La Sociedad Omega suma ya veintiocho años de historia dedicados a la astronomía, repartidos entre actividades de investigación y divulgativas. En todo este tiempo han pasado por su sede más de cuatrocientos aficionados, y actualmente hay ciento veinte socios activos. Santiago Izquierdo es su Presidente.
– El ser humano tiende a mirar al cielo en busca de respuestas ¿qué es lo que realmente engancha de la astronomía?
-Algunos le ven la vena poética a esto. Es decir, estar observando algo que es inalcanzable y hasta cierto punto inexplicable. Otros en cambio son más de la vena científica, porque al fin y al cabo la astronomía es física aplicada, y lo que les gusta es la aventura o el reto de intentar cazar algún objeto difícil, fotografiar algo complicado, usar la astronomía para superar obstáculos y superarse a uno mismo. Pero básicamente todos, cuando miramos al cielo, sentimos el cosquilleo de lo que está infinitamente lejos y es difícil de explicar.
-Se cumple el cuarto centenario del invento del telescopio y es el Año Internacional de la Astronomía. ¿Se organiza alguna actividad especial?
-Aparte de cursos y conferencias que hacemos todos los años, este año, de momento, se ha preparado un montaje sobre astronomía en tres dimensiones, con panorámicas de la superficie del planeta Marte. Esto lo ha hecho un equipo de la Universidad de Oviedo, pero la Sociedad Omega se ocupa de su divulgación.
También tenemos en preparación un DVD divulgativo sobre astronomía en general, que se titulará posiblemente «Astronomía de Asturias». En enero hicimos la inauguración del Año Internacional de la Astronomía en el Parque San Lorenzo, en la Providencia, donde está el Monumento a Galileo. Nos pareció oportuno rendir un homenaje a la persona a la que se le atribuye la creación de la astronomía moderna y, aunque el tiempo no acompañó, fue la presentación oficial en Asturias.
Omega además colabora con el Ayuntamiento de Gijón en talleres y exposiciones del mes de abril, en el Jardín Botánico y el Acuario. Como Sociedad tenemos la atención del Observatorio Astronómico Municipal y numerosas peticiones para que visitemos casas de cultura, colegios, etc. Ninguno de nosotros vivimos de esto, así que con nuestros medios hacemos lo que podemos.
«Los aficionados tenemos medios que hace un par de décadas eran impensables, ya no sólo en tecnología óptica sino también informática, fotográfica, etc».
-La astronomía parece tratar temas alejados de la sociedad, pero siempre llama la atención. ¿Cree que está bien valorada?
-Está valorada en cuanto a que es una actividad científica, pero nosotros somos aficionados, eso no hay que olvidarlo, y basamos nuestra tarea en dar salida a una afición. Una asociación como ésta no se hace para dar clases de astronomía en los colegios, sino para que los socios encuentren un foro común y aúnen esfuerzos para conseguir metas que por separado no podrían. Luego hay otro objetivo, que es la divulgación, donde a lo mejor se pueden conseguir más socios y también subvenciones públicas que ayuden a sostenernos.
La astronomía está valorada como empresa intelectual y científica, pero es muy desconocida, en ese sentido es una cuestión de minorías. A la mayoría de la gente le interesan las cosas que jalean los medios de comunicación: un eclipse, un meteorito que cae, etc. Entonces viene más gente a preguntarnos, o también cuando llega Reyes y quieren saber qué tipo de telescopio le compran a los críos. Pero cualquier persona puede comprarse unos prismáticos, un libro, y acercarse a la asociación. No supone tanto gasto, para eso tenemos unos medios comunes, si tú quieres hacer un estudio puedes subir al observatorio y disponer de los ordenadores y el telescopio de la asociación, siempre que sea para algo sensato. 
-¿Cuál es el papel del aficionado en una ciencia que parece tan técnica?
-El papel es hasta donde uno quiera llegar. Ahora los aficionados están metidos en una tarea que tiene que ver con los cuerpos menores. Esto implica lluvias de fugaces y sobre todo rastreo de satélites y cometas. Los profesionales están haciendo estudios de determinados campos, y no pueden cambiar el telescopio para enfocar a otro sitio porque haya aparecido el cometa X o el asteroide Y. Los aficionados, en cambio, tenemos medios que hace un par de décadas eran impensables, ya no sólo en tecnología óptica sino también informática, fotográfica, etc. Podemos mandar nuestras observaciones al Centro de Cuerpos Menores, que recopila todo el planeta, y podemos seguir la información para trabajar trayectorias u objetos poco conocidos o que conviene tener fichados, como los que tienen un cierto peligro de impactar con la tierra. §