Con todas las sequías que estamos experimentando, que en el futuro se van a ir agravando, el cultivo hidropónico se ha convertido en una interesante alternativa frente al cultivo tradicional. Tal es así que muchos ya la consideran como la agricultura del futuro. Los biólogos asturianos Tesa Portillo y Javier Espina, atraídos por esta idea, han creado Cantábrica, una pequeña granja urbana de microgreens o, dicho de otra forma, pequeños vegetales y hierbas comestibles que se encuentran en sus primeras etapas de crecimiento. Sus clientes, restaurantes de alta gama de la región y algunas tiendas de alimentación, se los quitan de las manos.
Berros, mostaza, albahaca, brotes de guisantes, de brócoli, mostaza roja, rabanitos, son algunas de las sesenta variedades que Cantábrica cultiva en un bajo comercial de Oviedo durante todo el año de forma totalmente sostenible. Javier Espina, nos explica todos los detalles de este proyecto pionero en Asturias.
-¿Cómo se os ocurrió montar esta empresa tan peculiar?
-Tanto Tesa como yo estudiamos Biología. En la carrera nos empezaron a hablar del cultivo hidropónico -no necesita tierra, sólo luz y agua enriquecida con nutrientes- y aquello nos llamó mucho la atención porque era un cultivo muy eficiente, ahorraba agua y no le afectaban las plagas ni los insectos. Nos extrañaba que algo tan interesante fuera tan desconocido aquí en España. Empezamos a investigar y comprobamos que en Europa y EEUU se hacían cultivos de este tipo, pero en vertical. Eran unos módulos que iban dispuestos sobre una especie de estanterías, con lo cual la producción era mayor y existían empresas que se dedicaban al monocultivo de lechugas u otras variedades para ensaladas que luego distribuían a restaurantes. Aquello nos pareció una idea muy buena.
“El cultivo hidropónico no necesita tierra, solo luz y agua enriquecida con nutrientes”
-Y llega la pandemia…
-En 2018 terminamos los dos la carrera y decidimos irnos una temporada fuera a trabajar y a perfeccionar el inglés. Y sí, nos pilla la pandemia y como era imposible trabajar decidimos aprovechar el tiempo para crear un plan de negocio con esta idea. Cuando se normalizó un poco todo entramos en un programa de emprendimiento y aceleración que nos dio el empujón para empezar a dar forma al proyecto.
Al principio pensamos instalarnos en Madrid, pero luego vimos que, aunque al principio podía llamar mucho la atención luego era muy fácil que desapareciera. Así que decidimos crear la empresa en Asturias, es un buen lugar a nivel gastronómico y cultural, y la inversión siempre iba a ser menor que en la capital de España. Cogimos un local en la calle Gamonal de Oviedo y empezamos a producir. En Asturias no existe un negocio parecido a este.
-¿Cuántas variedades cultiváis y con qué destino?
-El máximo de variedades que hemos trabajado son unas sesenta. Disponemos de un catálogo cerrado, producimos a demanda y no tenemos stock. Nuestros productos van destinados principalmente a restaurantes y establecimientos hosteleros. Si en algún momento nos piden alguna planta que les es difícil de conseguir, nos lo dicen y empezamos a cultivarla. En alguna ocasión nos ha sorprendido la demanda que genera este nuevo producto.
-¿Cuáles son las más solicitadas?
-Producimos plantas aromáticas, hojas de hortaliza y flores comestibles. Uno de los más solicitados es el cilantro. También hemos puesto un módulo de cultivo hidropónico pequeñito en el supermercado Masymas de Parque Principado donde el cliente que lo desee puede comprar cualquiera de las variedades disponibles y cultivarlas en su casa ya que tienen incorporado su propio sistema de circulación de agua que le permite el desarrollo de las plantas. Aquí lo que más demanda la gente es la albahaca.
“El máximo de variedades que hemos trabajado son unas sesenta. Disponemos de un catálogo cerrado, producimos a demanda. Nuestros productos van destinados principalmente a restaurantes y establecimientos hosteleros”
-También tenéis kits de cultivo.
