Ya no falta nada para que comience el Festival Intercéltico de Avilés considerado como uno de los mejores de Europa y una de las citas ineludibles del verano astur. Este año celebra su XXV edición con un cartel que incluye figuras como Celtas Cortos o Luar na Lubre así como grupos y bandas venidos de distintos países del Arco Atlántico. Desde el sábado 23 al 31 de julio la ciudad se convertirá en el epicentro del mundo celta con una gran fiesta que sacará lo mejor de esta cultura a la calle. Un espectáculo para no perderse, apto para todos los públicos. Hablamos con Juan Luis Casas, director del Festival.
-¿Qué habrá de especial en este veinticinco aniversario del Intercéltico?
-Llevamos un par de años con muy poca cosa debido a la pandemia y a las restricciones sanitarias. En 2020 organizamos un par de exposiciones ya que las circunstancias nos impidieron hacer incluso el pasacalle. El año pasado lo teníamos todo prácticamente preparado pero a última hora, como subió mucho el número de contagios, el Principado sacó una serie de normas para este tipo de eventos que para nosotros eran imposibles de cumplir y tuvimos que suspenderlo. Así que este año, que además era el veinticinco aniversario, decidimos hacer algo grande, algo que recordara a lo que hacíamos antaño con participantes de todos los países del Arco Atlántico, una representación de calidad que además estuviera rodeada de muchas actividades: cultura, mercadillo, exposiciones, deportes, demostración de lucha celta-asturiana y por supuesto, gastronomía, algo que no puede faltar. Todo está pensado para que el visitante tenga un abanico de posibilidades para disfrutar de la cultura celta, para que pueda pasar todo el día viendo y haciendo algo.
-Mucha gente no sabe que asturianos o gallegos tenemos raíces celtas al igual que pueden tenerlas los bretones, galeses, escoceses, irlandeses… ¿Cómo definiría el celtismo y cuáles serían sus señas de identidad?
-El celtismo está abriendo cada vez más su abanico. Todo lo que tenga que ver mínimamente con la cultura celta por poco que sea nos sirve para exponerlo dentro del Intercéltico. Te voy a comentar unos ejemplos para que te hagas una idea. Un año incluimos una demostración de parapente y paramotor, y nos preguntaban si los celtas iban en parapente. Evidentemente, no. Pero esto lo hacía un club asturiano, afincado en Asturias y eso es suficiente. La cultura celta no es solo la gaita y el tambor, lo amplia que tú quieras que sea depende de la visión que tengas, no tiene por qué ser solo gaita y tambor. Hay un montón de posibilidades, el mismo rugby, por ejemplo, es un deporte celta porque se desarrolla sobre todo en Gran Bretaña, Irlanda, pero también en la zona de Francia, Italia… Hoy la cultura global lo invade todo. Recuerdo un año que vino una banda de Nueva Zelanda, la Auckland & Dictrict Pipe Band, compuesta por descendientes de emigrantes escoceses, allí hay muchos y por tanto abundan las bandas de gaitas escocesas. Otro año trajimos a un grupo japonés. Me preguntaron, ¿es que los celtas llegaron a Japón? No, pero es que ahora los japoneses hacen música celta, así que ¿por qué no van a tener aquí su espacio? En definitiva, no importa tanto la procedencia sino lo que estás haciendo. De hecho, ahora en Granada hay un festival celta que está cobrando cada vez más importancia en el circuito.
“Este año, que además es el 25 aniversario, decidimos hacer algo grande, algo que recordara a lo que hacíamos antaño con participantes de todos los países del Arco Atlántico”
-¿Cuándo llegó la consagración de este festival?
