Los amantes del arte del ala occidental asturiana tienen desde hace unos meses un colectivo que los unifica y potencia, ACAO (Asociación de Creadores y Artistas del Occidente). El nuevo colectivo se forja impulsado por la artista Marta Fermín, que regresa a sus raíces naviegas con una maleta llena de objetivos y toneladas de ilusión.
La luz que ilumina las antiguas escuelas de Tox y el paisaje que se observa a través de sus ventanas llenan por completo a su nueva inquilina, la artista ovetense con familia en el Occidente asturiano. Marta Fermín, que hasta hace pocos meses desarrollaba su actividad profesional en su taller-galería de la calle Martínez Vigil de Oviedo, decidió dejarlo todo para poder atender a su propia voz interior. El mensaje era claro, necesitaba más tiempo para poder dar salida a su creatividad y dar rienda suelta a la investigación y a una producción propia. Y si algo ha demostrado sobradamente la creadora asturiana es empuje y tesón suficiente para poner en marcha proyectos propios y ajenos.
“Tenía un exceso de trabajo tan impresionante que ya no podía seguir el ritmo -explica la gráfica asturiana y gestora cultural-. Daba clases de 9 de la mañana a 9 de la noche y aparte lo combinaba con la gestión de la Semana Profesional del Arte Alma Gráfica y otros proyectos. Por falta de tiempo había abandonado la producción de mi obra propia y ya no podía más, además veía que con algo más de tiempo podría mejorar los proyectos de gestión. Y como además tengo un nivel de autoexigencia alto -a veces incluso un poco dañino- la decisión fue cortar uno de los brazos, ‘uno de mis hijos’, el de la formación, porque era el que más tiempo requería”.
La apuesta personal de Marta Fermín por regresar al concejo naviego, a la casa familiar en la que ya tenía su propio taller, fue el detonante para activar el reagrupamiento artístico de la zona
La apuesta personal de Fermín por regresar al concejo naviego, a la casa familiar en la que ya tenía su propio taller, fue el detonante para activar el reagrupamiento artístico de la zona. Y muy cerca de su domicilio, en las antiguas escuelas, montó un nuevo espacio creativo al que trasladó sus grandes máquinas de estampación y grabado con las que iniciar una nueva etapa profesional y personal. “Me pareció que era un momento en el que sí me podía permitir trabajar desde el pueblo. Y al llegar aquí veo que hay arte y artistas, amantes del arte, coleccionistas, aficionados… pero nadie está conectado con nadie. Incluso los artistas no iban a las inauguraciones y exposiciones que hay en el Occidente, no estaban informados y pensé: ‘este tejido hay que ponerlo a funcionar’ porque cuando eres artista no puedes vivir en un sitio donde la sociedad no está conectada con el arte, si no es como si vinieras a vivir a Júpiter”.
La experta en grabado aterrizó en el nuevo local de Puerto de Vega en el mes de marzo, tras un acondicionamiento del mismo, “las antiguas escuelas estaban totalmente vacías, lo que había era mucha suciedad. Con la ayuda de familiares y algunas vecinas lo pusimos a punto”. Tras dejar el nuevo espacio listo, empezó a recabar información de otros congéneres del Occidente, “los de su misma especie” como a menudo comenta sonriente la creadora, y a través del boca a boca fue dando a conocer su iniciativa de entretejer una red con artistas locales. “Hicimos una primera convocatoria a la que asistieron más de cien personas y ese día ya se hicieron cuarenta y dos socios y muchos otros se llevaron el papel para rellenarlo en casa y traerlo en la segunda convocatoria. Lo que queremos es dar un soporte a este conjunto de personas que no estaban en red y que pueden necesitar apoyo profesional. No había un tejido, así que había que construirlo. Y aunque estamos en Navia, la Asociación es de todo el Occidente. De hecho, han venido tres chicos encantadores de Tineo que están muy contentos de pertenecer al grupo, porque al estar en el ámbito rural se sienten muy aislados. Teniendo un lugar común ahora vamos a poder entendernos mejor y ser más fuertes como zona”.
“Lo que queremos es dar un soporte a este conjunto de personas que no estaban en red y que pueden necesitar apoyo profesional. No había un tejido, así que había que construirlo” (Marta Fermín)
Con la fuerza que otorga la unión de los diferentes artistas, el nuevo colectivo está llamado a convertirse en el interlocutor ante las distintas administraciones. “Hay que dar visibilidad al trabajo que se está haciendo, porque en muchas ocasiones no se conoce a los profesionales de la zona, aquí hay diseñadores gráficos, ilustradores e ilustradoras, diseñadoras… y en ocasiones las gráficas municipales, en vez de hacerla un profesional, las hace el primero que aparece por el ayuntamiento, lo que va en detrimento de la imagen de la zona, del pueblo, del municipio o de la comarca”, añade Fermín.
