El Palacio Gamoneda acoge una exposición permanente dedicada a uno de los hijos más ilustres de Valdés: Severo Ochoa, ganador en 1959 del Premio Nobel de Medicina. Un repaso a su vida y sus importantes logros científicos.
Severo Ochoa nació en 1905 en Luarca, y el permanente contacto con la naturaleza que tuvo de niño despertó en él un temprano interés por la ciencia. Puesto que entonces no existía la carrera de Biología, estudió Medicina en Madrid e incluso trabajó un verano en el Laboratorio de Fisiología de Glasgow, mano a mano con el prestigioso director del centro, Noel Paton.
La mayor parte de su trabajo se desarrolló en EEUU, y a partir de los treinta años Severo Ochoa se convirtió en un reconocido científico que vió recompensado su esfuerzo con la concesión del Nobel de Fisiología o Medicina, compartido con el bioquímico estadounidense Kornberg. Con él se premiaba su descubrimiento de la enzima Polinucleótido fosforilasa, gracias a la cual pudo sintetizar en un tubo de ensayo el ácido ribonucleico (RNA).
Cada año el Ayuntamiento de Valdés junto a otras instituciones, organiza en su honor la Semana de la Ciencia, que dirige su discípula Margarita Salas, y reúne a los más afamados científicos del país en la villa blanca. Sin embargo, estaba pendiente la apertura de un museo o instalación similar que recordase a Severo Ochoa todos los días del año. Así que con el apoyo de los valdesanos por fin ha visto la luz la Exposición Permanente Severo Ochoa, donde a través de grandes paneles, fotografías, audiovisuales y proyecciones se recuerda la vida personal del científico y también de su mujer, Carmen, cuyo apoyo fue fundamental para Severo en su carrera. La recreación del escritorio en el que trabajaba, el birrete obtenido en el acto de investidura como Doctor Honoris Causa en la Universidad de Valladolid y otros objetos, ayudan a meterse en la piel del personaje y la persona. Aunque sin duda lo más impactante de la muestra es el vídeo donde se escucha su voz, lo que aporta humanidad a la muestra.
Con esta exposición se da otro paso más hacia el reconocimiento que merece el científico luarqués, y se suma a la plaza y el instituto bautizados con el nombre de “Carmen y Severo Ochoa”, la Semana de la Ciencia, y los Premios “Severo Ochoa” para el alumnado con mejor expediente académico. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo