Con razón, la capital del Principado encabeza el ranking de turismo en Asturias. La ciudad que inspiró a Clarín para escribir La Regenta mantiene sus aires decimonónicos al tiempo que ofrece modernidad y mucha, mucha cultura. Y este mes, además, las fiestas de San Mateo.
Pasear por las estrechas callejuelas del casco histórico ovetense permite al visitante retrotraerse en el tiempo, ya que el indudable sabor medieval de su trazado recuerda que la antigua Ovetum fue un día capital del Reino de España. Hoy en día, esta ciudad de 200.000 habitantes sigue siendo igualmente atractiva para quien busque las huellas de la historia en un viaje por el patrimonio prerrománico, o en un recorrido por las numerosas e históricas plazas. Muchas de ellas son escaparate de arte, pues Oviedo es también la ciudad de las esculturas, algunas tan célebres como el Viajero, la Regenta o la de Woody Allen, esta última erigida en la calle Milicias Nacionales en agradecimiento al actor y director de cine por su amable consideración hacia la capital del Principado. Y es que, como bien dijo el cineasta, «Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera… Oviedo es como un cuento de hadas».
La versión en bronce de Woody Allen es un motivo más para las fotos de los turistas, que llevan en su cámara lo mejor de una ciudad dispuesta a ser retratada. La catedral, cuya torre en estilo gótico flamígero se eleva majestuosa por encima de las edificaciones, es otra de las postales siempre presentes en el recuerdo gráfico del visitante. Por eso, en sus inmediaciones se entremezclan los turistas ávidos de cultura, los curiosos y los peregrinos en su camino a Santiago. El conjunto catedralicio tampoco defrauda a quien se adentra en su interior, visitando el rincón que probablemente suscita más interés: la Cámara Santa que alberga reliquias como la Cruz de la Victoria o el Santo Sudario.
Además de su interés monumental, la ruta por el casco histórico invita a degustar la emblemática sidra y la gastronomía tradicional asturiana.
El prerrománico asturiano tiene importantes embajadores en tierras ovetenses, declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. A poca distancia del casco histórico, en el barrio de Pumarín, se encuentra la Basílica de San Julián de los Prados, también conocida como Santullano. Si además de apreciar el arte en piedra se quiere disfrutar de una vista excepcional de la ciudad de Oviedo, lo ideal es subir al cercano monte Naranco donde se encuentran otras de las dos joyas del arte ramirense: las iglesias de Santa María y San Miguel de Lillo, ambas de pequeño tamaño pero de una belleza singular. Monte arriba, en la cima se encuentra una zona recreativa con merenderos y parques para niños, y uno de los símbolos de Oviedo: el monumento del Sagrado Corazón de Jesús. Se trata de una gigantesca escultura del año 1950, que refleja la figura de Jesús con los brazos abiertos en un simbólico abrazo a la ciudad. Desde este punto es posible emprender distintas rutas, como la conocida «pista finlandesa» que en dos kilómetros une la cima del monte y el barrio de Ciudad Naranco.
De plaza en plaza
El entramado de plazas en torno a las que se articula el casco histórico permite disfrutar no sólo de bellos paisajes urbanos, sino también degustar la inevitable sidra y la gastronomía que caracteriza a la región asturiana. En la plaza de la Catedral o de Alfonso II el Casto se encuentran la estatua de La Regenta y los palacios de Valdecarzana y de la Rúa; la plaza del Paraguas, antiguo mercado de la leche, tiene hoy un paraguas de hormigón en el centro; la plaza porticada del Fontán comparte el nombre con el cercano mercado tradicional; junto a ella, la de Daoiz y Velarde que acoge los jueves y domingos un gran mercado semanal; la pequeña plaza de Trascorrales albergan tres conocidas esculturas. Y no se puede olvidar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, la plaza de la Escandalera, atractiva por su proximidad a la calle Uría, arteria principal y lugar de comercios, y el parque del Campo San Francisco, pulmón verde en pleno centro de Oviedo. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo