Díganos, señor ministro, ¿qué pecado hemos cometido para tener esta pesada penitencia? Tarda en llegar a Asturies el tren de alta velocidad; cuando parece que túneles y vías permitirían su acceso, resulta que no se han fabricado los vagones y hay que seguir con los trabajados Alvia. Cuando aparecen los convoyes funcionan mal. En el momento actual las estaciones son escasas, incapaces de absorber los flujos de pasajeros ¡durante tantos años de espera nadie invirtió en ellas!
Usted tomaba habitualmente el tren Madrid-Valladolid, desconozco si lo sigue haciendo con los líos de Atocha. Que no digo yo que hacer tales obras no vayan a tener inconvenientes, si bien de eso, a afirmar que el tren va como nunca hay un trecho. Verá, señor ministro, le cuento un viaje sencillo, Oviedo-León ida y vuelta.
Como no quise pagar tres euros sobre el precio del billete para elegir asiento, fuimos y vinimos las dos personas viajeras en sentido contrario a la marcha, pese a haber asientos libres. Cuando menos casi debemos agradecer que no nos separaran, como hacen con muy mala leche las compañías aéreas de presunto bajo coste.
Los vagones AVE tienen más asientos que el Alvia, a cambio de disponer de menos luz natural y menor visión al exterior. Para muchas personas eso no parece tener importancia, porque enfrente lleva cada plaza una pantalla clara que se puede gestionar, con un amplio abanico de posibilidades de entretenimiento. Normalmente suelo apagarlas, -soy viajero, no un bulto transportable-, pero en esta ocasión decidí explorar la novedad.
Y esto fue lo que pude disfrutar: En la sección denominada Multimedia aparecen once epígrafes de películas, -acción, romance, musical, suspense, fantasía-, pero no se haga ilusiones, la mayoría no tienen contenido, debe arreglarse usted con seis títulos. Bueno, para un viaje no está mal, reflexiono paciente.
Voy entonces a Libros, donde se podría elegir entre poesía, revista, novela actualidad… Resultado, cero volúmenes. Cero. Tampoco podría entretenerme con el departamento de Juegos, no hay ni uno.
Información al viajero. Se puede ver en la propia pantalla y en los letreros luminosos que hay sobre cada puerta, en los que se indica la velocidad, la temperatura, y desde la salida de Oviedo hasta que nos apeamos, “Próxima parada: Oviedo”, lo que desconcierta terriblemente a un viajero americano que nos pregunta insistentemente si el tren tiene parada en León.
El epígrafe informativo en la pantalla se ofrece, teóricamente, en siete lenguas, aunque el contenido está totalmente en castellano. Plano del tren, no hay. Datos técnicos del mismo, “puede llegar a 300 kms./hora”, ¡ya nos gustaría! Hacemos el recorrido a una media de 84 kms./hora. Apabullante adelanto.
La foto que sigue resume exactamente el descontrol informativo. Habíamos salido de Oviedo a las 12:01 horas, (recuerde, con destino León); 40 minutos más tarde estamos en Gijón, camino de Oviedo, después de haber recorrido 1 kilómetro, y nos aproximamos a la capital, a la astronómica velocidad de 3 km/hora, con lo cual llegaremos al mismo sitio desde donde habíamos partido a las 11:53 horas, o sea, ocho minutos antes de la salida. Como el reloj marca las 12:40 horas, dato que corroboran otros cronógrafos, Renfe demuestra en la práctica que la Teoría de la Relatividad, cuando menos en el aspecto de la curvatura espacio/tiempo, se cumple.
Llegamos a León con media hora de retraso. La prensa local habla de masificación turística y de falta mano de obra eventual, como en todas partes. Mientras tanto en Madrid una nueva avería paraba “al menos” una decena de trenes. El ministro dice que es lógico, por las obras en Chamartín. Bueno, hasta cierto punto comprensible; ahora bien, ¿cómo se puede explicar que un convoy en El Bierzo se haya quedado parado por falta de combustible? “La avería del pobre” le decía un guardia de tráfico a un amigo que un día tuvo el mismo problema en la autopista.
Al regreso ya partimos con retraso desde León, solo que esta vez los letreros que marcaban la velocidad pusieron todo el rato “0 km/hora”, para que nadie se asustara del trepidante ritmo caracol. Para dar ánimos a los que regresaban de vacaciones, “Próxima parada; Benicarló”, que no quitaron hasta que pasamos la Cordillera, quizá porque el clima astur ya no era ecuatorial ese día.
Llegamos con retraso, claro; el señor ministro, que siempre piensa en el bienestar del usuario, ha tenido a bien cambiar el sistema de indemnizaciones por demora. Ahora es necesario perder hora y media de tiempo propio para tener derecho a reclamar.
De momento solo es un rumor; si puedo llegar a confirmarlo serán ustedes partícipes de la noticia. Me cuentan que el Señor Puente ha sido propuesto para Socio de Honor de la Asociación de Transporte de Viajeros por Carretera.