-Sí, esos los vendíamos antes a través de la web, pero ahora no lo tenemos activo porque no disponemos de tiempo. Estaba pensado sobre todo para los particulares, en plan regalo. El kit incluía una maceta biodegradable, fibra de coco prensada como sustrato natural, unas semillas, luz de led para el cultivo, una botellita y un pulverizador para el riego, e iba acompañado de una tarjeta con instrucciones. Aunque ahora no tenemos stock, a pesar de ser un producto muy demandado, nuestra intención es retomar la idea este año y volvernos a enfocar hacia el cliente particular. Tenemos varias ideas, pero poco tiempo para desarrollarlas.
-¿En qué frentes estais trabajando?
-Cuando abrimos en Oviedo, nuestra actividad llamó mucho la atención de la gente. Nos surgieron muchas oportunidades de trabajo con empresas y sitios que no nos habíamos imaginado, y claro, no puedes dejar pasar estas oportunidades. Abrimos un abanico tan grande de clientes, tocamos tantos palos, que casi nos superó. Ahora estamos enfocando nuestra actividad a cosas concretas.
“Hay muchas opciones para comer vegetales KM0, fuera de la típica ensalada de lechuga, rúcula o canónigos”
-¿Cómo son los ciclos de producción de estos vegetales?
-Desde que sembramos las semillas hasta que están listas para su venta pueden pasar entre 10 y 21 días según la variedad. Alguna puede necesitar algo más de tiempo, unos 30 o 35 días, pero son las menos. Necesitamos que sean ciclos cortos de producción.
-Cultiváis con luz artificial. ¿Ha de tener alguna característica especial?
-Utilizamos iluminación led porque no emite calor y nos ayuda a mantener la estancia con una temperatura constante. Hemos probado diferentes espectros lumínicos -rojo, azul y blanco- para ver cuál nos convenía más y observamos que cada color beneficia a la planta de una manera distinta. Un equilibrio entre el azul y el rojo favorece, por ejemplo, que los tallos se alarguen cosa que, a nosotros, en el caso de los brotes, nos viene muy bien. La luz azul es ideal para aumentar la calidad en plantas de hojas verdes. En función de lo que quieres conseguir utilizas una u otra.
“Utilizamos iluminación led de distintos espectros lumínicos (rojo, azul y blanco) porque no emite calor y nos ayuda a mantener la estancia con una temperatura constante”
-¿Cómo reguláis el ciclo de luz, cantidad de agua y temperatura que necesita cada variedad?
-La luz no está encendida las 24 horas seguidas, hay ciclos de luz y oscuridad, que pueden ser de 8 o 12 horas. En Asturias tenemos un clima templado, así que no tenemos que trabajar mucho para el control ambiental. La humedad la controlamos a través de deshumificadores, y la temperatura está regulada por un sistema de climatización.
-Cultiváis sin utilizar conservantes, ni aditivos, ni fertilizantes. Sois cien por cien ecológicos, ¿no?
-No podemos recibir esa certificación porque el nuestro es un sistema de cultivo hidropónico y en la UE sólo reconocen como ecológico a cultivos que se desarrollan en el suelo, en tierra. No utilizamos pesticidas, ni herbicidas, sí nutrientes en muy bajas concentraciones para ayudar al desarrollo de la planta. La cantidad que consumimos de agua es mínima porque tenemos sistemas de recirculación. Somos totalmente sostenibles.
“No utilizamos pesticidas, ni herbicidas, sí nutrientes en muy bajas concentraciones para ayudar al desarrollo de la planta. La cantidad que consumimos de agua es mínima porque tenemos sistemas de recirculación”
-¿Qué beneficios tienen este tipo de plantas para nuestra alimentación?
-Tanto brotes como hojas pequeñas tienen la característica común de poseer una concentración de nutrientes muy elevada. Siempre ponemos el ejemplo del brócoli. Cien gramos de esta variedad en brote frente a la misma cantidad en planta adulta: la primera puede multiplicar por dos o tres la cantidad de nutrientes -vitaminas y minerales-, antioxidantes además de fortalecer el sistema inmunológico. Otro tema distinto es la saciedad, siempre te va a saciar más la planta adulta. Por eso decimos que ambas resultan complementarias, no sustituye una a la otra.
