Ese rollo de llevar algo único siempre me ha fascinado, y me ha tenido enganchada desde guaja. Cortando y pintando camisetas, poniendo tachuelas a todo… La energía que desprendes cuando llevas algo que solo tú tienes no lo superaban ni las Barbies más modernas. Viví mucho tiempo fuera, y da igual donde estuviera, siempre iba acompañada por mis fieles compañeros de viaje: el arte y la creatividad. Son para mí un poco así como la playa paradisiaca donde recargar pilas, pero también la cuerda a la que me agarro cuando caigo.
Hace unos años me encontré entrando en una nueva fase creativa. Con las olas de fondo, e inspirada en el graffiti, el arte callejero y la ilustración, me puse a explorar nuevas cositas en mi sketchbook. Los dibujos que surgieron me despertaron algo tan liberador y divertido que sentí una tremenda urgencia de llevarlos puestos; me moría de ganas de contagiar esas sensaciones. ¿Y qué mejor manera de que se vean? El bordado apareció así como el primer medio para dar vida y sentido a mis dibujos. Así que me puse a bordar sobre mi ropa, la de mi chico, y después la de mis colegas.
El caso es que necesitaba más lienzos andantes. Me dejé llevar por estas sensaciones tan guays, y comencé a desarrollar ideas. Claro, necesitaba un nombre; un alter ego, supongo. Billy, sí, de Billy El Niño. Billy Loborda surge como un deseo irremediable de ir por libre, es un poco rebelde e irreverente y va por la vida coleccionando buen rollo y gente molona.
En mis diseños quiero reivindicar el juego y la espontaneidad, la ironía, y hasta lo absurdo. Diría que son meros recordatorios: no tomarnos la vida demasiado en serio, y ya que estamos, paremos a saborearla un poquito más. Otra forma de rebeldía, ¡vaya!
Bordo a mano porque me lo pide el cuerpo. Ver cómo van saliendo formas y colores sobre la tela, palpar su relieve ¡es tan satisfactorio! Dentro de mis colecciones bordadas hay un poquito de todo, camisetas, sudaderas, camisas, gorras. También me gusta transformar prendas que ya están en nuestro armario. Con tan solo un pequeño bordado, una camisa lisa adquiere otra energía totalmente diferente; cuenta una nueva historia. Eso sí, hago una única unidad por diseño.
Cuando se trata de plasmar diseños más locos utilizo la impresión digital. Me permite ahondar en mis dibujos y cargar el diseño con miles de detalles, colores de fondo, mezcla de trazos, superposiciones, ¡más juego si cabe! Así que, de vez en cuando, saco una tirada de camisetas o sudaderas en edición limitada. Soy fiel a esa magia propia de colecciones pequeñas y únicas, por lo que son tiradas de pocas unidades y que tampoco se repiten.
Finalmente, pero no menos importante, creo firmemente en una vida con menos químicos tóxicos, por eso trabajo con materiales sostenibles cómo algodón orgánico, y con prendas que lleven el sello FAIR WEAR, que garantizan unas condiciones de trabajo justas para quienes las fabrican. Lo que llevamos afecta directamente a nuestro entorno, y viceversa.
Me despido. Gracias por haber llegado hasta aquí. Por cierto, mi nombre es Eva y mi cómplice, Emi, que hace las veces de modelo, fotógrafo, ojos frescos y cheerleader.
Saca el Billy que llevas dentro.