En un momento en el que la ciudadanía se muestra especialmente “indignada” con las bases mismas del sistema, partidos con amplia trayectoria como Izquierda Unida y otros de más reciente creación tratan de romper la solidez tradicional de bipartidismo que domina la escena política española.
El asturiano Gaspar Llamazares, que había llegado a anunciar su intención de abandonar la vida política, decidió recientemente retomar la actividad y encabeza la lista de IU por Asturias para el 20-N: “Irme en un momento tan delicado era poco menos que una deserción”.
Ilusionado por la inyección renovadora que está suponiendo para la sociedad española la aparición de movimientos reivindicativos en torno al 15-M, Gaspar Llamazares retoma su llamada a hacer frente a los mercados, defendiendo las conquistas sociales y renovando la democracia.
-Tras las últimas elecciones generales hizo pública su intención de abandonar la vida política, y sin embargo encabeza la lista de IU por Asturias para el 20-N. ¿Qué es lo que le ha hecho cambiar de idea?
-Dos cosas: primero una reflexión personal, y luego una petición por parte de mis compañeros, que me decían que irme en un momento tan delicado como éste era poco menos que una deserción. También a lo largo de este periodo me he ido recuperando desde el punto de vista político, ha sido una especie de cura de trabajo para distanciarme de los conflictos internos. Y por otra parte he ido superando esa sensación de aislamiento que tenía en la primera legislatura, con un solo compañero en el Congreso de los Diputados, fundamentalmente por el movimiento social que ha surgido: una parte del movimiento sindical frente a la reforma laboral y por el otro lado el movimiento 15-M y Democracia Real Ya, que yo creo que ha cambiado totalmente la situación social y política del país.
-¿Cuál es su valoración del movimiento 15-M y qué ha extraído de él?
-Creo que es un proceso de regeneración democrática frente al golpe del mercado, que en estos momentos se extiende como la peste por prácticamente todo el globo terráqueo. Por una parte el resurgimiento democrático en el mundo árabe y más tarde este tipo de movimientos tanto en Europa como en Estados Unidos, demuestran que hay un potencial en la sociedad civil para parar este golpe. Creo que eso es lo que está hoy encima de la mesa: una resistencia a la imposición de los mercados, una defensa del estado social y de derecho, y una voluntad de profundizar en la participación democrática.
“El movimiento 15-M y Democracia Real Ya ha cambiado totalmente la situación social y política del país”
-En esta línea de participación, en las listas de IU está gente que ha participado en el 15-M. ¿Qué implica esta vinculación y qué significa para el futuro del partido?
-Implica la necesidad de transformarse. IU ha mantenido la vocación de ser representante de los ciudadanos, y no intermediario de los mercados, pero con la incorporación de personas del 15-M y de Democracia Real Ya demuestra que quiere ir más allá, transformarse en función de lo que está pasando en la sociedad civil, que está dispuesta a formar parte de un proceso de refundación de la izquierda política, que tiene que ir necesariamente al paso de este movimiento social y de los movimientos tradicionales o sindicales.
-Esta crisis global, y la gestión que ha hecho de ella la clase política, ha distanciado a los ciudadanos de los políticos. ¿Se ha producido una fractura definitiva?
-En primer lugar se ha producido una fractura entre la política de gobierno y la ciudadanía, pero si se mantiene este tipo de política neoliberal subordinada a los mercados, que recorta derechos sociales, sanidad, educación, que además impone reformas constitucionales sin la participación popular, yo creo que corremos el riesgo de una fractura más grave entre la sociedad civil y las instituciones democráticas en su conjunto. Y éste es un tema que tiene que estar encima de la mesa de cara a las próximas elecciones, en las que el programa de regeneración democrática tiene que ser un elemento sustancial, porque esta fractura no puede salvarse con un populismo ultraconservador ni con fascismo, sino con cambios profundos en los partidos, en las instituciones democráticas y en las formas de hacer parlamentarismo.
-Estamos asistiendo a la privatización de servicios básicos, recortes sociales, disminución de servicios públicos y funcionarios… Desde el gobierno y desde Europa se nos dice que la única salida a la crisis pasa por restarle al estado de bienestar. ¿Es posible una solución de izquierdas?
