Pasa una anciana.
Pregunta una vez tras otra.
¿Y tú de quién eres?
No recuerda mi cara.
Más de quince años sin haber pisado estas callejuelas.
¿Y tú de quién eres?
Soy cinco horas de viaje en coche.
Soy el que ha regresado con la barba pelirroja.
Soy el nieto de mis abuelos.
Señora, no pregunte más,
que este que aquí ve no es forastero,
que este que aquí ve lo vio usted en el pasado,
tal vez con aspecto más infantil,
tal vez más alocado.
Del poemario en proceso de escritura Las trascendencias estivales.
Cómo me gusssta