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viernes 22, noviembre 2024

Libros con buena mano. Dolores Díaz. Encuadernadora

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Dice el refrán que no se puede juzgar un libro por las tapas… pero quizá haya que hacer una excepción viendo el trabajo de esta artesana de la encuadernación. Como ejemplo, un diminuto libro sobre nudos de corbata le ha procurado el primer premio en la Miniature Book Competition 2015. Es uno de los muchos trabajos que realiza Dolores Díaz en su taller de Oviedo.


El de los bibliófilos es un pequeño mundo de reglas propias, casi desconocido para los no iniciados, pero muy activo. Conseguir un ejemplar concreto, un incunable o una primera edición, es un triunfo para cualquier coleccionista. Un trofeo que luego rematará con una encuadernación acorde.
Éste es el principal nicho de mercado de Dolores Díaz, que regenta desde 1995 el taller Cola y Engrudo en Oviedo. Allí realiza trabajos de encuadernación y restauración para particulares, bibliófilos, librerías de viejo, organismos oficiales, bibliotecas… Lo mismo organiza una sencilla colección de fascículos que realiza trabajos especiales, como el que ha ganado este último premio.

-Y eso que antes construía casas de muñecas. De ahí a hacer libros en miniatura hay un gran salto…
-Bueno, yo estudié delineación en la Escuela de artes y oficios de Oviedo y teníamos una asignatura sobre maquetas. A raíz de eso empecé con las casas de muñecas; viendo lo que hacía, un amigo de la familia al que le gustaba mucho la encuadernación pensó que se me podía dar bien. Hice varios cursos, en Madrid y en Francia, donde aprendí muchísimo y con el tiempo llegué a abrir mi taller, hace veinte años. Al principio daba clases también, pero llegó un momento en que el volumen de trabajo me permitió dedicarme exclusivamente a esto.
-¿Se puede vivir de esto, entonces?
-Es que sorprende la afición que hay, tanto en Asturias como en España. Aquí hay mucho bibliófilo, gente a la que le encantan los libros antiguos. No es el mismo perfil del que viene a encuadernar los fascículos, que también son clientes, sino gente que se vuelve loca por conseguir un libro, y cuando lo consigue no va a escatimar en la encuadernación.
-No es la primera vez que gana la Miniature Book Competition. ¿Cómo entró en este mundo?
-Empecé a concursar gracias a García de Fuentes, un notario que vive en Marbella y que tiene una colección impresionante, de unos cuarenta mil libros de todas las temáticas, siempre en miniatura. En una ocasión compró uno, llamó al librero para preguntar quién lo había encuadernado y a partir de ahí empezamos a trabajar juntos. Tanto le gusta que también edita, y yo le hago las encuadernaciones. La primera vez que ganamos fue con una microbibliografía cervantina, y ya llevamos tres premios.

«La encuadernación en miniatura es exactamente igual a la de un libro normal, sólo hace falta más pericia… y tres pares de gafas»

-¿Todo esto añade un plus a su currículum?
-Sí, porque te das a conocer, aunque la repercusión en prensa tampoco es tanta. A raíz de esto me han llegado clientes, sobre todo de fuera de España, porque hay muchísima gente aficionada a la miniatura. En realidad la encuadernación es exactamente igual que la de un libro normal, sólo hace falta más pericia… y tres pares de gafas (risas).
-Por sus manos pasó, por ejemplo, el libro que regaló la Fundación Princesa de Asturias a Felipe y Letizia por su boda. ¿Qué trabajos destacaría?
-Ése libro era precioso, muy antiguo, con unos cierres metálicos y los portes dorados y cincelados, y llevaba además una caja de terciopelo. Por mis manos han pasado libros impresionantes, recuerdo un cantoral manuscrito en pergamino, con las tapas de madera, que medía unos setenta centímetros de alto. También trabajé restaurando la colección de mapas del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo: tres mil y pico mapas que hubo que entelar. Lo malo es que estos trabajos me llevan más tiempo de lo normal, porque como me guste el libro me paro a ojearlo…
-¿Cuál es el encargo más curioso que le han hecho?
-Una vez me encargaron un incunable que habían comprado en una librería de viejo. Cuando lo descosí (tengo que hacerlo para volver a coserlo de nuevo) descubrí que no era un libro sino tres, totalmente diferentes. Llamé al cliente y se quedó muy sorprendido y muy contento, igual que yo.
Cada libro tiene su encanto. La primera vez que alguien me trae uno siempre se queda sorprendido con la encuadernación, porque nunca habían pensado en cómo se hace esto o como puede quedar. Estamos acostumbrados a comprarlo todo hecho.
-¿Cree que el arte de la encuadernación está suficientemente valorado?
-Sí, lo que pasa es que es un gremio muy reducido. Casi tengo más reconocimiento fuera de Asturias, aunque aquí hay buenos clientes y bibliotecas particulares. El bibliófilo es una persona muy detallista, y tiene muy claro lo que le gusta. Igual que hay quien sólo colecciona libros en miniatura, aquí en Asturias hay gente que sólo encuaderna libros de arquitectura de los siglos XV o XVI, o de medicina, o sólo de viajes… no vale cualquier libro.

La corbata/The tie, libro premiado en la Miniature Book Competition 2015 El libro premiado lleva el título de La corbata/The tie, y es una historia bilingüe de la corbata y los principales tipos de nudos que se usan para atarla. El jurado valoró la técnica del encuadernado, pero también la temática, ya que los diferentes ejemplares tienen forma de camisa y corbata: «No tienes que abrirlo para saber de qué va». Es poco más ancho que un mechero y se presenta en una caja que imita a las clásicas de camisería.

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