La comarca de la Montaña Central tiene un montón de atractivos turísticos y una historia que vale la pena conocer. Por eso tenía en mente hace ya tiempo dedicarme a recorrer ese “Territorio Museo”, denominación que agrupa los diferentes equipamientos museísticos de la zona y del que tan buena cuenta se da en la web www.territorio-museo.com.
Aquí hay información de varios centros como el Pozo Fortuna, el Museo Etnográfico de Gallegos, el Aula Didáctica del Prerrománico de Lena, o el Centro de Interpretación del Poblado Minero de Bustiello, entre otros. De todos ellos aún no he visitado ninguno, aunque no ha sido por falta de ganas. El Aula del Prerrománico cierra, incomprensiblemente, los domingos por la tarde. Y más incomprensible aún es que este horario es similar en la mayoría de los museos asturianos, entre ellos el Museo de la Mina, uno de los más visitados de la región. Lo que quiere decir que gran parte del turismo interior (que trabaja durante la semana) o incluso del turismo del fin de semana que viene de comunidades limítrofes, no puede visitarlos. Estoy segura de que esto obedece a algún tipo de criterio, que en mi ignorancia se me escapa.
El Aula del Prerrománico cierra, incomprensiblemente, los domingos por la tarde. Y más incomprensible aún es que este horario es similar en la mayoría de los museos asturianos, entre ellos el Museo de la Mina, uno de los más visitados de la región
En cualquier caso, y buscando ese “Territorio Museo”, hace poco fui a visitar el poblado minero de Bustiello. En vano. Casi todo el pueblo está en obras, así que supongo que en un futuro se podrá pasear por allí sin meter el pie en una zanja o en un charco. El Centro de Interpretación está situado en la casa del ingeniero (preciosa) y abre los domingos y festivos de 11 a 13:30 (en fin). Lo curioso del caso es que fuimos a pedir unos folletos a las 13:15 y lo encontramos cerrado. Así que no hubo mucho que hacer: esquivando las obras se puede caminar por la zona, llena de edificios que una supone que tienen una historia interesantísima pero inaccesible ya que, a juego con falta de folletos turísticos, no hay ni un panel explicativo.
Así que de vuelta a casa con el rabo entre las piernas y dos conclusiones. Una: por favor, no promocionen cosas que no están en condiciones visitables. Si hay que hacer obras, avisen de lo que uno se va a encontrar o esperen antes de lanzar una campaña publicitaria. La imagen que se lleva el visitante es vergonzosa. Y dos: visto lo visto, a mí ya se me han quitado las ganas de visitar el resto del “Territorio”. Un diez para los publicistas, un cero para los gestores.
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