Asturias sabe

La cultura de un pueblo se gesta a fuego lento, inspirada en el movimiento fluido de las generaciones sucediéndose y superponiéndose a través de los siglos, compartiendo experiencia y transmitiéndose sus conocimientos.
Así, con la naturalidad que impone el paso del tiempo se ha ido formando y consolidando la identidad de Asturias, sustentada por unos valores sólidos que nos unen como pueblo sin distanciarnos de otros pueblos, y también condicionada por la omnipresencia de una naturaleza, privilegiada, agreste y generosa, que sigue teniendo un protagonismo fundamental en el devenir cotidiano de esta región. Esta combinación fabulosa sucede en Asturias.
Y es que hay algo importante que no hemos perdido. Aunque las villas prosperan y las ciudades crecen, la vida interior de los asturianos gira en torno al pueblo, las raíces, las tradiciones. No importa que el vértigo de los tiempos obligue, a veces, a vivir a una velocidad que hace difícil contemplar el paisaje; lo cierto es que no hemos dejado de lado aquello que nos une a lo importante, esto es: la tierra, los ciclos naturales, la climatología, los ritmos de las estaciones. El asturiano más urbano tiene en algún rincón de esta tierra un lugar al que regresar, el pueblo donde fue criado o donde pasó los veranos, donde se celebra la matanza o se va a la hierba, donde se comen tomates de huerta y se prepara el pote en la cocina de carbón, donde se detiene el reloj cuando toca conversar y donde se puede, una vez más, dejar que la vista se pierda entre las montañas, recorra los valles o se adentre en el mar. Ese es nuestro privilegio: calidad de vida.
Asturias es pequeña y grande. Pequeña para recorrerla buscando el paisaje que mejor se adapte al espíritu, para conocerla en profundidad, para caminarla, olerla, saborearla, amarla. Y grande para crecer, para modernizarse, para abrirse al mundo y a los mercados globales
Caminar por el siglo XXI sin dejar de lado nuestra identidad y nuestras raíces es un logro del que podemos sentirnos orgullosos. Por eso, desde Fusión Asturias hemos querido hacer un pequeño homenaje a una forma de conocimiento antiguo y profundo, enraizado en la cercanía al mundo natural y a sus leyes. Los refranes que aparecerán salpicando nuestras páginas son un guiño entrañable a la sencillez de lo nuestro. Responden a una intención sencilla: resumir y transmitir la experiencia en una frasecilla o un verso. La frase justa en el momento exacto, sea sobre el clima o el carácter, la cosecha o las relaciones humanas.
Estamos convencidos de que las sociedades con futuro han de saber mantener un contacto fluido entre el pasado y el presente, el dinamismo y la serenidad, el avance y la herencia. Es la forma de que las bases se asienten con solidez mientras se proyectan las nuevas ideas.
Y eso, aquí, lo sabemos hacer.
Asturias sabe combinar el crecimiento con la conservación; la modernización con el desarrollo sostenible.
Asturias sabe mantenerse a flote. Si el viento sopla a favor, aprovechando la bonanza para desarrollarse como una sociedad madura y crítica. Y si vienen malas, consolidándose como pueblo unido y solidario tanto con los suyos como con los de fuera.
Quizá alguien pudiera decir que alguna cosa no es tal como aquí se ha descrito, bien sea por exceso o por defecto. Hagamos entonces que estas líneas valgan como afirmación de lo que queremos, de lo que proyectamos y de lo que esperamos ser.
Al fin y al cabo es Navidad. Es tiempo de sueños.