis. En lo que llevamos de 2013, la estructura sectorial de los flujos se mantiene respecto a 2012 con fuerte predominio de las exportaciones de semifacturas e importaciones centradas en las materias primas, los productos energéticos y la semifactura.
Según Miguel de la Fuente, «En nuestra región están exportando unas mil setecientas pymes, que manejan unos volúmenes de más de tres mil millones de euros. Es una cifra muy importante, que busca compensar en cierta medida el problema tan enorme de no vender en el mercado interior». Prácticamente la mitad de las ventas asturianas realizadas al exterior en 2012 tuvieron como destino la eurozona y en torno a un quinto de las mismas se destinaron al continente americano.

El valor real de las exportaciones asturianas está ya próximo a los niveles previos al inicio de la crisis. Prácticamente la mitad de las ventas asturianas realizadas al exterior en 2012 tuvieron como destino la eurozona.

En la otra dirección, el capital extranjero está empezando a llegar a las empresas asturianas: «Es una noticia muy positiva, porque eso quiere decir que nuestra economía les merece confianza, y que tenemos una base tecnológica importante y atractiva. Es cierto que esas inversiones no son necesariamente para siempre, hay quien dice que las empresas pueden marcharse igual que pueden venir, pero ése es el juego en el que estamos en la globalización de la economía. Lo que tenemos que hacer es ser muy competitivos, dar confianza al inversor y tener una base tecnológica y un capital humano preparado».

Cuestión de confianza

En la práctica, la economía no es una simple cuestión de cifras, sino que tiene un componente psicológico importante. Estamos acostumbrados a oír conceptos como confianza en los mercados, margen de incertidumbre o pánico bursátil. Por lo tanto, no se trata sólo de los puros hechos contables, sino también de la percepción que la ciudadanía tiene de estas circunstancias. En el mercado interior, la confianza hace que el consumo repunte: el dinero circula de manera más fluida, el pequeño comercio revive y se desbloquea la contratación, al menos a un nivel básico. Eso, en un escenario ideal.
«Por supuesto, falta que el sector financiero abra el grifo de los créditos para las familias y pequeñas y medianas empresas, y eliminar la tremenda lacra de la cifra de paro que tenemos» -apostilla De la Fuente- «Pero sí es cierto que la economía tiene un componente psicológico importante, y el nivel de confianza es fundamental para estimular el consumo interno de las familias, con lo que supone de motor de crecimiento económico».

La formación de los trabajadores asturianos está por encima de la media nacional, algo que juega a favor de la región. También el alto valor tecnológico de muchas empresas.

Con este panorama, ¿es realista la cifra lanzada por el Ministro de Economía para el fin de la crisis? Montoro habla de 2014, y prácticamente todos los analistas dan por hecho que a partir del segundo semestre del año se empezará a ver más claramente un crecimiento económico, tanto en el país como en la región. Sin embargo, opina De la Fuente, «será un crecimiento muy débil, y aún así hay que intentar que sea muy continuado y que no haya ninguna recaída o retroceso. Yo creo que para los niveles de paro, que son nuestro principal problema, no notaremos un descenso importante hasta el 2015 o 2016».
En cualquier caso, se manejan dos certezas. La primera es que la crisis no va a durar siempre. Y la segunda es que, cuando acabe, no se va a volver a los niveles anteriores. Una vez superado el bache, habrá que ver el precio que se ha pagado, con un debilitado estado del bienestar y la pérdida de determinados derechos sociales que, previsiblemente, va a costar mucho recuperar.

Razones para el optimismoA favor:
• El fin de la recesión. Para empezar a salir del pozo es necesario dejar de hundirse en él.
• Para contrarrestar la bajada del consumo interior, las empresas han aumentado el volumen de exportaciones. Esto además las deja bien situadas en el mercado internacional para cuando vengan tiempos mejores.
En contra:
• No hay trabajo, y el que hay es de menor calidad. Más empleos temporales, menos empleos fijos y con peores condiciones y sueldos más bajos. Como consecuencia de esta bajada del poder adquisitivo el consumo no remonta.
• La deuda pública está disparada, pero también la de las familias y empresas. El crédito sigue cerrado, y muchos negocios, especialmente los más pequeños, han agotado hace tiempo su liquidez y su capacidad de resistencia.
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