Juan Ignacio Moreno-Luque Casariego
Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias
«Muchas veces, como magistrado de profesión, me he preguntado sobre la figura de Poncio Pilato. He intentado situarme en su lugar, aproximarme al caso de Jesús y a sus consecuencias, como si me hubiese visto en la tesitura de ser el «magistrado ponente» del juicio con más repercusión de la historia. He intentado reflexionar sobre qué haría el juez romano, cuando comprendió que Jesús no era imputable de ningún delito que mereciera la muerte, y qué poderosas razones le llevaron a «prevaricar abiertamente», a dictar sentencia condenatoria en contra de su propio dictamen. Cuál sería su reacción cuando el Exactor (notario de las ejecuciones) le atestiguó que el cadáver había desaparecido, a pesar de que el sepulcro contaba con un retén de guardia, o cuando llegó a sus oídos la noticia de que, según sus discípulos el nazareno que había ejecutado habría resucitado». […]