Entre los miles de voluntarios que participaron en las labores de limpieza y rescate tras la Dana de Valencia se encontraban ocho integrantes del grupo Bribones. La experiencia vivida ha sido el embrión que ha forjado un nuevo proyecto de largo alcance: la creación de un equipo de respuesta internacional altamente especializado.
Integrados en el equipo del cuerpo de Bomberos de Burgos, en calidad de voluntarios, los componentes de Bribones pudieron comprobar de primera mano la magnitud de la tragedia valenciana. Equipados con material técnico de alto nivel, participaron en todo tipo de acciones destinadas a ayudar a la población. Sobre esta experiencia y sus consecuencias reflexiona Arcadio Noriega, presidente de la plataforma lavianesa que aglutina en sus filas a un equipo multidisciplinar que reúne desde arqueólogos y estudiosos de la historia hasta miembros de las fuerzas especiales, bomberos y militares.
-¿Cómo fue vuestro viaje de ayuda a Valencia?
-Teniendo en cuenta las capacidades técnicas que teníamos, cuando nos surgió la idea de ir a ayudar decidimos contactar con Bomberos de Burgos. Ellos nos confirmaron que iban a ir de forma oficial como equipo especializado a la zona cero, a Paiporta, y entonces movimos ficha para ver si podían enrolarnos con ellos, yendo como voluntarios. Al ir bajo el paraguas de los bomberos pudimos meternos y hacer cosas más técnicas, desde rastrear, sanear muros, quitar cristales blindados, etc. No íbamos de cualquier manera y tuvimos la oportunidad de implicarnos un poquitín más.
“Llegamos el día octavo de la tragedia y nos encontramos una situación dantesca, porque una cosa es lo que vemos por televisión y otra el golpe de realidad cuando llegas allí. A mí me recordaba a alguna zona de guerra en la que estuve”
-¿Qué os encontrasteis al llegar allí?
-Nosotros llegamos el día octavo de la tragedia y nos encontramos una situación dantesca, porque una cosa es lo que vemos por televisión y otra el golpe de realidad cuando llegas allí. A mí me recordaba a alguna zona de guerra en la que estuve, como una en Afganistán en la que estaba todo desolado.
-¿Cuántos ibais del equipo Bribones y a qué os dedicasteis?
-En total fuimos siete, tres de Laviana, Rubén, Rufo y yo, y también había Bribones de Madrid. Y prácticamente, íbamos como si fuéramos bomberos de práctica. Cada Bribón teníamos veinte voluntarios a nuestro cargo que coordinábamos tanto en las zonas de limpieza como en otras más complejas, como el rastreo en sótanos y otros sitios que todavía no habían sido chequeados y a los que íbamos con trajes de neopreno y con sistemas de corte y extracción. Había sótanos enteros cubiertos por el agua y no se sabía qué podía haber en ellos. Y luego estaba ayudar a la población en todo lo que podíamos con todo lo que nos iban solicitando.
-Aunque alguno de vosotros podáis tener experiencia en situaciones de emergencia por pertenecer a cuerpos de seguridad del Estado, imagino que igualmente la experiencia sería impactante.
-Sí, pero, al final, es fructífero ver que estás donde tienes que estar y puedes sentirte realizado al estar trabajando con equipos y tareas técnicas. Al llegar con vehículos de bomberos que tienen sistemas de bombeo, podías hacer mucho más que si sólo tienes una escoba, podías arrastrar vehículos o incluso farolas que estaban tiradas en el suelo con electricidad, evitando que nadie se quedara electrocutado, porque allí era toda una barbaridad.
Evidentemente, todos íbamos al rastreo intentando localizar a los desaparecidos, pero era complejo debido a las toneladas y toneladas de material que había, y por eso a esas alturas ya era una cuestión del olfato de los perros.
-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con los bomberos de Burgos?
-La labor de los compañeros de Burgos fue magnífica, espectacular. La verdad es que siempre escuchamos hablar bien de los bomberos, pero cuando los ves mano a mano trabajando, con esa voluntad e iniciativa, comiendo prácticamente sentados en cualquier sitio…
-¿Personalmente, ¿qué fue lo que más te impactó?
