Se puede afirmar con total certeza
que quién viaja mucho de un lugar a otro
es un emigrante, el pudiente es otro.
El hambriento, huye de la pobreza,
alguno puede que con ligereza
de juventud y la sangre de un potro.
Hacía todo en madera de notro
y al no poder sentar bien la cabeza,
quiso migrar cuando hoy es un logro escaso
aunque quien lo hace le cambia la vida,
si no le va bien se vuelve. Hoy es un paso.
Al irte a la nación bien elegida
evita presentarte con retraso.
Triste es llegar tarde y no haber cabida.