En la parroquia focense de Cangas, un grupo de mujeres amantes del medio rural saca partido a su habilidad en la artesanía del patchwork. Lo que comenzó como una sencilla afición se ha convertido en una fuente de recursos. Y sobre todo, en una reivindicación de la artesanía y el reciclaje textil.
En su página web (mulleresartesanas.jimdo.com) es posible conocer el trabajo de este colectivo de mujeres, un grupo que ellas mismas tildan como “heterogéneo” porque está integrado por jubiladas, profesionales, amas de casa, empleadas… La suya es una historia de imaginación y creatividad ya que estas artesanas empezaron a formarse en diferentes habilidades hace más de quince años: primero, restauración de muebles pero luego cambiaron para introducirse en el mundo del patchwork, produciendo para ellas mismas.
En 2005 constituyeron la Agrupación de Mulleres Artesanas. Se juntaban periodicamente para compartir impresiones y tener un rato de ocio entre amigas, mientras que iban ampliando sus conocimientos con diferentes técnicas (piña, crazy, platos rotos…). El boca a boca dio a conocer sus trabajos, aunque el boom llegó con la creación de una web donde los exponían y empezaron a llegar pedidos que les permitían costear las facturas del local donde se juntan.
Sus artesanías originales enamoraban con solo verlas y mostraban la cantidad de productos diferentes que es posible elaborar con la técnica del patchwork: bolsos, manteles individuales, baberos, colchas, gorros, mantas de cuna, cambiadores, cojines, alfombras…
Actualmente son nueve mujeres las que conforman el grupo habitual aunque son muchas más las que se acercan puntualmente hasta el local. Siguen tirando de imaginación para superarse cada día en los productos que elaboran con retales y prendas en desuso. Entre sus proveedores están amigos y familiares que ven así cómo se recicla el material textil, una forma de colaborar con el medioambiente.
Su Facebook (Mujeres atrapadas por el patchwork) también es un muestrario de todo lo que consiguen con trozos de tela. Lo mejor de todo, es que este grupo de mujeres del medio rural ha convertido su afición de tiempo libre en algo más, aunque siempre sin perder de vista que para ellas esta tarea es sinónimo de disfrutar y desconectar. Lo conseguido les sirve para pagar facturas, colaborar con causas solidarias y organizar algún que otro viaje para disfrutarlo juntas.