Doce horas fueron las que pase contigo,
once los minutos que tardé en conocerte,
diez fueron los secretos que me contaste,
nueve los números de tu teléfono.
Ocho fueron los segundos que tardé en conocer tu nombre,
siete fueron los que tardaste en conocer el mío.
Seis calles cruzamos hasta llegar a tu casa,
cinco escaleras las que había hasta tu puerta.
Cuatro era el número de tu portal,
tres el de tu hogar.
Dos segundos fueron
de un silencio mágico y ensordecedor.
Uno fue el único beso que entre tú y yo existió
y le dio sentido.
A las doce horas que encerrados
pasamos en aquella habitación…