Asturias guarda en el Valle de Ardisana una preciosa aventura para quien esté dispuesto a caminar entre seres mitológicos. El Sumiciu o el mismísimo Pataricu observan a los senderistas que se adentran en este rincón del territorio llanisco.
Como ya previene su nombre, el Camín Encantáu reparte magia y descubrimientos a cada paso que hagamos en esta ruta, que con sus 9 kilómetros de recorrido transcurre por un valle ‘bien guapo’, como oirás decir en Asturias.
El punto de partida puede ser la localidad de La Venta, donde el aparcamiento gratuito de un bar tienda y una bolera tradicional permite dejar el coche a escasos metros del inicio de la ruta. A partir de ahí comienza un recorrido que transcurre por caminos tradicionales, praderías y bosques, y atraviesa varios pueblos como Gomezán, Malatería, Villanueva, Palaciu, Ardisana y Riocaliente hasta llegar de nuevo a La Venta. Lo realmente especial de esta ruta, cuyo entorno natural merece la pena, es la presencia de muchos de los seres que has conocido de niño y ahora encuentras forjados en madera por el escultor Pedro Bueno, con la excepción de alguna figura en piedra.
Nada más salir del coche, lo primero que podrás observar es una Reunión de Trasgus, esos pequeños y vivaces duendes que a menudo visten con gorro rojo y a los que les encanta hacer travesuras. Atención al regreso, no sea que alguno de ellos se esconda en tu coche porque tienen fama de ser duendes caseros de los que resulta difícil deshacerse si le cogen el gusto a tu vivienda.
Una vez en la senda que se halla señalizada, el camino se dirige en dirección a Los Callejos. Siguiendo los indicadores verticales amarillos que nos encontramos y tras cruzar un puente sobre el río San Miguel, la ruta continúa por una pista que nos lleva al pueblo de Gomezán. Para llegar a esta pequeña aldea, eminentemente ganadera, has de superar la parte más empinada del recorrido, un pequeño repecho al que seguirán tramos más llevaderos. Ojo si te paras a descansar porque allí nos espera El Sumiciu. Como bien advierten todos los cuentos populares, a este duende le encanta hacer desaparecer objetos, así que no pierdas de vista tu bolsa o mochila, no te embauque con su atractiva sonrisa.
El sendero continúa atravesando un bonito bosque y te conduce a La Malatería, y como indica su nombre, este lugar tiene su origen en un hospital de leprosos del siglo XVII. Aquí lo que más llamará la atención es la estatua de el Home del sacu que tanto ha atemorizado a los niños.
Ojo si te paras a descansar porque allí nos espera El Sumiciu. Como bien advierten todos los cuentos populares, a este duende le encanta hacer desaparecer objetos, así que atención a tu bolsa o mochila, no te embauque con su atractiva sonrisa.
La siguiente presencia mitológica que encontramos en el camino tampoco ofrece mucha tranquilidad ya que se trata de El Pataricu, un humanoide gigantesco con un solo ojo y del cual se cree que podría alimentarse de los náufragos que llegan a las costas en las que suelen habitar, aunque también hay quien dice que los niños podrían formar parte de su dieta.
El Diañu Burlón está a poca distancia, aquí lo vemos con aspecto humano, pero se conoce de él su espíritu bromista y su capacidad para transformarse en otras criaturas. Así que si os encontráis en las proximidades con una cabritilla bien podría ser este divertido diablo.
Entre los próximos descubrimientos de la ruta se encuentra El Nuberu, este en piedra, porque como es de imaginar la madera no combina bien con el señor de la lluvia y las tormentas. Y al llegar a la localidad de Palaciu, lo que encontraremos es la figura del Segador que, sentado junto a la Fuente del Cañu, prepara su apero para la tarea y advierte de lo necesario que es cuidar la herramienta que nos da de comer.
En Ardisana quien nos recibe es El Cuélebre, la serpiente alada que custodia las ayalgas y también a Las Xanas, y que en ocasiones también es el artífice de la desaparición del ganado. Antes de continuar la ruta hay que disfrutar del entorno de esta tranquila aldea conocida antaño por ser lugar de tejeros, un oficio tradicional en el cual se hacían las tejas en hornos a partir de arcilla como materia prima.
A lo largo del recorrido encontrarás bancos e incluso un pequeño merendero donde descansar o disfrutar del paisaje. Ya no queda mucho para llegar a la parte final de este itinerario porque ya estás más cercano a Riocaliente, aunque antes encontraremos a La Llavandera, una mujer vieja y arrugada a la que no le gusta ser molestada, y también al Busgosu, que protege los bosques y a todos sus habitantes. Su extraño aspecto con patas de cabra y torso velludo recuerda al de una cabra, aunque su rostro presenta rasgos humanos y su carácter es bondadoso con todos aquellos que respetan al bosque y a sus animales.
Queda muy poco para llegar al último pueblo de la ruta, Riocaliente, donde entre otras cosas, nos espera una gran mano, El Pesadiellu, aunque muchos la conocen también como La Manona. Dicho ser es conocido porque adopta esta forma para posarse sobre el pecho de los que están durmiendo, provocándoles en ocasiones pesadillas. El cartel que acompaña a esta mano enorme advierte que solo podrán seguir en el camino los que respetan la naturaleza y sus leyes y los que aún creen en mundos ocultos y seres mágicos.
La ruta circular, de 9 kilómetros, se puede recorrer a pie en aproximadamente dos horas y media y es ideal para realizar en familia.
Antes de abandonar esta aldea, nada más cruzar otro puente sobre el río San Miguel, veremos a La Castañera, una mujer que surte de castañas y que por supuesto encontraremos sentada bajo un castaño. Apenas nos quedan 2 kilómetros para llegar a La Venta donde daremos por finalizada esta aventura, pero en estos hay que tener especial cuidado porque se realizan en su totalidad por carretera.
El Camín Encantáu ha sido posible gracias a la labor de la Asociación La Ablanosa, promotora de este itinerario, con la colaboración del Ayuntamiento de Llanes. El colectivo sigue cuidando esta ruta y ya trabaja en la incorporación de nuevos seres en tu viaje por el Camín, algunos tan especiales como La Xana.
Atractiva para todas las edades, se puede recorrer en dos horas y media y está especialmente recomendada para realizar con niños que, de forma divertida, podrán conocer una parte de la mitología asturiana.