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miércoles 29, enero 2025

Fragmentos de invierno

Noelia Velasco
Noelia Velasco
Noelia Velasco es guía de naturaleza, monitora forestal y fotógrafa. Tiene formación multidisciplinar en gestión forestal, educación medioambiental y guía de montaña. Actualmente trabaja como Guía de Naturaleza en los jardines del Museo Evaristo Valle en Gijón. Con su novela “Una ventana al bosque”, ganó el Premio Desnivel de Literatura 2023.

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El invierno se ha instalado en nuestro calendario y en nuestros paisajes. Los árboles han ralentizado sus expresiones, muchas plantas viven en sus bulbos bajo tierra, alejadas de las heladas exteriores. Otras, hace ya tiempo que han entregado sus semillas en previsión de la venida del calor para abrirse al mundo. El calor que ahora se siente tan lejos.

Algunos animales, como diversas aves, se han ido lejos. Otros, han engordado su plumaje o su grasa corporal y pelo para transitar el inverno en el exterior que se muestra más despejado que nunca de lo vivo. Mientras tanto, los hay que ensoñarán en lo hondo de sus guaridas, dormitando entregados a la delicada anestesia de la hibernación.

El frío es intenso y el viento implacable, la lluvia por momentos arrecia en estas tierras del norte. A estas alturas, esto ya no coge a ningún árbol en el descuido de mantener su vestido desafiando el tiempo. Algunos animales no sobrevivirán a la fiereza del invierno, y esa es la criba natural. Sólo los más fuertes, los más audaces, sobrevivirán, pero también los que comparten abrigo y fonda.

La nieve al fin ha llegado a algunos lugares cubriendo el suelo con esa pátina blanca refulgente que protege la vida del suelo. Algunos roedores cavan galerías en el nevazo, y los zorros, envueltos en su pelaje invernal, excavan tratando de interceptar estos pasos.

Las huellas del silencio blanco nos ayudan generosamente en la identificación y donde se mantiene virgen, en una mañana de sol, los brillos irisados nos trasportan a espacios mágicos. A los rebaños de corzos hembras se les unen algunos machos, y merodean por el bosque guiados por una vieja corza. Los escasos brotes, las cortezas sabrosas de los avellanos, de los sauces y de los alisos, los plantones de acebo, son su alimento en esta época tan dura.

Escarcha

Las manadas de los lobos que parecen bailar sobre la nieve en sus gráciles movimientos, siguen el rastro de los ungulados y aprovechan el declive de los más débiles para abalanzarse sin demora. El hambre es en todos como una guía de selección y permanencia, de modo que cuando el bosque resurja en primavera, los más fuertes habrán sobrevivido y la foresta incorporará esa fortaleza en sus dominios; la absorberá y se nutrirá de ella como organismo completo que es.

El bosque no distingue entre animales, plantas, insectos, piedras o ríos, el bosque es todos ellos a la vez viviendo desde esa inquebrantable unidad. Sólo nosotros los humanos, nos empeñamos en la fragmentación que, como estudio es válida, pero no como comprensión profunda de la expresión de la vida. Entonces, desde la fragmentación es que nos invade la pena cuando vemos la muerte sin comprender su vital importancia y trascendencia.

Enero avanza sin pudor, y el zorro reclamará cortejo, y lo hará llamando estridentemente, marcando con su orina y excrementos su presencia y sus intenciones nupciales. Algunas aves, como jilgueros, verderones y pinzones, en estos días donde lo gélido y lo desnudo son más intensos que nunca, se unirán buscando semillas y plantones en bandadas estratégicas, haciendo alarde de la aclamada frase “la unión hace la fuerza”. Pero también mostrarán su voluntad gregaria invernal durmiendo apretados unos junto a otros, como los pequeños mitos, capaces así de alejarse del frío. Los herrerillos, agateadores y carboneros garrapinos, harán lo propio en su unión en busca de pequeños insectos.

El acebo viste los bosques de inverno con sus hojas refulgentes de verde brillante y sus carismáticas bayas rojas que constituyen una fuente de alimento vital en estos días en los que la gazuza impera. Árbol, arbusto o arbolillo que, da cobijo a la fauna forestal, como al urogallo, cuando todos los demás están desnudos. Hojas y frutos, alimento y belleza para nuestra mirada, es un valor incalculable en el frío invierno.

En el silencio que apenas es roto por alguna rama que cede al peso de la nieve, se intuye la época de parto para las osas que hibernan en la misma osera año tras año. De uno a tres osos verán la luz al calor de la cueva. Desvalidos y extremadamente frágiles aún, vivirán este periodo a base de las reservas que su madre se ha procurado en el estío.

Y llegará febrero cuando los colgantes amentos del avellano ya lleven tiempo zarandeados por el viento. Y la temprana y alegre floración de los sauces vestirá de nuevo las veredas de los ríos, recordándonos que cada vez queda menos tiempo para el anuncio de la primavera.

En los días más cálidos, algunos anfibios y pequeños mamíferos se animarán a lozanearse puntualmente al sol. Muchos animales del bosque vivirán estos días en pleno celo. Los apareamientos se sucederán y en el ambiente del bosque se podrán percibir los ritos de seducción que tantas especies ejecutan. Los petirrojos consolidarán sus uniones, los zorzales bailarán sus bodas, y en los días más cálidos, en las copas de los árboles alborotarán chismosas las crías de algunas ardillas.

No podemos aislar el tiempo, el ciclo continuará con o sin nuestro permiso, y una vez más, el año se empeñará en mofarse del Calendario Gregoriano para imponer su auténtico comienzo con la llegada imponente de la primavera. Los días se alargan con rotundidad, las noches se acortarán hasta ser un viejo recuerdo del largo invierno. El aire se impregnará de la variopinta mezcla de aromas de las flores abriéndose a su destino. Habrá estornudos aquí y allá, y las buenas gentes volverán a disfrutar de sus siestas de pradera.

El invierno que es hoy acaricia con su helor, recordándonos que incluso la noche más oscura prepara el camino para el estío.

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2 COMENTARIOS
  1. Un texto oportuno para el tiempo en el que estamos. El invierno gélido se vuelve acogedor con estos bellos toques de color a través de los cuales la vida del bosque (y los animales que hay en él), en unión, se abren caminó para sobrevivir. Cargado de información y lirismo, es un texto muy bello, da alegría y nos acerca a la naturaleza que somos, aunque en invierno sea quizá cuando más nos alejamos de ella

  2. Precioso artículo. Me ha gustado mucho la forma de exposición del invierno como unidad, dando de forma amena y comprensible interacción de la naturaleza en esta época del año. Gracias 💚

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