Forman un gran equipo, lo que a menudo les ha dado el sobrenombre de la gran familia Edes. Inevitable pensarlo cuando uno se acerca a sus instalaciones y comprueba el despliegue de trabajo en favor de la integración de personas con discapacidad y la agricultura ecológica. En Fundación Edes, todas las partes se combinan a la perfección.
El proyecto que se aloja en la Finca El Cabillón, en el concejo de Tapia de Casariego, comenzó con la iniciativa de varios docentes dispuestos a impedir que los alumnos de un centro de educación especial se quedasen sin formación específica. Así que cuando éste cerró, como daño colateral del traspaso de las autonomías, cuatro profesores y una auxiliar se liaron la manta a la cabeza para continuar con un Centro de Educación Especial. Poco se podían imaginar que de aquella iniciativa del año 1992 saldrían tantas otras que darían lugar a la puesta en marcha de una Unidad de Atención Infantil Temprana, un programa de Ocio y Tiempo Libre, un Centro de Formación para el Empleo, un Centro de Voluntariado y Participación Social, un Grupo de Consumo, una Empresa de agricultura ecológica y servicios de jardinería y una Tienda de productos ecológicos.
Elena Martínez, coordinadora de programas y Graciela Méndez, responsable de la Finca El Cabillón, nos explican cómo funcionan.
-¿Cómo conviven en el entorno del Cabillón tantas iniciativas?
Elena: -Bueno, en realidad todos juntos formamos parte de un equipo cuya finalidad principal es conseguir la integración de las personas con discapacidades psíquicas, físicas y sensoriales. Luego todo fue creciendo de manera paulatina. A medida que veíamos nuevas necesidades buscábamos cómo conseguir los recursos para desarrollar nuevos programas e iniciativas. También estábamos unificados en que todo debíamos hacerlo pensando en lo mejor para la comarca, en base a un desarrollo sostenible. De ahí que apostásemos por la agricultura ecológica.
-Finca El Cabillón es la iniciativa con la que tenéis mayor visibilidad ¿en qué consiste?
E: -Es un proyecto empresarial, una sociedad limitada cuya finalidad es la de generar empleo para personas con discapacidad y al mismo tiempo un espacio de aprendizaje en el que prepararse para acceder a un empleo ordinario. Tiene como único socio a la Fundación Edes, de forma que si en algún momento genera beneficios repercute directamente en beneficio de la Fundación y se destinan a la creación de más empleo.
Nos dedicamos a la producción hortofrutícola ecológica, a la prestación de servicios de jardinería y más recientemente hemos creado unas brigadas de limpieza para ofrecer otras posibilidades a aquellos chavales que no estaban a gusto en las labores del campo. Al principio comenzamos contratándolos para la limpieza de nuestras instalaciones, de forma que pudieran formarse y ahora es un servicio que ya ofrecemos externamente y que nos permite diversificar.
-¿Qué supone para estos jóvenes poder trabajar aquí?
E: -La experiencia es muy buena. Ahora mismo para cualquier persona es muy difícil encontrar un trabajo, así que tanto para ellos como para sus familias se abre una puerta de expectativa de un futuro con cierta autonomía. Además, tener este empleo, les abre un mundo de relaciones que no es el de la escuela, con compañeros de trabajo, con clientes, y con woofers, personas que vienen a través de una red mundial de intercambio en granjas ecológicas.
De todas formas, no podemos perder de vista que el objetivo final es el empleo ordinario. Lo que pretendemos es que se aproveche este lugar como un espacio para el aprendizaje y la formación. Y aunque es difícil, y más en tiempos de crisis, ya se han conseguido algunos contratos con empresas de la comarca.
«En 2011 un temporal arrasó los invernaderos. Colgamos las fotos en nuestro facebook y a los tres días había cincuenta personas ayudándonos a reconstruirlo todo»
-¿El último proyecto es la Tienda de productos ecológicos?
Graciela: -Sí, y nos hizo muchísima ilusión. En ella ponemos a la venta al público nuestros productos, que principalmente son los de la cesta básica. Desde que empezamos en el año 2006 creando nuestro huerto hasta ahora -que tenemos nueve hectáreas en las que cultivamos manzanas de sidra, arándanos y productos de la huerta, algunos en invernadero- hemos conseguido varios premios. La Faba Asturiana de El Cabillón fue premiada en varias ocasiones como la mejor de Asturias en el Certamen dedicado a esta legumbre en Grado.
-A menudo los voluntarios o los familiares de alumnos del colegio que contactan con Edes acaban estableciendo una participación mucho mayor de lo que tenían planeada. ¿Por qué?
G: -La verdad es que este proyecto engancha, ilusiona. Yo creo que es porque estás trabajando por algo que es compartido por todos. En una empresa ordinaria haces tu trabajo durante unas horas y luego te desentiendes, aquí no pasa eso, trabajamos por algo en común.
E: -El proyecto no es de una persona o de un pequeño grupo, sino que pertenece a todo aquel que se suma. En el momento en que entras a participar, tus ideas son bien recibidas y se trata de construir entre todos. Y puedes ver el resultado de los esfuerzos.
-¿Cuál es la parte más difícil de la labor que desarrolláis?
G: -Tal vez que tenemos mucha variedad de tareas, y no somos muchos para todo lo que afrontamos. En el Centro Especial de Empleo no podemos perder de vista que lo primero son las personas a las que prestas tu apoyo, pero al mismo tiempo hay que sacar la producción hortofrutícola adelante y tener contentos a los clientes para que los trabajadores puedan cobrar su nómina a final de mes.
Pero hay muchas satisfacciones como cuando en el 2011 un temporal arrasó los invernaderos. Pusimos las fotos en nuestro facebook y a los tres días había cincuenta personas en nuestras instalaciones dispuestas a reconstruirlo todo y recoger los productos. El trabajo que había dispuesto para dos días se realizó en cuatro horas. Después merendamos todos juntos, los alumnos prepararon en el taller de cocina café y bizcocho para todos.
-Entre los temas que no hemos tocado se encuentra el Programa de Ocio y Tiempo Libre. ¿En qué consiste?
E: -Las necesidades educativas están cubiertas a través del Colegio de Educación Especial pero observábamos que los jóvenes con discapacidad tenían ciertas dificultades en el campo de las relaciones interpersonales, o bien porque no tenían un círculo de amigos o bien porque necesitan acompañamiento, de ahí que pensásemos en este programa. Mediante esta iniciativa jóvenes voluntarios salen con jóvenes con discapacidad al cine, a la discoteca… disfrutan juntos de sus ratos de ocio haciendo lo que cualquier joven haría. El resultado es estupendo porque se crea un círculo de amigos.
-¿Tenéis algún reto nuevo en el horizonte?
E: -Nuestro siguiente sueño sería crear un albergue que permitiese a personas y familias pasar sus vacaciones con nosotros, haciendo agricultura ecológica. Esto nos permitiría crear nuevos puestos de trabajo.