Todos hemos oído muchas veces el… “Amaos los unos a los otros…”.
Todos sabemos lo que significa y también que el mandato, o el consejo, de Jesús, no ha sido muy tenido en cuenta que digamos.
Precisamente la causa de todos los males que sufre la humanidad está en no cumplir, y también en no profundizar, en el mandato del Hijo de Dios, quien no lo dijo porque sí, sino porque Él sabía que, entre otras razones, sería la única forma de sobrevivir al futuro que esperaba a la humanidad y que Él conocía perfectamente.
Amaos significa uníos. Significa colaborar, aunar energías, esfuerzos, capacidades, potencial.
Amor es unidad, más allá de las ideologías, de las creencias, del color de la piel.
Amor también es utilizar la razón, la lógica, para ser consecuentes con la realidad de que todos los seres humanos viajamos juntos por el espacio en una nave que se llama Tierra, y que todo lo que pase en dicha nave y todo lo que ocurra en el espacio nos atañe a todos.
En el tiempo actual que vivimos, resulta que la nave Tierra está muy deteriorada, la hemos dañado gravemente por egoístas, ignorantes y estúpidos. Pero resulta también que el espacio por el que navegamos está en movimiento constante, y se avecinan “borrascas” muy potentes que tienen que ver con nuestro sol y con la zona de la galaxia que vamos a atravesar. Todo ello significa problemas, cambios, transformaciones.
Y todo ello exige Unidad entre todos los navegantes, entre los pasajeros de la nave Tierra, para poder sobrevivir a tales eventos. Pero es precisamente lo que no hay.
En el tiempo actual que vivimos, resulta que la nave Tierra está muy deteriorada, la hemos dañado gravemente por egoístas, ignorantes y estúpidos.
Los cambios, las “borrascas” mencionadas, ya han sido anunciadas por los científicos, pero los científicos que miran hacia el futuro nunca han sido muy escuchados en este planeta, tal vez porque en este planeta dominan las fuerzas retentivas representadas por las religiones y por la mayoría de los políticos, a quienes sólo les importa el poder material y su propia supervivencia a costa de lo que sea.
Además, la élite cree que ellos están a salvo, porque han invertido millones de dólares en la construcción de refugios y de llenarlos de todo lo necesario para sobrevivir un tiempo.
Pero eso no los libra de vivir y sufrir las consecuencias del gran cambio que se avecina, porque no existe lugar donde esconderse. La nave Tierra va a vivir una transformación total, un cambio dimensional, y con ella toda la vida que forma parte de ella.
El amor que Jesús mencionaba no era esa cosa light, interesada, sensiblera y sujeta a los cambios de ánimo que se quiso interpretar y que busca básicamente la gratificación personal.
El amor es unidad, y para vivirlo de verdad exige sacrificio, renuncia, desapego y muchas dosis de entrega.
Hemos tenido dos mil años de prácticas, o mejor, de oportunidades para practicar. Pero hemos avanzado muy poco en esa fundamental asignatura.
Ahora estamos ante el examen final. Y éste consiste en hacer frente a unos acontecimientos cósmicos que pueden incluso hacer que la humanidad desaparezca como especie. Sí, eso también lo contemplan los científicos.
Si tenemos alguna oportunidad, ésta se basa en unir fuerzas y capacidades, en actuar como Uno solo, en tomar las medidas oportunas bajo la tutela, orientación y consejo de aquellos científicos que ya saben la que se nos viene encima.
La élite cree que ellos están a salvo, porque han invertido millones de dólares en la construcción de refugios y de llenarlos de todo lo necesario para sobrevivir un tiempo.
Pero si miramos a nuestro alrededor, sólo vemos a políticos incompetentes cegados por el poder y por el egoísmo, a religiones que han renegado de sus dioses y renunciado a sus principios también por poder y egoísmo, y a ciudadanos atrapados en las redes del consumismo, de la estupidez cotidiana, de la bien orquestada táctica de los poderosos que se sirven de los medios de comunicación para engañar, confundir, desorientar y entretener.
Pero… ¿no vamos todos en el mismo barco?
Jesús nos legó el Amor como método, como arma, como medicina y como medida preventiva.
Aquel que lo utiliza sabe por experiencia que exige mucho, pero también que hace vibrar y sentirse vivo.
Y es precisamente la vibración la clave “secreta” para superar los eventos futuros, pero muy próximos, tan cercanos que ya son presentes.
El hombre es una criatura en evolución, que fue creada con un fin y que está al principio de su largo camino. La Tierra es un planeta que está en constante transformación y que, precisamente ahora, se prepara para un cambio dimensional.
Hombre y Tierra están irremediablemente vinculados.
El hombre ya conoce lo que va a pasar con la Tierra, sólo falta que lo asuma y se una a los demás hombres para intentar sobrevivir.
Si no se apoya en la Unidad, si no se basa en el auténtico Amor, sencillamente no lo conseguirá.
Si tenemos alguna oportunidad, ésta se basa en unir fuerzas y capacidades, en actuar como Uno solo.
Todo esto no es palabrería carente de bases coherentes. Lo anunciado en el tiempo ya está sucediendo. Quien tenga ojos que los abra y, por un momento, que aparque sus miedos, que se atreva a mirar de frente la realidad y que se diga a sí mismo… ¿Qué puedo hacer? ¿Por qué tardé tanto tiempo en darme cuenta? ¿Cómo pude vivir tan engañado?
Sólo hay una respuesta válida para todo y para todos… el Amor no está condicionado por el tiempo, es más, no está sujeto al tiempo de esta tercera dimensión. El Amor, la Unidad, fue, es y será.
Si cada uno mirase a su alrededor vería que la humanidad está carente de Amor y sobrada de injusticias y de egoísmo. Y, precisamente, el “examen” previo al cambio dimensional anunciado tiene como única asignatura el Amor, y quien apruebe pasará al siguiente nivel, que es nada menos que la Mente, la Mente que creó el Sueño y cuida permanentemente de Él.
Todo está sucediendo ya. Que despierten los dormidos. Que se preparen los que sólo se miran a ellos mismos. Son tiempos de supervivencia, pero supervivencia basada en la Unidad, en el Amor, en la comprensión de que todos somos UNO.
Sin esa base, sin esa premisa, no hay Vida.