Decía Einstein que la vida era como montar en bicicleta: para conservar el equilibrio uno debe mantenerse siempre en movimiento. Recordaba el genio que, precisamente, estaba pedaleando cuando conectó con las primeras ideas de lo que luego sería su célebre Teoría de la Relatividad.
Esa humilde bicicleta que le ayudó a elevarse a lo más alto es la misma que nos acompañó en nuestra infancia, aportándonos mil y una experiencias que aún hoy recordamos; la misma que cogemos al menos para dar una vuelta y regresar como nuevos, o la que nos mantiene atentos al televisor para ver cómo unos cuantos ‘locos’ se retan a sí mismos en hazañas impensables. ¿Qué nos aportan estas dos ruedas? No solo un beneficio físico: varios estudios coinciden en señalar que también ayuda a mejorar la forma en la que el cerebro trabaja, hace a la mente más ágil, mejora la capacidad de atención e incrementa la memoria y el aprendizaje. ¡Estamos pues de enhorabuena!
La práctica de este deporte ha crecido de forma exponencial en Asturias en todas sus vertientes y es que aquí, además de mucha afición, tenemos tradición, puertos simbólicos, paisajes impresionantes para recorrer, buen clima en todas las estaciones del año y muchos más recursos asociados al ciclismo. También es, por supuesto, uno de los factores básicos a la hora de afrontar soluciones de movilidad sostenible. Varios ayuntamientos de la región vuelcan sus esfuerzos en utilizar esta actividad como un vector de desarrollo donde conjugar paisaje, deporte, turismo, experiencias y esfuerzo personal. Hay apuestas muy interesantes que en este número damos a conocer.
Nos dicen que la bici no es algo pasajero sino que ha venido para quedarse, se trata de un cambio cultural en proceso que cuenta cada vez con más adeptos. El cicloturismo -utilización de la bici para el ocio con independencia del tiempo invertido- se extiende cada vez más. No hay más que ver cómo crecen los kilómetros de los carriles-bici, los aparcamientos y el alquiler de bicicletas en las ciudades; también aumenta el número de ciclistas -en grupo o solos- que circulan por carretera o rutas de BTT donde poder disfrutar de paisajes maravillosos en plena naturaleza; o peregrinos del Camino de Santiago que a través de los distintos itinerarios circulan cargados con sus alforjas llenas de historias. La bici es fácil de usar, cómoda, rápida, no tiene tope de edad, funciona con la energía de nuestras propias piernas y puede aportarnos tantas experiencias como queramos, no tiene límites.