Tras dejar el nuevo espacio listo, empezó a recabar información de otros congéneres del Occidente, “los de su misma especie” como a menudo comenta sonriente la creadora, y a través del boca a boca fue dando a conocer su iniciativa de entretejer una red con artistas locales.
La amplia experiencia asociativa de la promotora es una baza importante a la hora de llevar al colectivo a buen puerto. Marta ha presidido la Asociación de Galerías de Arte de Oviedo, cargo al que renunció con motivo de su traslado al concejo naviego, también fue vicepresidenta de la Asociación de Artistas Asturianos, y es miembro de la Unión de Artistas Contemporáneos de España.
A pesar de su juventud, la organización contará con una vocalía dentro de la Asociación de Artistas Visuales de Asturias, dando voz al Occidente. “Nuestra intención es unirnos porque nos necesitamos unos a otros. Yo he trabajado mucho sola, y es verdad que cada uno tenemos que mirar por lo nuestro, pero hay muchos puntos en común que los tenemos que defender de manera conjunta. Cuantos más seamos mejor, no creo que el individualismo nos vaya a llevar a ningún sitio. Somos mejores unidos”.
Por su parte, la impulsora del colectivo contribuirá aportando los conocimientos profesionales y contactos fruto de sus 30 años de experiencia profesional. “Hay artistas como la copa de un pino, como una licenciada en Bellas Artes de Puerto de Vega que está haciendo unos trabajos crudelísimos, pero que no es conocida porque no tenía con quien contactar, ni con quien hablar, ni se sabía mover. El tejido de la industria cultural es complicado, te tienen que abrir puertas y dar vías y eso está en mi mano porque yo tengo contactos a nivel nacional y regional, tengo esa experiencia y la voy a poner”.
“Es verdad que cada uno tenemos que mirar por lo nuestro, pero hay muchos puntos en común que los tenemos que defender de manera conjunta. Cuantos más seamos mejor, no creo que el individualismo nos vaya a llevar a ningún sitio” (M. Fermín)
Por el momento, el nuevo colectivo ya ha concedido becas a tres mujeres artistas, una asturiana, una vasca y una extremeña, que podrán disfrutar de cuatro días de estancia y taller en el espacio creativo naviego. “Además, nos van a dejar un legado de sus conocimientos -detalla Marta Fermín-. Queremos fomentar el intercambio y la relación con otras comunidades a través de otros artistas que nos visiten, podrán ver que de verdad vivimos en el paraíso. Es una manera de promocionar la zona a través del arte que me parece también dignificarla, porque no todo es gastronomía y paisaje”.
Entre los planes de ACAO también se encuentra la presentación pública de la Asociación en primavera, estación en la que se darán a conocer en Navia con una muestra que llevará por título ‘Negro sobre negro’ y en la que ya han empezado a trabajar varios de sus componentes. Las conversaciones con la corporación municipal naviega están dando sus frutos, “tanto el anterior equipo de gobierno como el actual tienen muy buena disposición y hemos recibido por parte de ambos apoyo y buenas acciones”, explica la presidenta del colectivo, a la que ya han abierto las puertas del Centro Cultural Lebrón como centro expositivo.
La Asociación de Creadores y Artistas del Occidente ha nacido con fuerza; de momento todavía está en la fase de adhesión de nuevos integrantes, pero el proyecto apunta maneras y aspira a crear un tejido importante en la zona. “Estamos ilusionadísimos, -explica la promotora- además creemos que somos muy fuertes y muy potentes. Y por el contacto que hemos tenido hasta ahora veo un pegamento muy bueno entre los artistas, y eso que nuestro sector es muy egocéntrico y muy competitivo. Es un mundo difícil porque para entrar en los proyectos todo se consigue a través de concurso y, al final, estás compitiendo con tus propios compañeros. Quieras o no, ese perfil siempre se va imprimiendo en tu ADN, sin embargo, yo en las reuniones no lo he percibido. Ha venido gente diciendo: ‘es que soy el raro del pueblo y no tengo con quien hablar de arte’, pero no es así, es de nuestra especie. Y unirnos es algo que necesitamos porque tenemos preocupaciones, conversaciones y necesidades muy similares, desde cosas como conocer programas tan sencillos como Cultura en Red (un programa institucional del Principado de Asturias en el que puedes presentar tu proyecto de manera anual, te pagan la producción y entras dentro del catálogo expositivo de salas y exposiciones de la región), hasta saber cómo darse de alta o cómo hacer una factura. Hace pocos días una chica que dio un taller y una conferencia necesitaba saber cómo debía poner el IVA en la factura y se marchó toda contenta. Para algunas cosas podemos ayudarnos sobre la marcha”.