-Realmente pensar en lo futuro, la inestabilidad, porque nosotros estamos acostumbrados a ver catástrofes naturales en televisión, en lugares como Marruecos, Honduras, en zonas de Asia donde hay tsunamis, etc., pero todo esto lo podemos llegar a tener en casa. Asturias es un poco paraíso, por su relieve está alejada de terremotos como el de Lorca o de volcanes como el de Canarias, pero aquí tenemos embalses y en cualquier momento la naturaleza te da un golpe de realidad. Y más que un golpe de realidad es una hostia, porque la potencia del agua es espectacular, sólo había que ver las imágenes de las vías del tren colgando o las puertas clavadas en el techo. En esas circunstancias nadar o no nadar ya es lo de menos, porque es una cuestión de supervivencia y de suerte.
-Con el acceso a la tecnología ¿los ciudadanos nos hemos acostumbrado a una vida especialmente acomodada y fácil?
-Claro, y luego vienen cosas así y se te cae un poco el mundo. Lo de la tecnología llama la atención, porque si esto ocurre hace 130 o 140 años, sería diferente. También habría habido una catástrofe, pero tendríamos las campanas de las iglesias avisando sin parar y todo el mundo sabría lo que significan esos tones. No estaríamos esperando de una forma pasiva un mensaje del móvil, o queriendo informarnos en las redes sociales de si hay una alerta roja de la que nadie se entera, porque hay tal boom de información que lo que menos estás haciendo es mirar la grada de meteorología. Como mucho, mirando si va o no a llover.
“En Asturias tenemos embalses y en cualquier momento la naturaleza te da un golpe de realidad. Y más que un golpe de realidad es una hostia, porque la potencia del agua es espectacular, solo había que ver las imágenes de las vías del tren colgando”
-¿Cómo reaccionó en este caso la ciudadanía ante una situación como esta?
-Nosotros llegamos a Valencia el octavo día tras la tragedia, en esa fecha ya había pasado lo primero que es el impacto y el shock. Nos tocó llegar en la fase de compañerismo, donde ya la gente se une y van todos a una. Ahí es donde se conoce a las personas, quién es egoísta o quien es buena gente, ahí ya no te escondes y es cuando el pueblo conoce bien de qué palo va cada uno.
-A toro pasado, uno de los comentarios más escuchados fue el de ¿por qué la gente bajó a sacar sus coches visto lo que estaba pasando?
-Sí, se preguntaban ¿en qué cabeza cabe hacer eso?, pero la realidad es que ocurrió en la de ellos y ocurriría en la de todos nosotros, porque la gente de Valencia estaba haciendo lo mismo que hacían todos los años. En episodios de gota fría, cuando empezaba a llegar un poco de agua, la gente bajaba a sacar los coches porque sabían que les podía llegar el agua como mucho hasta la espinilla, porque eso es lo que han vivido durante los últimos diez años. Lo que no se imaginaban era que la naturaleza iba a golpear esta vez con tantísima fuerza.
“Creo que tienen que rodar cabezas, sea de la línea política que sea, eso ya es lo de menos. Hay gente a la que estamos pagando, no para evitar esas cosas porque no se pueden evitar, pero sí para reaccionar y anticiparse”
-Una cosa es el lío político que se monta tras la gestión de la catástrofe, pero desde vuestra perspectiva, ¿crees que la gente tenía medios suficientes para estar alerta y poder reaccionar de otra manera?
-No, creo que tienen que rodar cabezas, sea de la línea política que sea, eso ya es lo de menos. Creo que tienen que dar un ejemplo. Hay gente a la que estamos pagando, no para evitar esas cosas porque no se pueden evitar, pero sí para reaccionar y anticiparse. Y aquí entra desde el que aprueba el edificar en una zona inundable, que es el primer paso, hasta el que ve que hay una alerta roja y simplemente pone una alerta pasiva en redes sociales o de cualquier manera.
En otros lugares en los que he estado, como en zonas de Asia, si viene cualquier situación crítica, como puede ser un misil, descuida que todos nos enteramos. ¿Por qué no hay en España sirenas? ¿Por qué no hay esos sistemas? Aquí, en la zona de Laviana, que está en el medio del Valle del Nalón, hay un sistema de aviso a la ciudadanía por si los embalses de Rioseco y de Tanes se desbordan o incluso rompe una presa. Y supuestamente hay unas sirenas que avisan y se han hecho un par de simulacros, pero nadie las escuchó; en cambio todo nos acordamos de cómo oíamos perfectamente las sirenas de los pozos de cuando la gente iba a la mina. Pues habrá que cambiar y utilizar las sirenas de toda la vida.