-Pues creo que de la octava a la décima edición fueron festivales espectaculares. Se hicieron muy bien las cosas, hubo mucha calidad, se contó con un alto grado de participación hasta el punto de que estuvimos considerados a nivel de importancia como el segundo festival intercéltico de Europa por detrás del de Lorient (Francia), que para nosotros es inalcanzable. Cuenta con un gran presupuesto y luego se encuentra en un lugar muy bueno estratégicamente hablando, muy bien comunicado con el resto de Europa. El Intercéltico en aquel tiempo sonó mucho y muy bien. De hecho, en algún momento nos llegaron mensajes de que el mismo Lorient miraba con recelo lo que estábamos haciendo, cosa que para nosotros fue un gran motivo de mucho orgullo.
-Habla de una Edad de Oro del Festival, ¿qué paso en ediciones posteriores?
-Pues a partir de ahí llegó la crisis y nos tumbó todo. Se vinieron abajo los ingresos y nos cambió todo el panorama hasta el punto de que tuvimos que remodelar prácticamente todo el festival. Recuerdo un año muy dramático donde no teníamos dinero para nada y lo poco que conseguimos fue gracias a las amistades y a la gente, con eso lo sacamos adelante y a partir de ahí estamos progresando, pero ya de forma más liviana, nada parecido al ascenso meteórico de los doce primeros años. Nuestro objetivo ahora es subir cada año un peldaño más en calidad. Hasta ahora lo estamos consiguiendo, pero te confieso que cuesta un triunfo.
“Hacemos una labor de promoción turística que vale muchos miles de euros. Hay campañas que cuestan más dinero y no dan este resultado ni tienen esta repercusión”
-¿Cuáles son ahora sus fuentes de financiación?
-Tenemos subvenciones de organismos oficiales como el Ayuntamiento de Avilés, el de Corvera y el de Pravia porque el festival es de Avilés y Comarca. Durante un par de días a la semana nos desplazamos a Corvera y también nos vamos a Pravia con una banda que hará allí desfile y conciertos. También colabora el Principado de Asturias a través de una subvención y a partir de aquí el resto son ya ingresos particulares. Nos buscamos la vida con empresarios que tengan un poco de inquietud por este tema y también con los proveedores del festival que trabajan y ganan un dinero con esto y les pedimos una colaboración. Entre todos vamos sumando y con lo conseguido llegamos hasta donde podemos.
-¿Es el Festival Intercéltico de Avilés un motor económico para la zona?
-Sí, desde el primer momento. El primer año causó sensación, fue una sorpresa muy grata para todo el mundo porque nadie se esperaba algo así. A partir de ahí fuimos elevando cantidad y calidad, y fue un revulsivo para la comarca. Me acuerdo de que el año que trajimos a Carlos Núñez por primera vez nos contaron -bares y restaurantes de la zona- que habían estado dando cenas hasta las cinco de la mañana. Imagínate lo que supone esto para una ciudad. Hoy el festival no solo atrae a personas de Asturias sino de países limítrofes. Viene gente como espectadora que antes participó con su grupo o banda en otra edición acompañada de su familia porque quiere enseñarles durante diez días el sitio donde estuvieron y tan bien se lo pasaron. Hacemos una labor de promoción turística que vale muchos miles de euros. Hay campañas que cuestan más dinero y no dan este resultado ni tienen esta repercusión.
-¿Cómo ha ido evolucionando el público en estos años?
-Hay muchos que nos dicen que recuerdan cuando sus padres le traían al festival y veían desde el cuello de sus progenitores a los irlandeses y escoceses tocar y bailar. Ahora son ellos los que traen a sus hijos para repetir la experiencia porque aquello les quedó grabado para siempre. Es emocionante ver cómo gente separada por miles de kilómetros pueden tener tantas cosas en común con nosotros. Existe por tanto un relevo generacional. Aquí puedes ver desde abuelos hasta nietos, es un festival para todas las edades.
-Si echa la vista atrás… ¿de qué se siente más orgulloso en estos veinticinco años de vida del festival?