-La dictadura de los mercados siempre presupone que hay una sola salida: la que a ellos les interesa, la que produce más beneficios para unos pocos, aunque esté basada en el sufrimiento de la mayoría. Sin embargo sí hay una posición diferenciada, y es que en estos momentos la estrategia no debe ser ni la financiación prácticamente interminable de los bancos, ni el ajuste o recorte de las políticas sociales, porque eso significa que la prioridad es la estabilidad presupuestaria o el déficit cero. Existe una alternativa lógica, en la que la prioridad es la gente y es el empleo, y eso lleva en primer lugar a que la estrategia no sea el recorte, que nos lleva a la recesión, sino el impulso público, que nos lleva a la recuperación. La estrategia no puede ser la financiación a los bancos, haciendo que se privaticen los beneficios de una buena parte de dinero público. La alternativa sería que cualquier financiación a las cajas o bancos conlleve la nacionalización o socialización de estas entidades, para que el dinero llegue a los ciudadanos. Son dos lógicas opuestas, y estoy convencido de que la segunda, que plantea el impulso y la financiación pública, es la que nos puede permitir salir de la crisis, mientras que la otra nos llevará a una crisis aún más profunda, no solamente económica sino política y social.
“Yo animaría a que los resignados se rebelasen frente al mercado, y a los indignados a que canalizasen su indignación para hacer resistencia frente a las políticas conservadoras”
-De hecho en la ciudadanía se ha instalado la idea de que los mercados son quienes gobiernan, mientras que los gobiernos simplemente gestionan sus demandas. ¿Se va acentuando este fenómeno?
-Ha ido degenerando con el tiempo. La configuración de la UE como un mercado, sobre todo a partir de Maastricht, de la ampliación y finalmente del pacto por el euro, ha ido reduciendo la política y haciendo prevalecer los mercados. Esto ha significado que los parlamentarios han dejado de ser mediadores entre ciudadanía y mercados, y han terminado únicamente como intermediarios de los mercados. Eso es lo que nota la ciudadanía, pero no deberíamos tirar al niño junto con el agua sucia, sino revitalizar las instituciones democráticas que tenemos, regenerar su representación y al mismo tiempo poner en marcha nuevos instrumentos de participación ciudadana.
-Asturias siempre ha sido un bastión de la izquierda, pero en las últimas elecciones autonómicas ha dado su apoyo a Foro Asturias. ¿Cómo lee usted este resultado?
-Yo creo que el Foro se ha beneficiado de la crisis económica y la insatisfacción de la gente; y también de la crisis política con esa frase que es “ninguno de los anteriores”. El Foro aparece como la forma de dar la patada a la política tradicional, pero eso no es regeneración, sino degeneración populista y conservadora de la política. Frente a ello, no podemos quedarnos cruzados de brazos, esto es un emplazamiento a las fuerzas políticas asturianas para que se mantengan determinados valores solidarios, pero al mismo tiempo se acometan de manera urgente cambios que permitan conectar mejor con la sociedad. Eso es lo que hay que leer de este resultado electoral, que por otra parte deja una situación política en tablas: Foro ha ganado las elecciones en diputados, las ha perdido en votos y ha dejado un Parlamento fracturado. Por tanto la situación política en Asturias no es favorable, porque además de los efectos de la crisis económica tenemos que sufrir los efectos de esta situación de inestabilidad política.
Deberíamos ser capaces, de cara a estas elecciones generales, de ir recomponiendo la representación política en Asturias. Estamos dispuestos a que tanto en el parlamento nacional como en el autonómico haya una representación de los intereses de Asturias, representación incluso consensuada, aunque yo creo que los ciudadanos no aguantan más el bipartidismo, como bandera que impide unirse en torno a medidas racionales. Esa lección la tenemos aprendida, la lección del mensaje del 15-M y de Democracia Real Ya: tiene que haber un proceso de apertura y de representación en el seno de la izquierda, y eso es lo que pretendemos.
-¿Qué opina de las primeras medidas que está adoptando Foro en Asturias?