Y, evidentemente, hay que valorar muchísimo la predisposición del ejército, que en menos de veinticuatro horas estaba dispuesto a participar. Estaban a pocos kilómetros de la zona afectada, en Chinchilla, haciendo maniobras, y las paralizaron para ir a ayudar, pero no se les permitió estando prácticamente al lado. Y ya no estamos hablando de quitar tierra o barro, de abrir carreteras, estamos hablando de horas en las que se podían salvar vidas porque llegarían al terreno con cámaras térmicas, con perros, con ambulancias… Alguien del Gobierno central tiene que responder por esto, porque cuando los de abajo están preparados para actuar, pero los de arriba no les dejan y muere gente, ahí no hay perdón posible.
-A raíz de lo ocurrido, en las diferentes comunidades españolas se han empezado a revisar los planes y protocolos ante emergencias. ¿Habrá un antes y un después en España tras lo ocurrido en Valencia?
-Esperemos que sí, no lo sé, porque ya hubo el terremoto de Lorca, y también se decía lo mismo tras el volcán de La Palma, aunque evidentemente ahora hay muchos más muertos. Desde luego para las familias que perdieron los seres queridos, para ellos ya no hay un después.
-Imagino que la acogida de la población hacia vosotros sería total.
-Sí, estaba excepcionalmente volcada con todo el voluntariado. Admirable. Nosotros mismos nos quedamos en las instalaciones de una pequeña fallera, y ahí sí que aparecía comida, bebida…. Pero bueno, el voluntariado luego merma, y cuando todavía queda gente por aparecer tiene que notarse el músculo de un gobierno como el nuestro. No puede decaer hasta que aparezca el último, o al menos hasta que los recursos estén prácticamente agotados.
“Si a las veinticuatro horas hubieran puesto a un general militar a cargo de todo, nos hubiéramos ahorrado muchísimas cosas. Porque es gente que está acostumbrada a mover a miles de personas, a coordinar, a rediseñar, a hacer esas gestiones; lo saben hacer a la perfección”
-¿El aluvión de voluntariado del que fuimos observadores también puede convertirse en un problema si no hay una gestión adecuada?
-Está feo decirlo, pero cuando hay miles de personas, como pudo llegar a haber allí, hay que saber coordinarlos, porque esas personas comen, hay que desplazarlas, y si no, colapsan. La verdad es que, si a las veinticuatro horas hubieran puesto a un general militar a cargo de todo, nos hubiéramos ahorrado muchísimas cosas. Porque es gente que está acostumbrada a mover a miles de personas, a coordinar, a rediseñar, a hacer esas gestiones, lo saben hacer a la perfección, pero en el comité de expertos que dirigía la situación había pocos uniformes, y la formación es para lo que es. Nosotros tenemos un ejército impresionante de ayuda a la ciudadanía, que además es donde ellos se sienten fuertes. Y te puedo asegurar que un militar se siente más reconfortado trabajando en Valencia que en Afganistán. Esa gente se va afuera para evitar que el peligro nos llegue a España, pero cuando ya lo tenemos aquí, ayudando en su tierra, a su gente, se sienten cinco veces más reconfortados.
“Se está gestando un equipo especializado de respuesta internacional muy cañero en el que, además de Bribones, he introducido también a bomberos de Burgos que conocí gracias a la experiencia de Valencia”
-¿Qué os requirió el acompañar a un cuerpo como el de bomberos?
-El ir como parte de bomberos de Burgos ya exige cierta organización y cierto material, vas con profesionales y tienes que estar a la altura. Y eso también requiere una base económica importante porque llegamos allí hasta con equipos de respiración autónoma. Pudimos hacerlo porque contamos con la ayuda de la empresa aeroespacial EOS-X SPACE, que nos facilitó económicamente todo lo que necesitábamos. Y aunque fue la propia empresa la que dijo que no hacía falta que lo anunciáramos, por iniciativa mía llevamos su nombre en los vehículos, porque, ya que nos ayudaba, qué menos que se sintiera un poco reflejada. Y en este caso, sí que ha sido un antes y un después porque estamos creando con esta empresa un equipo de resistencia con el que ayudar en sitios necesitados.
-Háblame de esta iniciativa.
-Hemos tenido ya un par de reuniones en Madrid con el CEO de EOS-X SPACE y se está gestando un equipo especializado de respuesta internacional muy cañero en el que, además de Bribones, he introducido también a bomberos de Burgos que conocí gracias a la experiencia de Valencia. Con el respaldo económico de esta empresa, que proyecta viajes internacionales a la atmósfera, iríamos a ayudar a gente necesitada en lugares un poco hostiles o en situaciones donde resulte difícil echar una mano. Es una línea humanitaria que se abre a nivel mundial, amén de España, por supuesto.