Busquemos el origen de la carrera más populosa del mundo y la más popular de España, de cualquier Comunidad y de muchísimas poblaciones.
Se remonta 99 años atrás, casi un siglo que cumplirá en el día de San Silvestre de este año, en São Paulo (Brasil), cuando a un periodista de La Gaceta – Cásper Líbero – le dio por crear una carrera nocturna similar a aquellas “lamparodromías” atenienses cuando celebraban los Misterios de Eleusis y venían desde aquel santuario (Deméter) hasta la Acrópolis, por la Vía Sacra de las Panatenaicas que atraviesa el barrio del Cerámico. Había otra carrera en París, de características más “griegas”, portando antorchas y en el día de Año Nuevo.
Pero para centrarnos en São Paulo, la primera Carrera Internacional de San Silvestre de São Paulo comenzó a las 23.40 horas del 31 de diciembre de 1925 y terminó en la madrugada del 1 de enero de 1926.
¿Quién le da el nombre a la carrera?: Silvestre fue un señor que era el Papa de Roma cuando Constantino dijo: ¡¡A partir de ahora, todos cristianos!!, como dando el disparo de salida para que dejaran de perseguir a los creyentes de aquella nueva religión llegada desde Palestina –que eran muy tocagüebos– y para que éstos empezaran a perseguir a todos los herejes –el resto de los habitantes del mundo– y a robarles edificios, dinerillos, tierras y hasta la honra. El tal Silvestre existió en la realidad y hasta se sabe el nombre de su padre –Justo, un presbítero romano– pero no el de su madre.
La distancia varía mucho de una ciudad a otra. La original, la de São Paulo, mide 15 kilómetros y la más numerosa del mundo, la de Madrid, 10 km bastante llanos, pero no aptos para batir récords oficialmente debido a los 57 metros de diferencia en altitud entre salida y meta. Creada en 1964, el promotor deportivo gallego Antonio Sabugueiro la denominó San Silvestre Vallecana —originalmente llamada Gran Premio de Vallecas, que entraba en su estadio de fútbol—, y que se ha convertido en la más multitudinaria de todas las carreras de Nochevieja que se celebran en España. Luego, la distancia se establece a discreción de cada organizador y cada ciudad.
No fue la primera de España, ese título lo ostenta la de Galdácano, creada en 1961 (así como quien no quiere, para suspenderse y volver a reanudarse en el 73). Actualmente, por lógica y estadística, en España se celebran alrededor de 2000 carreras de San Silvestre, casi todas festivaleras donde correr, lo que se dice correr, no todos lo hacen de principio a fin. Pero sí un buen porcentaje, más del 60% que, siendo también todo tipo de deportistas, aprovechan la carrera del pueblo para cambiar de calzado, de pantaloncillos o mallas, de camiseta y echarse a la calle, sin otro ánimo que participar en una carrera con amigos y compañeros de fútbol, de gimnasio, de ballet o de lo que sea.
Una de las más antiguas de España es la de Gijón, 55 años la contemplan, organizada en un principio por un buen jugador de balonmano, una buenísima persona: Pericles, D. José Manuel Pérez. Creo que la sigue en antigüedad la de Oviedo, Avilés, Langreo y Mieres y después el caos imparable, todo el mundo quiere una y creo que hay unas cincuenta en total.
Unos se visten de payasetes y otros se cargan una mochila al hombro, empujan un carrito cargando con su hijo, inconscientemente; se disfrazan de Spiderman o corren con madreñas o zapatos de tacón para mayor heroicidad. En un pueblo canario corren hacia atrás, y en uno de Valencia lo hacen en ropa interior, pero todos corren, que de eso se trata la “carrera”, de correr.
Para caminar pueden ir al parque del pueblo o al paseo fluvial o alrededor de la farola frente a su casa o montar una caminata especial cualquier otro día. Meterse en una carrera por hacer número o caminar de principio a fin, no tiene mucho sentido. ¿Qué diríamos si en una pista de atletismo, durante los entrenamientos, un grupo de personas entran y se ponen a caminar? ¿No hay otro sitio?
Pero bueno, que cada cual haga lo que le venga en gana y a otra cosa.