-Que es un totum revolutum. Es imposible decir a qué sabe esta mezcla, porque no tiene una orientación clara. Es la confusión populista de una formación que se hace al calor del rechazo, en la que se mezclan churras y merinas. Hay una encuesta reciente en la que los ciudadanos sitúan a Foro a la derecha del Partido Popular, por tanto da la impresión de que lo que se espera de Foro es esa política conservadora con algunos guiños a la izquierda. Eso no es nuevo, incluso es la política que estaba haciendo el Partido Socialista. Creo que esto es lo que se puede esperar en los próximos tiempos, aunque también creo que el Foro está más atento a su consolidación como partido que al gobierno de Asturias, incluso a su consolidación en el ámbito estatal. En ese sentido podemos esperar una situación de interinidad, de indefinición y probablemente esté en la cabeza de alguno la disolución anticipada de la Cámara.
-Lo que ha pasado en Asturias es sintomático de lo que ocurre en el resto de la nación, donde el PP ha ganado casi todas las autonomías. ¿En qué ha fallado la izquierda, tanto en Asturias como en España?
-En que ha hecho la política de la derecha. Primero, que se ha negado a reconocer la crisis económica, fallando desde el punto de vista ético y faltando a aquel mensaje de “yo siempre diré la verdad”. En segundo lugar, ha roto con las alianzas que le llevaron al gobierno, primero con la alianza pacifista en la guerra de Afganistán y de Libia, luego con los sindicatos por la reforma laboral, más tarde con las organizaciones de la memoria histórica… Y finalmente ha dado un viraje vertiginoso hacia la derecha, rompiendo incluso con principios democráticos: la reforma constitucional es un signo de golpe a la voluntad popular, el reciente anuncio del escudo antimisiles es un escándalo antidemocrático… Zapatero ha ido demoliendo el programa y la imagen de la izquierda para entregar el gobierno en bandeja al Partido Popular. Así que ahora los ciudadanos de derecha están movilizados, una parte de la izquierda está desanimada y la otra parte canaliza su voto hacia otras opciones políticas, como es el caso de los que hemos mantenido una coherencia a lo largo de todo este tiempo, aunque desde una oposición minoritaria.
“Foro ha ganado las elecciones en diputados, las ha perdido en votos y ha dejado un Parlamento fracturado. Por tanto, la situación en Asturias es de inestabilidad política”
-Una vez más los ciudadanos son llamados a acudir a las urnas, pero en un clima especialmente marcado por el hastío de lo político y el desencanto, ¿cómo se puede ilusionar a un electorado que pone en tela de juicio nuestro sistema democrático?
-Por un lado estamos entre la servidumbre de aquellos que piensan que para salir de la crisis deben gobernar los amos, y por lo tanto apuestan por un voto de alternancia, y también está la resignación de aquellos que no están motivados para votar viendo la política de derechas del Partido Socialista; pero luego está la indignación de aquellos que se mueven en la calle, contestan las políticas conservadoras y votan a la izquierda o a la extrema izquierda, o incluso votan nulo, en voto de protesta. Estamos en ese marco, y yo animaría a que los resignados se rebelasen frente al mercado, y a los indignados a que canalizasen su indignación desde el punto de vista político, en una representación parlamentaria que permita distintas voces, para hacer resistencia frente a las políticas conservadoras.
Tampoco quiero engañar a los ciudadanos: yo no planteo una opción de gobierno de la izquierda. El Partido Socialista se ha encargado de que estas elecciones sean de la derecha, pero sí creo que los ciudadanos tienen la opción de poner un parapeto, un contrapeso al tsunami de la derecha que se nos viene encima. Por supuesto que la movilización social es una manera de poner ese contrapeso, pero también lo es contar con un grupo parlamentario que haga oposición de izquierdas, que defienda los intereses de los trabajadores y de los ciudadanos y que al mismo tiempo sea abierto y capaz de generar consensos.
En cuanto a Asturias, yo envié recientemente una carta a las fuerzas políticas diciendo que tenemos que defender los magníficos servicios públicos que tenemos aquí, donde nuestra educación y nuestra sanidad están al nivel de un país nórdico. En segundo lugar, defender los objetivos, las estrategias de infraestructuras que están pendientes y dentro de ello la reactivación de las comarcas mineras; y en tercer lugar ponernos de acuerdo en relación a los valores ambientales y culturales de Asturias. Yo creo que con estos elementos de consenso podríamos no solamente hacer una legislatura para frenar las políticas de mercado, sino también para defender las prioridades asturianas.