Filósofa por formación y por vocación, Azahara Alonso (Oviedo, 1988) se gana la vida escribiendo críticas literarias en diferentes medios, y trabajando como coordinadora y profesora en la madrileña escuela de literatura Hotel Kafka. Con ese currículum no es de extrañar que diera el salto a publicar su primera obra, Bajas Presiones (Ed. Trea), donde presenta una recopilación de aforismos: frases cortas con las que dibuja una visión personal de su mundo.
-¿Por qué escribir aforismos?
-Desde que tuve uso de razón he estado muy interesada en los libros. Aprendí a leer muy temprano, y con diez años la literatura era algo asumido en mi vida. Después decidí estudiar Filosofía y no Filología, que quizá hubiera sido el paso natural, y luego hice un máster de Escritura Creativa. Eso me situó en medio de los dos mundos: cuando presentaba un ensayo en la carrera me decían que tenía un toque demasiado literario, y cuando estaba en Literatura me decían que era demasiado filosófica. Los aforismos me gustan porque creo que se mueven en varios estilos, están en tierra de nadie. Es un género en el que me siento cómoda, y que me permite expresar las cosas como quiero.
-Una primera obra en este género no deja de ser una osadía.
-Es cierto que es un poco extraño. La gente que me aconsejaba decía que cada aforismo es un poema, que por qué no hacía directamente un libro de poemas, que para ser el primer libro sería más habitual. Y también hubo quien me aconsejó hacer relatos porque cada aforismo tiene la idea de una historia. Por eso quería también hacer una cierta defensa del género, precisamente porque tiene entidad propia, porque no hay que adaptarlo a ningún otro.
-Refranes, proverbios, axiomas, greguerías… ¿se pueden confundir con aforismos?
-Bueno, la definición que da la RAE de aforismo es muy clásica y está un poco anticuada, hace más alusión a como se entendía en el siglo XVII o XVIII: sentencias que daban una reflexión moral, un conocimiento acerca de cómo se tenía que mover el hombre en el mundo.
A partir del siglo XX y en España desde los años 80 se ha cambiado a un tipo de aforismo mucho más cercano, poético y con un lenguaje mucho más plástico, usando imágenes y metáforas. Hoy se considera un subgénero de la poesía. Y ya no intenta enseñar a nadie cómo actuar, sino que es simplemente una reflexión, una mirada personal sobre las cosas.
«Twitter ha reavivado el interés por géneros breves, aunque es fácil confundirse: un tuit busca siempre el ingenio, pero no necesariamente la literatura»
-Éste parece un libro para leer despacio. ¿Cómo encaja en un tiempo en el que todo, especialmente la información, va tremendamente rápido?
-Bueno, hay quien dice que los aforismos, al ser tan breves, son perfectos para una época tan líquida y tan rápida como ésta, pero yo creo que sí es un libro para leer calmadamente. Aunque el tiempo de atención disminuye hoy en día, creo que la literatura tiene que seguir apostando por la reflexión y el disfrute de las letras.
-En Twitter nos hemos acostumbrado a reducir las ideas a 180 caracteres. ¿Es una nueva forma de aforismo?
-Es cierto que Twitter ha colocado a la gente en la situación de tener que expresar lo que quiere en una o dos líneas. En cierto sentido sí creo que ha reavivado el interés por géneros breves, aunque también tiene un doble filo y es fácil confundirse: un tuit busca siempre el ingenio, pero no necesariamente la literatura.
-¿Cómo leer Bajas presiones? ¿Qué se va a encontrar el lector en este trabajo?
-Creo que era Steiner quien decía que, en el mundo del aforismo, cuando el lector lee sin un orden predeterminado se ve reflejado a sí mismo; pero que si lee el libro completo y por orden, lo que verá es al autor. Así que entiendo que depende de cómo lo quiera afrontar cada uno, pero si opta por la segunda supongo que encontrará a una mujer joven, con una visión nihilista o trágica de la vida, tomada con humor. Decía Jardiel Poncela que la única salida a la lucidez es el humor, y mi humor es un poco ácido.
-Está trabajando en algún proyecto nuevo?
-¡Eso mismo me pregunto yo! Bajas presiones nació de unos cuadernos, que son algo muy cotidiano en mi vida, yo tomo notas a diario. Entonces es muy posible que ya exista otro libro, pero hay que hacer una labor de espeleología importante. Me gustaría intentar sacar algo de ahí, y creo que me gustaría probar en otro género.