Las olas rompían bajo nuestros pies.
Tú caminabas despacio dejando que tus
pies se enterraran poco a poco bajo la
arena fría.
Yo te miraba ensimismada
y con carita de enamorada.
Qué suerte,
que se me siga poniendo esa cara
cada día al verte.
Las olas rompían bajo nuestros pies.
Tú caminabas despacio dejando que tus
pies se enterraran poco a poco bajo la
arena fría.
Yo te miraba ensimismada
y con carita de enamorada.
Qué suerte,
que se me siga poniendo esa cara
cada día al verte.
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