¿Puede un sentimiento -la indignación- canalizar un cambio? ¿Hasta qué punto es necesaria una estructura clara para que llegue a buen fin? ¿Cuál podría ser esa estructura? ‘Reflexiones para crear ideas en el futuro de los indignados’ (Ed. Irreverentes) es la aportación de José Luis Caramés Lage a este debate. Este trabajo propone un marco teórico para desarrollar un movimiento desde un punto de vista provocador, y ha sido finalista en el IV Premio Rara Avis de Ensayo.
-Tras una introducción, el libro arranca con la filosofía clásica. ¿Por qué?
-Siempre se puede volver a la filosofía clásica, especialmente a la griega que sustentó a Europa durante siglos. En ella hay valores que se han perdido, o se han difuminado, como el valor de la ética o de la sabiduría, o la consciencia del ser humano, esas preguntas de quiénes somos, qué hacemos aquí, cuáles deberían ser nuestros intereses…
Desgraciadamente la filosofía ya no se estudia en los colegios, y mi opinión es que recuperar eso debería ser uno de los objetivos de los indignados para llenarse intelectualmente. Empezar a pensar de una manera sabia en el presente y en el futuro del ser humano con todos los medios que tenemos ahora, que son muchos
-¿El movimiento de los indignados es ideológico o social?
-Desde luego es un movimiento, pero no está cohesionado de forma ideológica. Piensa que yo soy de la época del mayo francés, y ahí sí que había ideología. Lo que pasa es que durante décadas nos han contado que la sociedad está fracturada, que no podemos entenderla en su conjunto. El neoliberalismo está encantado con esto, pero yo creo que sí hay que volver a la ideología, a las teorías generales. En este momento los indignados suponen más un sentimiento en contra de un orden establecido -y probablemente mal establecido- y ese impulso les lleva a salir a la calle y a luchar por ideas que no están muy claras, porque no están cohesionadas.
-¿Qué considera que les falta, entonces?
-Objetivos y metodología. Sin eso los movimientos ciudadanos pueden ser muy bonitos durante un mes o dos, pero después se diluyen.
«Los indignados tienen mucha fuerza emocional, pero les falta un objetivo claro»
-Una referencia muy repetida en este contexto ha sido el Mayo Francés. ¿Cuáles son las principales diferencias?
-El Mayo Francés salió de la universidad, que es un sitio que se supone intelectual, de una gente que quería cambiar la sociedad de una forma profunda. En cambio los indignados son un movimiento muy instintivo, pero poco ideológico. Tiene mucha fuerza emocional, y eso llena a la gente, pero no hay una cohesión.
Yo no me meto con los indignados, pero sí con alguna de sus formas. Sentarse en la Puerta del Sol puede molestar mucho a los comerciantes de los alrededores, pero no tiene la fuerza transformadora que yo creo que tenía aquel movimiento. De hecho, aunque la gente cambia y tiende a hacerse más conservadora, algunos de aquellos dirigentes siguen en política, es decir, siguen con la idea de transformar el mundo. Que no lo van a conseguir, pero la idea sigue ahí.
-¿Cómo es el movimiento de los indignados en Asturias?
-Asturias es una sociedad muy evolucionada políticamente, hay una trayectoria histórica muy larga y la gente está muy entrenada en ese sentido. Pero la política ha defraudado y los jóvenes no se meten en las instituciones, todo se mantiene con un orden antiguo. Asturias está ahora en un momento triste, porque la gente joven se está marchando; aquí no hay indignados porque se han ido.
-¿Qué ha buscado aportar con este libro?
-Bueno, yo llevo cuarenta años enseñando en la Universidad y en varias instituciones, y he tenido mucho contacto con jóvenes. Y casi todos son gente muy inteligente, muy preparada intelectualmente, con una fuerza tremenda y muchas ganas de empezar una vida. Este libro está escrito pensando en ellos. En mi trayectoria vital yo siempre he sido un poco indignado, mi ideología lógicamente ha ido evolucionando, pero siempre he tratado de explicar por qué. Así que lo que más me gustaría con este trabajo es provocar la mente de las personas, porque creo en el ser humano y quiero que el joven se transforme, cambie la sociedad o al menos el ambiente que le rodea.