Tras año y medio de una legislatura marcada por una fuerte deuda anterior, y por los más recientes recortes en los presupuestos generales, el Alcalde de Caso, Tomás Cueria, no renuncia a determinados proyectos, poniendo especial énfasis en la promoción turística del concejo.
Una de sus preocupaciones es dignificar el trabajo de los vecinos en la conservación del entorno, y reivindicarlos como ciudadanos de pleno derecho: «No por estar en zona rural tenemos derecho a menos cosas».
-¿Cuáles son los problemas concretos del Ayuntamiento y cómo los están abordando?
-El problema básico viene de los recortes. Concretamente en el apartado turístico había unas partidas habilitadas para contratar personal y poder mantener determinadas infraestructuras abiertas, especialmente el Museo de la Apicultura en Tanes, y el Museo de la Madera en Veneros. Esas partidas ya no existen, estamos pendientes de si se reeditan los planes de empleo porque el Ayuntamiento no dispone de medios propios para contratar personal, y hora mismo nos es imposible abrir en un horario ininterrumpido, así que estamos atendiendo a los visitantes con previa cita.
«Caso tiene el 80% del terreno del Parque Natural, y eso es un atractivo en sí mismo»
-Sin obviar los problemas económicos, el mayor atractivo turístico en Caso viene dado por el entorno, el propio Parque Natural de Redes. ¿Qué expectativas hay para esta temporada?
-Efectivamente, Caso tiene el 80% del terreno del Parque, y eso es un atractivo en sí mismo. Las expectativas son buenas, aunque los últimos datos que manejamos indican que el turismo descendió el año pasado, y en eso sí influyen los equipamientos. Los de competencia municipal difícilmente se pueden mantener, y los que son competencia del Principado -la Casa del Agua en Sobrescobio y el Museo del Urogallo en Caso- están cerrados también, y eso es un freno. También está pendiente el Parador de Brañagallones, que está en el corazón de Redes y tenía que ser el referente del Parque. Necesitamos que todos estos recursos se pongan en marcha para el turismo, pero también porque esto también es calidad de vida para los propios vecinos del concejo.
-Se han iniciado trámites para declarar la Iglesia de Santa Cruz la Real de Caleao como Bien de Interés Cultural, así como la Capilla de los Dolores, en Nieves. ¿En qué estado está este proceso?
-Desde luego es muy importante que se catalogue todo este patrimonio, que ya tiene cierta antigüedad y por lo tanto un valor importante. El problema aquí es que se habla de ampliar la protección a todo el núcleo rural, y eso supone que si los vecinos quieren hacer algún tipo de obra o rehabilitar alguna vivienda, van a tener que hacer frente a muchos más trámites. Hay que pensar que vivimos en una zona con muchas restricciones, al ser Parque Natural y Reserva de la Biosfera, y cada actividad requiere mucha burocracia, a veces muy farragosa, y eso en cierto modo termina frenando el progreso de los propios vecinos. És un equilibrio complicado, porque hay que proteger el entorno, pero también hay que permitir que la gente pueda vivir.
«Se están quitando los recursos en las zonas que más los necesitan»
-¿Los recortes añaden más dificultad a vivir en una zona rural?
-Vivir aquí es muy gratificante, porque estás en un entorno natural, pero también es duro porque tienes todos los recursos mucho más lejos, y hacen falta ayudas, y poner en valor determinados recursos ya sea turísticos o ganaderos, como la vaca casina… Hacen falta políticas de empleo y hay que apostar por el medio, si no luego no se pueden querer productos ecológicos, ni venir a ver paisajes maravillosos. Un ejemplo de lo que no puede ser: los vecinos de Caso, un concejo claramente ganadero, tienen que desplazarse a Laviana al veterinario. Cada vez que hay un recorte lo notamos: nos han quitado el cuartel de la Guardia Civil, quieren eliminar dos aulas del colegio, siempre está en cuestión que los centros de salud son muy costosos…, pero si no somos capaces de mantener a la gente aquí, esto es insostenible. Por ejemplo, Caso es una reserva estratégica de agua de consumo, y esa reserva está ahí porque los vecinos están haciendo un esfuerzo para cuidarla. Hay que valorar todo ese trabajo, la gente necesita también sentirse un poco reconocida.