Lector impenitente, escribidor ocasional, Teobaldo Antuña mira con lupa la sociedad para ponerse del lado de quienes la construyen, ni obispos ni banqueros ni generales, sino las personas que viven de su trabajo.
Los ocho detenidos en la 'operación pértiga', en libertad profesional, escribe Idoya Rey en El Comercio. Inmediatamente me pasa un correo Elena Fernández, destacando que es ésa la aspiración de cualquier trabajador, y más entre los sufridores y sufridoras de los medios de información. Pero no, mi gozo en un pozo, LNE solamente hablaba de libertad provisional.
Una familia bien conectada, el niño con los mini-auriculares empotrados, la madre y la abuela leyendo noticias en sus terminales telefónicos, '¡Mira, ya puedes casarte con un notario!'. Y con un registrador de la propiedad, y con un albañil, y con una estanquera, pienso yo; pero no, no me había enterado bien del asunto, que no estoy al día, '...puedes casarte y divorciarte delante de un notario, ¡mucho más rápido! Mira éstos, después de treinta años de casados se separan ante notario en tres minutos'. Tren de las ocho cincuenta y siete, línea El Entrego-Avilés.
Hemos cambiado de año; se lo recuerdo por si usted pertenece al gremio de los despistados, de esos que seguiremos escribiendo 2015 hasta febrero, aproximadamente. Ahora que se ha cumplido el centenario de la Teoría de la relatividad, que hemos rebasado la fecha mágica de 'Regreso al futuro', que hay nueva peli de la Guerra de las Galaxias, y que vuelve a hablarse de los viajes en el tiempo, es conveniente ajustar bien los dígitos, porque un error en el programa nos puede colocar en situación incómoda. Imagínese que está con la empanada y añade un cero, un simple e inocente cero, que a veces no vale nada, y nos coloca en 20015. Un problema, la verdad.
El mesón tiene nombre andaluz, pese a estar en León, en los límites del Húmedo. Entra un grupo de jóvenes asiáticas, ligeramente perdidas, preguntando por el albergue de peregrinos del Camino de Santiago; está al lado, es una de las dependencias del Convento de las Carbajalas.
Se lo juro, Doña Engracia, yo no he sido. Este titular no es de mi propiedad, sino del periódico de mayor circulación de Asturies; y si es el más leído será por algo, así que me doy por enterado del progreso entre la noble clase industrial patria.
Sembrar, regar, podar, desinfectar, esperar y recoger. Pero si las cultivadoras no saben su oficio mal nos va. Había escrito tiempo atrás acerca de una supuesta leyenda urbana de Esperanza Aguirre; una atenta redactora de esta revista, me hace llegar el testimonio que da fe de la metedura de pata de la entonces ministra del ramo, me remite a El Periscopio de Rosa María Artal, quien afirma '...los turistas vienen igual, encantados, a las sucias y desconchadas calles de Madrid, y la cultura es prescindible.
Todas los comercios se dedican a bombardearnos con el inicio del curso de los niños, aprovechando vamos a volver a pasar todos por el cole, particularmente políticos, futbolistas y comentaristas varios, porque hay cosas difíciles de digerir en los medios de comunicación.
'Yo soy más de San Lorenzo...' decía una devota en tertulia sobre santos y vírgenes; otra afirmaba ser más de Santa Gema, pero ésta tenía razones: '...como me crié en El Puente no se me olvidó nunca el 8 de agosto'.
'Pensaba ponerme serio en estas líneas' decía el primer borrador, pero el amigo Nietzsche, Don Friedrich, me desaconseja que use otra expresión. Lamenta que se diga 'ahora vamos en serio' para empezar a trabajar, como si la tarea cotidiana fuera una pesada carga que no permite la alegría; asegura que los que viven así llevan una vida bien penosa.
Uno amigo de esta columna, Miguel Ángel Fernández, estuvo a punto de tener un disgusto familiar por una opinión pedagógica. Invitado por el Ateneo Republicano de Asturias a un acto público en Gijón, criticó al ministro Wert por suprimir de las aulas la asignatura de Filosofía y colocar la Religión; 'quieren sustituir la Razón y la Ciencia por Cuentos y Leyendas', afirmó, y fue titular de prensa. La parte creyente de sus allegados no lo tomó de buena manera.