Luarca se crece durante la celebración de la Semana Santa. El corazón del concejo valdesano alberga uno de los festejos religiosos más sentidos del occidente asturiano.
El pasado mes de abril de 2015 más de 2200 personas pasaron por la Oficina de Turismo de Luarca, la capital valdesana, pidiendo información sobre el concejo. Muchas de ellas llegaron atraídas por un evento que en esta localidad no deja a nadie indiferente: la Semana Santa. La celebración es para muchos fuente de espiritualidad, y de la solemnidad con la que los vecinos participan de ella hablan los años de lista de espera que hay para ser costalero, por ejemplo en la procesión del Nazareno, la más multitudinaria.
Para otros, estas fechas vacacionales que en este 2016 coinciden con la penúltima semana de marzo, son la excusa perfecta para disfrutar de un tiempo de ocio en un bonito rincón de la costa asturiana. Las cifras de ocupación turística no dejan lugar a dudas, y por unos u otros motivos la localidad luarquesa puede llegar a cuatriplicar su población. Evelio Sánchez, presidente de la Asociación de Turismo Luarca-Valdés añade que en estas fechas “las plazas hoteleras y en casas rurales están prácticamente ocupadas al 100%. Además de venir gente de toda Asturias nos visitan de toda la mitad norte del país, Madrid, Valladolid, Cantabria, Bilbao, Galicia…”
Luarca, también conocida como la Villa Blanca por el conjunto blanquecino que confieren las pequeñas casas de pescadores, se lleva gran parte de la atención del turismo. “A la gente que viene de fuera les encanta, les parece muy guapa y es lo primero que hay que potenciar turísticamente porque los viajeros lo que hacen en primer lugar es escoger el destino de Asturias al que quieren ir, luego seleccionan el alojamiento y a partir de ahí, conocen la villa y según el tiempo del que dispongan se mueven por la zona”.
Durante la Semana Santa la villa de Luarca cuadriplica su población habitual.
La villa ha crecido acompañando a la serpenteante desembocadura del río Negro, y su puerto pesquero es un centro de actividad en el que se entrecruzan marineros y turistas, y sin duda el primer lugar a conocer una vez que se aterriza en la localidad. La gran tradición marinera y la existencia de una lonja que surte de marisco y pescados a diario facilita que la gastronomía valdesana se fundamente en este tipo de productos. Sánchez, que regenta un negocio de restauración a pocos kilómetros de Luarca explica que, entre otras cosas, tienen mucha salida los llamados platos de cuchara, como el potaje asturiano o las fabes con marisco o almejas. “Tenemos las ventajas de tener muy buena materia prima, con producto fresco del Cantábrico y fabas de la zona”
Entre los referentes turísticos del municipio se encuentran los jardines de la Fonte Baixa, en Luarca. Podría decirse que es el segundo mayor botánico privado de España y alberga cientos de variedades de plantas procedentes de diferentes partes del mundo. “Se les conoce como los jardines de Panrico, explica Evelio, y vienen muchas excursiones a verlos”.
Las instalaciones del Cepesma en La Mata, a cuatro kilómetros de Luarca, es otra de las escapadas más frecuentes. Se conocen como el Parque de la Vida, un área de divulgación científica que propone varios recorridos didácticos de contenido medioambiental. A la vez es sede del Centro de Recuperación de Especies del Cepesma y alberga algunas especies exóticas que han sido abandonadas por sus dueños, así que la visita resulta de lo más atractiva para niños y mayores, que si lo desean pueden participar en actividades como el manejo de serpientes u otros animales.
Valdés, con su población principal Luarca a pie de mar y una línea de costa surcada de playas y acantilados, es uno de los paisajes más cotizados del llamado paraíso natural de Asturias. Resaltan en su franja costera enclaves como Cabo Busto o la Reserva Natural parcial de Barayo, ambos amparados bajo figuras de protección. En realidad, casi dos terceras partes de la geografía valdesana (352 km²) son espacios protegidos. El Monumento Natural de las Hoces del Esva, o el río Negro son también actores protagonistas en esta relación de lugares reconocidos por su valor paisajístico y ecológico. Y estos últimos se adentran en el interior del concejo demostrando que Valdés es mucho más que una costa con bellas postales.
Una visita a la montaña valdesana
Las brañas vaqueiras, habitadas antaño por el grupo étnico de los vaqueiros de alzada, son uno de los paisajes característicos del monte valdesano, siendo Aristébano la más popular por ser el escenario de un importante Festival Vaqueiro, pero hay muchas otras interesantes para conocer como Busmarzo, Lendepeña, Silvamayor, etc.
Y si lo que se desea es empaparse de las tradiciones populares existe una fórmula original que ofrecen los vecinos del pequeño pueblo de Belén en la parroquia de La Montaña. Situada en la parte suroccidental del concejo la parroquia está ubicada, como su nombre indica, en zona montañosa, y seis de los veintiséis pueblos que la conforman son brañas. Para dar a conocer este bello entorno y dinamizar la vida en esta zona rural la Asociación de Vecinos ‘Virgen de Belén’ ofrece alojamiento en las antiguas escuelas, rehabilitadas como albergue y equipadas con veintidós camas-litera, cinco baños, cocina equipada, sala de estar, un salón de 100 m², etc. Esther García, presidenta del colectivo, explica que la iniciativa es sin ánimo de lucro: “quien quiere da un donativo para limpieza y mantenimiento de las instalaciones, porque nuestro objetivo principal es dinamizar la parroquia, que la gente venga a conocer el pueblo y su entorno”. Desde la Asociación de Vecinos emprenden muchas actividades encaminadas a recuperar tradiciones y cuidar el entorno y no dudan en compartirlas con el visitante.
Los vecinos de Belén de La Montaña ofrecen alojamiento gratuito en las instalaciones de su albergue.
El albergue se inauguró hace aproximadamente dos años y su mayor ocupación coincide con los actos festivos que se celebran en la parroquia. “En fin de año vinieron familias con niños a celebrarlo aquí. Luego durante el resto del año se celebran en la parroquia eventos como el amagüesto, el antroido y fiestas como las del Salvador, el Corpus o las de Belén que atraen a vecinos que ahora están viviendo fuera y de esta forma pueden participar con nosotros. También vienen de fuera de Asturias, por citar un ejemplo hay un grupo de Getafe que ya es habitual y que nos elige cada año para tener aquí un seminario”.
Para el visitante que se aloje en La Montaña se le abren varias posibilidades, desde visitar vaquerías cercanas, conocer un molino que todavía se encuentra en funcionamiento o realizar alguna ruta de senderismo, como la que conduce al pico Capiella Martín. Lo mejor de todo es que siempre contará con el asesoramiento y la ayuda de los vecinos del lugar, dispuestos a mostrar un terrritorio del que se sienten orgullosos.