Entre los planes de ACAO se también encuentra la presentación pública de la Asociación en primavera, estación en la que se darán a conocer en Navia con una muestra que llevará por título ‘Negro sobre negro’ y en la que ya han empezado a trabajar varios de sus componentes.
Las antiguas escuelas, la sede de la nueva Asociación, acogen ahora el trabajo investigador y creativo de Marta en esta nueva etapa de su vida además de una master class mensual porque “si no lo hago la gente de aquí me mata, pero tengo claro que no quiero liarme con más clases. Nos juntamos diez o doce personas y pasamos el día entero juntos porque además del material incluyo un picnic. Ellos aprenden algunas de las técnicas básicas y se llevan sus ediciones a casa, en la última hicimos un tapiz estampado”. En ocasiones, también es posible encontrar en Tox a algunos de los artistas que se apuntan a las residencias artísticas que ofrece la pintora. “Es gente que de verdad tiene interés por el arte -explica-. Están una semana o dos en mi casa, porque allí tengo taller y una biblioteca. Pueden salir al jardín a leer, pintar o dibujar, yo les enseño alguna técnica y ellos pasan unas vacaciones o un tiempo de producción artística en un ámbito natural y en un entorno tan especial como este, nada menos que una reserva natural.
Un alma con necesidad de compartir
Marta Fermín atesora una amplia trayectoria profesional que le ha llevado a conseguir numerosos premios, exponer y desarrollar proyectos en distintos países y a dirigir eventos en Oviedo como la Feria Alma Gráfica y la Semana Profesional del Arte. Es bien conocida en los circuitos regionales y nacionales por su trabajo artístico y de gestión, pero quien la conoce bien también sabe de otras facetas.
Si las paredes de su galería en Oviedo hablasen, sería mucho lo que podrían contar porque además de contener bellos cuadros fueron espectadoras de muchas historias humanas, gestadas en base a la necesidad y bajo el paraguas del arte.
Sus amigas dicen que ella “es como una ONG” y a la mínima de cambio encuentra la forma de apoyar a otros en condiciones más difíciles que la suya. Su anterior centro de arte De Cero Creativo fue la catapulta para iniciativas como Artistas por Artistas, un programa con el que la ovetense consiguió enviar varias maletas a Cuba llenas de materiales para los artistas que no disponen de recursos para expresar su necesidad creativa. “Antes de la pandemia hice un viaje a ese país y me quedé muy impactada, no fue lo típico porque visité muchos talleres y la carencia de productos que observé era brutal; veías a artistas dibujando en las cajitas de cartón de los dentífricos que dejamos los turistas. Desde luego, lo primero que te impacta son necesidades más graves como la alimentaria y la sanitaria. Es muy cruel, por ejemplo, que a partir de los 7 años los niños ya no pueden beber leche, y sin embargo yo como turista sí puedo. Las historias son terroríficas, y en el caso de los artistas, que necesitamos expresarnos para estar bien porque tenemos una necesidad creativa que también es emocional, el arte es de alguna manera nuestro alimento. Es lo que nos permite equilibrarnos. Hay organizaciones grandes y potentes que ya se encargan de enviar comida y medicinas, sin embargo nadie te va a enviar un bloc de dibujo, lápices o unas acuarelas y eso es lo que hicimos nosotros. Desde Cuba nos enviaron vídeos como el de una chica que lloraba dándonos las gracias porque nunca en su vida había tenido unas acuarelas en pastilla”.
Si las paredes de su galería en Oviedo hablasen, sería mucho lo que podrían contar porque además de contener bellos cuadros fueron espectadoras de muchas historias humanas, gestadas en base a la necesidad y bajo el paraguas del arte. “Algunos chicos de Bellas Artes que vinieron a hacer un proyecto y se quedaron sin dinero estuvieron en el centro una semana. Bajamos colchones inflables y mantas y durmieron allí. Aventuras de estas, tengo muchas, pero la más profesional es la de Artistas por Artistas, lo que pasa es que la pandemia nos lo complicó todo y luego en Cuba también se complicó la situación”.
De momento, quien se acerque a la entrada del nuevo centro de arte encontrará dos sofás, “eran de mis abuelitos, que ya murieron”, además de una mesita con libros que invitan a sentarse. “A veces llegan paisaninos del pueblo que vienen paseando y se sientan aquí a descansar -añade Fermín-. Yo les pregunto si quieren un café y charlamos un poco; me gusta que sientan que la escuela es un poco de todos. Al final, los lugares los hacen las personas y que los podamos compartir, porque si no ni haces pueblo, ni haces sociedad”.