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viernes 22, noviembre 2024

Xosé Fernández ‘Ambás’. El rescatador

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Como músico y como recopilador de cultura tradicional, Xosé Ambás es un archivo andante. El programa de televisión Camín de Cantares le ha dado la oportunidad de compartir toda esa información con el pueblo asturiano.

Xosé Ambás se llama en realidad Xosé Fernández, pero todos le conocen por el nombre de su pueblo, en Grau. Llevar el nombre de un sitio es mucha responsabilidad, más si es el lugar donde naciste. Pero quizá es una forma más de hacer lo que este hombre ha hecho siempre: está tan orgulloso de sus raíces que las lleva puestas.
Mientras ataca el desayuno va contando, en asturiano, su historia. La historia de un niño de catorce años al que le dio por grabar lo que contaban y cantaban las «güelas» de su pueblo y, muy especialmente, la suya. Precisamente hoy es el cumpleaños de esa abuela: ochenta y siete años. A Ambás se le cae la baba.
De la familia sacó también la pasión por la gaita, y una cosa fue llevando a la otra: recoger viejas canciones para poder tocarlas, tocar para dar vida a ese patrimonio, casi perdido. De ahí el grupo N’Arba, presente en la memoria de mucha gente con un sólo disco editado. De ahí Tuenda, que en Camín de Cantares se dedican a «vestir un poco» las canciones tradicionales que descubren en cada programa.
Camín de Cantares. Este programa de la TPA bebe directamente de las fuentes del trabajo que Xosé Ambás ha hecho durante años, recorriendo los pueblos asturianos para recuperar la memoria de los paisanos, y sobre todo las paisanas. Con un éxito de audiencia inaudito en una autonómica, Ambás afirma que tiene material para al menos dos temporadas más.

-Llevas en esto desde los catorce años.
-Esto siempre lo digo a título anecdótico, está claro que con catorce años no haces un trabajo científico serio. Pero sí es cierto que con esa edad hice las primeras grabaciones de campo, porque gracias al profesorado que tuve en Grau estaba sensibilizado con cosas como la cultura popular. Desgraciadamente, muchas veces la educación destruye ese lazo, porque son los que te dicen lo que es bueno y lo que es malo, y dentro de esa «formación» tu lengua materna, tus tradiciones, estaban mal.
Yo nací en el año 1974, en plena transición, y tuve la suerte de tener un profesorado más sensibilizado, no eran asturianistas ni mucho menos pero sí me decían «¿Tu abuela sabe esto? Pues vamos a grabarla». Fueron cuatro grabaciones a cuatro paisanas, pero las valoro mucho porque mucha de esa gente ya no está.
-¿Y cuándo empezaste en serio?
-Hace diez años, ya con salidas sistematizadas, con conocimientos que me fue dando la práctica y ninguna universidad, porque yo en realidad soy enfermero y trabajo en el hospital. Y también soy músico y recopilador de cultura tradicional. No soy etnógrafo ni folklorista, pero probablemente muchos etnógrafos no hacen este trabajo, ni lo hacen con tanto amor como yo. Yo sigo haciendo esto porque sé que la transmisión oral está rota, yo mismo viví la llegada de la televisión al mundo rural, que sustituyó a abuelos, padres y tíos. Los cuentos dejaron de contarse para entretener las noches de invierno y empezamos todos a mirar para la tele. Recopilo porque es fundamental la recuperación de un patrimonio que se pierde con esta generación de mayores.

«Hago esto porque sé que la transmisión oral está rota. La llegada de la televisión al mundo rural sustituyó a abuelos, padres y tíos. Dejaron de contarse cuentos por la noche y todos empezamos a mirar para la tele»

