El Principado ha activado una nueva convocatoria del Programa europeo LEADER, que supone una inyección económica de setenta millones de euros, destinados a la diversificación y puesta en valor de la actividad económica en las zonas rurales. Un presupuesto nada desdeñable al que habrá que sacar todo el partido posible, de la mano de los diferentes Grupos de Acción Local.
Envejecimiento de la población, abandono del campo, falta de infraestructuras y oportunidades laborales… los problemas del medio rural asturiano son conocidos, y tienen mucho en común con zonas similares de Europa, que ven como las consecuencias económicas, ecológicas y vitales del aislamiento del medio rural van pasando factura, aunque solo sea por la cantidad de recursos desaprovechados que supone. No es un conflicto nuevo, y el tema aparece con mayor o menor fortuna en cualquier agenda política que se precie.
En el contexto europeo, en 1991 la Comisión Europea aprobó el proyecto LEADER para dar una respuesta conjunta al problema. Desde entonces se han pasado varias fases y, tanto en Asturias como en el resto del territorio español, se han financiado cantidad de proyectos gracias a la llegada de estos fondos europeos. Nuevas empresas, proyectos turísticos, planes de diversificación económica, formación especializada…
Si bien el fondo del problema es similar para toda Europa, es justo asumir que cada región tiene sus peculiaridades concretas, y requiere soluciones personalizadas. El reconocimiento de la diferencia es una de las características más fuertes del plan LEADER, que se plantea de abajo a arriba, de modo que es la sociedad local la que indica cuáles son las prioridades y qué tipo de proyectos deben tener preferencia a la hora de administrar el presupuesto. «La clave del LEADER consiste en entender en que para que un territorio se desarrolle no es suficiente, incluso a veces está contraindicado, llegar con una visión general y decirle lo que tiene que hacer. El planteamiento es que sea el propio territorio, organizado a través de sus actores sociales, instituciones y colectivos, el que tenga la capacidad para tomar decisiones. Es una forma de hacer política territorial, donde la participación es básica», explica Jesús Casas Grande, Director General de Desarrollo Rural y Agroalimentación. Es la Consejería de Desarrollo Rural la encargada de activar los fondos, en los que el Gobierno del Principado aporta un 14%. El 6% viene de Madrid y el 80% de Bruselas: en total setenta millones de euros a invertir en proyectos hasta 2020.
A pie de calle
En tiempo de recortes, llama la atención escuchar que, por una vez, el presupuesto no es un escollo. «Si se presenta un proyecto viable, no va a tener problemas de financiación». Así de categórico es Belarmino Fernández, que sabe de este tema por partida triple: como alcalde de Somiedo, como presidente del Grupo de Acción Local para el Desarrollo de la Comarca del Camín Real de la Mesa y como presidente a su vez de la Red Asturiana de Desarrollo Rural (Reader). «Los Grupos de Acción Local llevan funcionando más de veinte años, y han sido fundamentales para la diversificación y el desarrollo económico de las zonas rurales de Asturias. A pesar de la crisis económica, en el anterior programa 2010-2013 se financiaron en torno a mil cuatrocientos proyectos, y esperamos mucho de esta nueva convocatoria». Como apunte, a los setenta millones de euros del LEADER se suman siete de los conocidos como Fondos Pesqueros, que atañen a determinadas zonas costeras.
El trabajo de gestión es ingente, y en Asturias se reparte entre once Grupos de Acción Local, cada uno con su estrategia propia. Por ejemplo en el Camín Real de la Mesa, una comarca extensa que incluye a once concejos, los esfuerzos se centran en «potenciar todo lo relacionado con la diversificación, especialmente en temas relacionados con la industria agroalimentaria y el aprovechamiento forestal». Esto no quiere decir que se dejen de lado otros sectores, como el turístico, pero sí que se van a priorizar estas líneas de actuación. Otro ejemplo es la Asociación para el Desarrollo Rural de la Montaña Central de Asturias, presidida por Jesús Barbao: «Apostamos mucho por el tema forestal, biomasa, aprovechamiento de maderas, además de por las plantaciones autóctonas y de diversificación de la actividad agraria. Nos interesa también todo lo relacionado con las energías renovables».
Para esta nueva convocatoria, la composición de los once grupos de acción local ha sido reformulada, de tal forma que la representación de los ciudadanos supera por primera vez la presencia de las administraciones. «Cada reglamento comunitario incorpora modificaciones, matizaciones y detalles -explica Jesús Casas- y en este caso el fondo no ha variado, pero las formas sí. Lo que se ha buscado, en el marco de Asturias, es clarificar el papel de los grupos, delimitando su posición jurídica y su forma de funcionar con control y transparencia, fundamental a la hora de gestionar dinero público». Los grupos tienen además una doble vertiente, ya que no sólo gestionan las ayudas para los diferentes proyectos, sino que son a su vez beneficiarios de subvenciones que deben justificar. «Estos dos papeles, como colaboradores de la administración y como beneficiarios en las convocatorias, estaban un poco mezclados en el periodo anterior y se han clarificado en éste».
También se ha incrementado el número de Grupos de Acción Local. En la práctica se alcanza el 90% del territorio asturiano.
Mirando a 2017
Los requisitos para liberar los fondos son lógicamente exhaustivos, y la tramitación ha llevado su tiempo. Aún así, Asturias ha sido una de las pocas comunidades españolas en cursar la convocatoria en 2016, la primera en incorporar el gasto, que ha empezado ya este año. Los grupos de acción han tenido que darse prisa para tramitar un interés que ha sido innegable. «Hemos recibido muchísimas consultas y vamos a cerrar la convocatoria con quince o dieciséis solicitudes, un buen número teniendo en cuenta el poco plazo que hemos manejado este año», valora Jesús Barbao. «Desde luego, animamos a cualquiera que tenga una mínima capacidad emprendedora a que intente concurrir a estas ayudas, porque nuestra experiencia con otros programas es que estas iniciativas crean y fijan empleo».
Una de las propuestas que más ha llamado la atención es el «ticket del autónomo rural», una ayuda de hasta 25.000 euros para desempleados de al menos tres meses de duración que quieran instalarse en el medio rural, con iniciativas de emprendimiento fuera del sector agrario. «Efectivamente, es una medida novedosa y ha despertado muchas expectativas. Creemos que puede ser interesante porque incide en la instalación de jóvenes en el medio rural, en el ámbito de la diversificación económica y de actividades complementarias», opina Jesús Casas. En términos generales, las inversiones se dividen en productivas -modernización de explotaciones, ayudas a pymes y micropymes, diversificación…- y no productivas -formación y dinamización, mejora del patrimonio común, ahorro energético…-. Cada Grupo de Acción Local ha abierto una ventanilla para resolver consultas, y se trabaja en estrecha colaboración con las Agencias de Desarrollo Local de cada ayuntamiento, insistiendo en la idea de participación territorial.
El aumento en la cuantía de las ayudas es esperanzador a la hora de afrontar unas estrategias territoriales que en Asturias pasan inevitablemente por el medio rural. Se trata de aprovechar el impulso para la región, abriendo posibilidades de crecimiento y nuevas vías de expansión. Un respiro más que necesario.