-Pues de haber hecho un festival lo suficientemente digno como para ser tenido en cuenta en la élite de los festivales intercélticos del Arco Atlántico. Queríamos que Asturias no solo participara en los festivales de Europa, sino que tuviera el suyo propio con una dignidad y un buen hacer suficiente para ser reconocido por los demás como uno de los grandes festivales. Y eso ya lo hemos conseguido, no nos cabe ninguna duda. Para poder llegar a más necesitaríamos una fuerte inyección económica y tal y como están las cosas ahora somos un poco pesimistas. En España nos estamos codeando con el Festival do Mundo Celta de Ortigueira (A Coruña), que tiene un presupuesto que ronda el medio millón de euros, nosotros tenemos unos setenta mil, con eso ya te puedes hacer una idea. Con un presupuesto claramente inferior nos estamos codeando con los grandes. Ya no te hablo de Lorient que tiene millones de presupuesto. Estamos jugando en primera división con un presupuesto de tercera regional y eso tiene mucho mérito, y hay que saberlo agradecer.
“Con un presupuesto claramente inferior nos estamos codeando con los grandes festivales. Estamos jugando en primera división con un presupuesto de tercera regional y eso tiene mucho mérito, y hay que saberlo agradecer”
-Por curiosidad, ¿cuántas personas llegan a participar en un evento de este tipo?
-El año que hubo más participantes fueron 280 solo de fuera de Asturias. En los años buenos tuvimos un elenco de participantes brutal. ¡Avilés rebosaba de celtas! Ahora la economía lo marca todo y serán algo más de cien personas las que vendrán de fuera a participar en este evento y a ellas se sumarán los grupos y participantes asturianos. Un buen balance teniendo en cuenta las dificultades a las que nos enfrentamos.
-Desde 2008 el festival está declarado Fiesta de Interés Turístico Regional y reclaman que sea reconocido de Interés Nacional. ¿Para cuándo?
-Exigen una serie de requisitos y con todo ello habría que ponerse manos a la obra. Lo que ocurre es que cuando empiezas a trabajar en el festival te absorbe tanto que hemos tenido que dejar el tema aparcado. Creemos que es un reconocimiento muy merecido porque el nivel regional ya está sobrepasado.
-¿Cómo Esbardu, la asociación que usted preside, se convierte en organizadora de un evento de esta índole?
-Somos una asociación cultural pequeña sin ánimo de lucro que se dedica a promover el folklore asturiano. Tenemos una Escuela de Música, con una banda de gaitas, y un grupo de baile tradicional. A raíz de nuestra primera participación en el Festival Intercéltico de Lorient allá por 1993, nos surgió la idea de hacer algo así en Asturias -no igual porque era imposible-, pero sí algo digno que nos pudiera representar en el mundo del Arco Atlántico. Así es como surgió hace veinticinco años el Intercéltico de Avilés.
-Además de organizar todo este evento, ¿qué grado de implicación tiene la asociación dentro del festival?
-Un festival como este empieza a tomar forma casi un año antes. Son muchas las gestiones, los preparativos, nada queda para la improvisación. Luego los quince días antes no paramos, estamos sometidos a un ritmo frenético, yendo de un sitio a otro para garantizar que todo salga perfecto. En otras condiciones, estas tareas se encargarían a una empresa de servicios auxiliares, pero como nuestro presupuesto no nos lo permite, lo hacemos nosotros. Después pasa lo de siempre, que se cae una pieza y, como en el dominó, van todas detrás hasta que vuelves a sujetar todo, lo pones en orden y empiezas de nuevo.
Además de la organización actuamos el grupo de baile y la banda de gaitas Esbardu porque claro, estamos ensayando todo el año y cuando llega el festival más importante de Asturias, que encima lo organizas tú, sino sales, apaga y vámonos. Si además tienes que ponerte el traje y hacen días de calor como estos… es para desmayarse. Pero ahí estamos, somos duros, llevamos veinticinco años trabajando como leones y ahí está el resultado.
Fechas: Del 23 al 31 de julio de 2022
Lugar: La Exposición (Las Meanas) en Avilés y diversas actividades en la Comarca de Avilés.
Consultar programación: www.intercercelticu.com