Más de 800 empresas asturianas han optado por la economía social para poner en marcha sus proyectos. Constituyen, además de una importante fuente de riqueza, un referente de empresa más social y menos especulativa, donde priman los valores sobre el capital.
ASATA, con casi treinta años de historia, es la voz que aúna a las Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado y Economía Social. Su presidente, Agustín González Prado, defiende este modelo de empresa y su evolución en el actual contexto económico y social.
-¿En qué consiste el trabajo asociado?
-Hablar de trabajo asociado es hablar de economía social, un sector que ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Se trata de empresas que son propiedad de los trabajadores, y que tienen como características principales la participación y la democracia. Todos son socios, y por ello la solidaridad se entiende de manera muy especial. Hay que decir que se trata de un movimiento joven, que viene del cooperativismo. La mayor parte de empresas de trabajo asociado son cooperativas y sociedades laborales.
-¿Qué importancia tiene en el marco del tejido económico asturiano?
-Asturias es una región que ha dependido mucho de la empresa pública, y como consecuencia el espíritu emprendedor quedó un poco atrás, en comparación con otras comunidades como el País Vasco o Cataluña. Pero lo cierto es que en los últimos años este escenario ha cambiado, y este tipo de empresas han creado mayor empleo que las empresas tradicionales. La economía social se ha convertido en una herramienta útil y efectiva para desarrollar proyectos innovadores. En Asturias hoy hablamos de más de ochocientas empresas, en las que prestan servicio cerca de ocho mil trabajadores con empleo estable. Desde los años ochenta, cuando ASATA empezó su andadura, la contribución al empleo y al mantenimiento del tejido empresarial de la región se ha mantenido estable y tiene un peso específico.
«Asturias es una región que ha dependido mucho de la empresa pública, y como consecuencia el espíritu emprendedor quedó un poco atrás en comparación con otras comunidades como el País Vasco o Cataluña»
-¿Cree que este tipo de empresas pueden hacer frente a la crisis en mejores condiciones que la empresa tradicional?
-En teoría sí. A la hora de la verdad todas las empresas tienen problemas económicos: los pagos se retrasan cada vez más, hay clientes en concurso, tienen un ERE y esto obliga a disminuir servicios, hay morosidad… ¿Sobrevives mejor? Hombre, si aplicamos esos conceptos de solidaridad, donde las personas y el empleo están por encima del capital; donde si las cuentas no salen, un ERE se plantea como última alternativa, donde siempre buscas la mejor solución con el menor coste social… pues sí, tenemos más armas. No obstante, en estos momentos, todos somos vulnerables.
-¿Cómo se han enfrentado a la falta de financiación por parte de los bancos?
-La situación es mala para todos. Cuando un empresario va a solicitar financiación, los trámites que debe realizar con el banco son más sencillos. En las cooperativas, al ser más socios exigen más papeles. No obstante, a medida que se han ido consolidando, las cosas han ido cambiando. Estas empresas han demostrado que crean empleo estable, que son rentables, competitivas, serias.
-Insiste en que una de las bases más importantes de la economía social es el valor del capital humano. Esto contrasta con las exigencias de los mercados, donde lo que prima es el capital.
-En la economía social se intenta que los valores primen sobre el capital y ése es un elemento que nos diferencia. Nuestro principal activo son los socios, los trabajadores que son también los emprendedores. Esto es una cultura y es lo que hay que vender a los gobiernos porque es bueno para la región.
«En la economía social se intenta que los valores primen sobre el capital y ése es un elemento que nos diferencia. Nuestro principal activo son los socios, los trabajadores que son también emprendedores»
-¿Hasta qué punto es visible el esfuerzo que realizan las empresas de economía social? ¿Son tenidas en cuenta a la hora de elaborar las grandes políticas?
-Ésta es una de nuestras grandes reivindicaciones. La visibilidad es una asignatura pendiente. Con los distintos gobiernos siempre hemos mantenido una actitud de colaboración: ser útiles en la medida en que podamos. Pero aún no hemos conseguido que se nos reconozca como agentes sociales. Los titulares de la actualidad económica y la foto que se persigue es siempre la CEOE y los sindicatos, y eso está bien, pero hay también una sociedad civil que aporta más cosas. Nosotros nos encontramos en un terreno intermedio: aunque seamos trabajadores somos también empresarios, y en esta navegación existen turbulencias. Aportamos una cultura empresarial distinta y pensamos que esto debería ser tenido en cuenta tanto a nivel de Comunidad Autónoma como a nivel estatal. Llevamos trabajando cerca de treinta años, somos un movimiento consolidado, hemos dado pasos muy importantes y eso tendría que tener un reconocimiento.
-¿Qué ofrece ASATA a sus asociados?
-La primera ventaja es la ayuda que ofrecemos a la hora de poner en marcha una empresa de economía social, en lo relativo a los trámites. En segundo lugar, formación. Tenemos una escuela muy prestigiosa, con buenos profesores, homologada por el INEM, que imparte cursos a la carta tanto para trabajadores como desempleados. Ofrecemos también asesoramiento (jurídico, laboral y económico), apoyo a nuevos proyectos, orientación a las empresas para mejorar la calidad, la competitividad, la responsabilidad. ASATA aúna y vincula a todas las empresas, les da visibilidad y presencia social.
«Nosotros nos encontramos en un terreno intermedio: aunque seamos trabajadores somos también empresarios, y en esta navegación existen turbulencias»
-¿Qué sectores cuentan con más participación de empresas de economía social?
-Sin duda el sector servicios, pero hay de todo: metal, cooperativas forestales, de ayuda a domicilio, de transportes. Más de un tercio del sector transporte por carretera del Principado corresponde a cooperativas de ASATA.
-¿Qué papel juega la innovación en este tipo de empresas?
-Es un factor importante. Presumimos de tener entre nosotros algunas empresas muy innovadoras. Una de ellas la forman un grupo de antiguos trabajadores de Páginas Amarillas que decidieron desarrollar un proyecto nuevo. Así nace Páginas del Principado, una iniciativa que incluso ha recibido premios. Se han creado también empresas relacionadas con las nuevas tecnologías, y en este sentido el programa ESTIC del Principado ha sido una herramienta muy útil, que ha ayudado a las empresas a modernizarse, aumentar su eficiencia y abrirse a otras oportunidades de negocio.
-¿Es la economía social una «hija de la crisis», como se la ha denominado?
-Este es un sambenito que nos pusieron al principio porque pensaron que no sobreviviríamos en tiempos de bonanza, y aquí estamos. La mayor parte de empresas de economía social nacieron en tiempos de recesión económica: empresas privadas con problemas cayeron en manos de trabajadores que las repuntaron o transformaron. Gestionamos en tiempos de crisis, pero también en un entorno de crecimiento económico. Demostramos que somos empresas pegadas al entorno, que invertimos aquí y que creamos empleo estable y de calidad.