-Da la impresión de que como los «recopiladores» no os deis prisa, se va a perder mucho de ese patrimonio.
-Desde finales del siglo XIX los estudiosos de la cultura tradicional, Aurelio del Llano y demás, ya decían «esto se acaba, señores». Pero la realidad es que pasaron cien años y seguimos recopilando materiales. No es tan fácil destruir una tradición oral milenaria. Aurelio del Llano recopilaba a personas de veinte años y yo a personas de ochenta y cinco, eso es un indicativo. Pero a veces, curiosamente, alguien de treinta dice «yo sé una canción de mi abuela», por lo tanto la transmisión oral todavía es posible. Dentro de ochenta años aún puede haber quien recopile cultura tradicional, lo que es cierto es que ahora sí es real la desaparición de los últimos informantes buenos.
-¿Qué te supone personalmente el contacto con estos informantes?
-Es tanto lo que aporta, que yo no suelo utilizar ese término. Yo uso el término familia, porque realmente tengo familia en casi todas las zonas rurales. Es un vínculo fuerte, en Navidad nos llamamos para cantarnos villancicos, puedo hacer doscientas llamadas de teléfono. Hago siempre entrevistas seriadas, suele salir más información en entrevistas posteriores que en la primera, y así nos vamos haciendo amigos.
-Una de las figuras de las que hablas mucho es tu abuela, que en cierto modo ejemplifica a la mujer como transmisora de esa cultura.
-Yo entrevisto a hombres y mujeres, pero la verdad es que la mujer llevaba el sustento de la casa, de la familia, la educación de los guajes. Son las mayores depositarias de esta tradición oral y mi abuela, por supuesto, es el vínculo que yo tengo con esa tradición, fue mi verdadera maestra. De los proyectos más guapos que hice en mi vida fue poder sacar un disco con ella. Yo creo que eso nos alargó la vida a los dos.

«Mi único mérito es dedicar mi vida a la recopilación y difusión de esos materiales, pero el verdadero mérito es el de las personas que conservaron la tradición y tuvieron a bien transmitirla a cambio de nada»

-El boom ha sido salir en la televisión autonómica, pero tú antes también tenías tu carrera musical.
-Pasó por diferentes fases. Desde ser un crío que tocaba en una banda de gaitas, a estar en un grupo de folk, N’Arba, que tuvo muchísimo éxito con un solo disco en el mercado. Después ese archivo va viendo la luz con la cesión de materiales y mi nombre empieza a figurar en trabajos de otra gente en plan «Archivo Xosé Ambás». Doy charlas en colegios, programas en la radio y me voy haciendo conocido, pero yo siempre decía «si todo lo que veo yo, lo pudiera ver la gente… Qué pena, que ahora que todavía quedan personas, no tener un medio para recoger esos materiales con calidad y enseñarlos». Era un sueño que pensé que nunca iba a hacerse realidad.
Entonces llega la autonómica, y ProduccionesÁmbitu me propone un proyecto para llevar mi archivo de tradición oral a la televisión. El programa tiene un gran interés lingüístico, etnográfico, musical, pero también es una manera de enseñar la cantera de músicos tradicionales que hay en Asturias. Pasarían más de ciento cincuenta músicos en cincuenta programas que llevamos: cincuenta vidas de cincuenta personas cantando y tocando es algo que pensamos que no se podría hacer. Es un documental histórico.
El pueblo se identifica con ello y eso no es mérito mío, sino del programa. Mucha gente alucina: «mi cultura ahí en la tele, pero si esa paisana es como yo, hasta tiene gochos».
-Salir en la tele te ha hecho muy conocido.
-Eso es una cosa no muy positiva, aunque no me disgusta en el sentido de que es una popularidad «popular», de que me pare por la calle una paisanina de Teverga y me diga «rapacín, me encanta lo que haces con los viejos, vaya bien que los tratas». Es muy gratificante porque es terapia social, casi una ayuda a domicilio. Y gracias a esto se me abrieron muchas puertas porque la gente me conoce: «Ambás, sé un romance, te lo voy a cantar» O «Ambás, tengo una vecina que toca la pandereta, ven a verla». Hasta ahora yo buscaba los materiales y ahora esos materiales vienen a mí.
-Mucha gente que se dedica a esto considera que tiene «su» material y a veces ponen trabas para acceder a él.
-Eso es tremendo. Para mí lo más importante es que los grupos estén cantando estas melodías que recopilo, que se cuenten esos cuentos y se siga transmitiendo. Por supuesto, va a quedar un cancionero, unas grabaciones, se podrán publicar discos, DVDs… los etnomusicólogos tendrán ese material y podrán echar mano de él.
Yo tengo nada más un mérito: dedicar mi vida a la recopilación y difusión de esos materiales, pero el verdadero mérito es el de las personas que conservaron la tradición y tuvieron a bien transmitirla a cambio de nada. Ese material me lo dieron gratuitamente, y además me invitaron a un café. Ese patrimonio no es mío, es del pueblo asturiano y del mundo. §

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1 COMENTARIO
  1. Tiene muchísimo éxito,molestarse por recuperar las tradicionales asturianas tiene mucho valor.
    !!! PUXA ASTURIES !!!, Ambas
    Pensé que eras de Ambas de Villaviciosa,pero ya leo que no
    Un abruzu

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