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viernes 11, octubre 2024

Puedes casarte con un notario

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Una familia bien conectada, el niño con los mini-auriculares empotrados, la madre y la abuela leyendo noticias en sus terminales telefónicos, ‘¡Mira, ya puedes casarte con un notario!’. Y con un registrador de la propiedad, y con un albañil, y con una estanquera, pienso yo; pero no, no me había enterado bien del asunto, que no estoy al día, ‘…puedes casarte y divorciarte delante de un notario, ¡mucho más rápido! Mira éstos, después de treinta años de casados se separan ante notario en tres minutos’. Tren de las ocho cincuenta y siete, línea El Entrego-Avilés.

Quizá no sea propio hablar de divorcios en el mes de San Valentín, pero en definitiva es lo que mantiene el ritmo, y lo que permite renovar plantillas, vean el ejemplo de Valencia, donde el PP se tiene que separar de su comisión ejecutiva en pleno, y miren que se querían, que hace unos días nos recordaban en la tele la declaración pública del mismo Mariano a Alfonso Rus, en plena campaña electoral. «¡Te quiero, Alfonso!» Me imagino que ahora, empitonado el Rus por la Guardia Civil por meter la mano en las arcas públicas (presuntamente) pasará a ser, como Bárcenas, «ese señor»; al igual que para mi amiga, la separada, su marido ha pasado a ser «el padre de mis hijas». Valentín tiene trabajo, el santo; debería buscar un método para que la gente que deja de quererse no pase a odiarse; un ejemplo de coexistencia pacífica es la foto de los carniceros divorciados, que me regalaron.


También anda en asuntos de tribunales una parte de la Familia Real, que ya se sabe como las malas compañías a veces descarrían a las personas de bien, y así Cristina se ha visto metida en un lío porque quería a su marido y se fiaba de él. Y no preguntaba, como la Mato, que le apareció un Jaguar (entiéndase como marca de vehículo de motor carísimo, no como felino salvaje) en la cochera y no le dio por preguntar a su hombre si le había tocado en la rifa de la parroquia. Cosas de enamorados.

Siguiendo las informaciones que al respecto llegaban de Palma, leo al reportero Miguel Vicens, «…la primera mujer de la familia real española con estudios superiores, y el jugador de balonmano vasco que había formado parte del mejor quinteto de la historia del F.C. Barcelona, entrenado por Valerio Rivera». Y fue ahí cuando caí en la cuenta de las hazañas de tal equipo, ¡un quinteto! Un quinteto cuando en balonmano se juega con siete, ¡y eso que Urdangarín no era del mismo Bilbao! Así nos ha pasado en la reciente final europea, claro; mientras España, aún contando con Valerio Rivera hijo, máximo realizador y con Raúl Entrerríos, mejor jugador del torneo, jugaba con cinco, los alemanes, además de ser más grandes, tenían dos efectivos a mayores. Mira, aún así plata. Milagros deportivos.

Milagros deportivos que deberían subir a los altares. Por fin mi campaña ha empezado a dar resultados y personas sesudas apoyan mis propuestas de cambios en el santoral oficial, para adaptarlo a los tiempos que corren. En enero se conmemora a Sant Ramón de Penyafort, socio fundador de la Orden de la Merced; fue confesor del rey Jaume Primer, el Conqueridor, pero ya se sabe que amores y odios están separados por delgada línea, y ser confesor real tiene sus peligros; de hecho el rey en Jaume tenía sus más y sus menos con la jerarquía eclesiástica porque era particularmente cariñoso con las señoras. Es el caso que andaban ambos por Mallorca y tuvieron una seria bronca teológica; Raimundo decidió regresar a Barcelona y el monarca no sólo se lo prohibió, sino que amenazó de muerte a quien le prestara un barco. Ni corto ni perezoso el mercedario agarró su mantón, lo dobló con maña, le puso un palo a modo de mástil y de esta guisa atravesó la mar salada hasta su casa. Para escarnio de Transmediterránea debo señalar que las crónicas aseguran que pasó en seis horas, cuando el ferry Palma-Barcelona tarda doce. Pues bien, haciendo caso a mis propuestas anteriores, Felipe Munar i Munar, cuenta a su manera en Diario de Mallorca esta increíble hazaña, explica que es por ella el de Penyafort adorado por las gentes del mar y remata: «Diuen que ha estat el primer windsurfista reconegut, i per aixó el tenen per patró» (Dicen que ha sido el primer windsurfista reconocido, y por eso lo tienen por patrón).

He tenido que pasarme un par de semanas de cama, «un proceso viral» me dijo la médica, un fuera de combate me decía yo, porque no avanzaba; y eso que me tomaba unas pastillas así de gordas de ácido clavulánico, que no sé lo que es, pero tiene un nombre como para impresionar a cualquier virus medianamente razonable. Como el cuerpo exigía cama me di al vicio solitario, (la lectura), y saqué unas cosas de Baruch Spinoza que esperaban turno hace semanas. Un tipo interesante, si bien obscuro de leer; tanto que algunas de sus tesis son aún discutidas por sesudos filósofos. Procedía de una familia hebrea que huyó de los Reyes Católicos a Portugal y desde allí del rey Manuel a Amsterdam; la comunidad rabínica le excomulgó por hereje, que ya es el colmo de la persecución. En el libro «La Filosofía al modo geométrico» Joan Solé intenta acercarnos a la figura de este hombre tan humilde que rechazó prebendas oficiales, y vivió y murió de su trabajo, pulidor de lentes; falleció joven, porque ya se sabe que el vidrio ataraza los pulmones. Consideraba que la Ética debía estar supeditada al supremo bien de la felicidad humana; por eso creo que me perdonará traerlo por los pelos, gracias a una pequeña pifia de la edición, que nos hace sonreír. «Como puede advertirse, Spinoza observa un relativo optimismo antropológico que no todo el mundo comparte, en especial el filósofo inglés Thomas Hobbes (que tanto influyó en Spinoza en otros aspectos), autor de la máxima ‘El lobo es un lobo para el hombre». ¡Pues sí!

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