También velamos porque la planta llegue en perfecto estado al consumidor final, que no tenga ninguna pérdida de propiedades por el camino.
Cuando de forma puntual viene gente a visitar nuestras instalaciones, hacemos una especie de tour para que puedan probar todas las variedades. Hay muchas personas que nunca se habían planteado que determinadas variedades fueran comestibles, otras plantas les resultan totalmente desconocidas. En definitiva, hay muchas opciones para comer vegetales KM0, fuera de la típica ensalada de lechuga, rúcula o canónigos.
-Vuestro negocio ha de ir muy ligado al consumidor final dada la poca durabilidad del producto.
-Sí, totalmente. Hablamos con un restaurante, nos dice lo que necesita, en base a eso hacemos las previsiones y vamos ajustando. Has de jugar también con los tiempos. Al final lo difícil es combinar los calendarios de siembra para que la planta tenga el tamaño requerido en el momento exacto y esté en el lugar donde la han solicitado. Todo esto es una especie de puzle que a veces es difícil gestionar.
Las plantas llegan a los clientes mayormente en vivo -las entregamos personalmente-, sólo las que enviamos fuera van envasadas.
“Has de jugar también con los tiempos. Al final lo difícil es combinar los calendarios de siembra para que la planta tenga el tamaño requerido en el momento exacto y esté en el lugar donde la han solicitado”
-Por visualizaros un poco, ¿cómo es vuestro trabajo del día a día?
-Llegamos al local por la mañana, hacemos una lista de clientes a los que hay que repartir, vemos las plantas que hay que cosechar, preparamos los pedidos, calibramos y revisamos el agua de los depósitos para comprobar que todo va bien. Miramos si hay algo que hay que retirar, algún depósito para limpiar, labores de mantenimiento. Un día normal también incluye el comprobar cómo estamos de disponibilidad, ver si tenemos que sembrar. Las plantas que están germinando las pasamos a la luz o bien a una sala para que se mantengan. Si hay reparto ese día también lo hacemos. La tarde la dedicamos a un trabajo más de gestión: envío de correos, reuniones, etc.
-Desde que surge la idea, ¿cuál ha sido la mayor dificultad a la que os habéis enfrentado en el camino?
-Producir y cultivar las plantas lleva su tiempo y es complicado, pero lo más difícil ha sido la parte de gestión empresarial. Tesa y yo salimos del mundo científico biológico y empezamos aquí según terminamos la carrera, sin tener ni idea de nada, teniendo que aprender a gestionar todo lo referente a proveedores, gastos, balances, búsqueda de financiación, elaboración de un plan de negocios, marketing comercial. Eso lo hemos aprendido poco a poco, pero, sobre todo, a base de palos y darnos muchas veces contra la pared.
“Hemos comprobado que una persona que quiera emprender aquí en Asturias tiene a su alcance muchos recursos gratuitos sin necesidad de hacer grandes cursos o desembolsos”
-Después de estos dos años de vida, ¿qué balance hacéis?
-La verdad es que hemos tenido muy buena acogida, nuestro proyecto desde el primer momento interesó mucho a la gente. Empezamos a colaborar con distintas entidades y empresas y conseguimos sinergias muy chulas. Al principio temimos que a la gente le pareciera raro este sistema de producción y les diera algo de reparo, pero ha sido todo lo contrario. Cuando nos visitan y ven in situ cómo se producen estos alimentos, les encanta.
-O sea, que os va bien el negocio.
-Estamos muy contentos. Crecemos mes a mes y eso es bueno. Ahora estamos buscando financiación para poder dar el siguiente salto como empresa y escalar. Al ser solo dos personas hay ocasiones en las que nos cuesta llegar a todo, a veces creo que hasta nos frenamos a nosotros mismos. El producto gusta, trabajamos para mejorarlo, pero cuanto más podamos automatizar los procesos, mejor. Tenemos ya algunas cosas, pero podrían mejorarse muchas más, así ganaríamos en eficiencia.
-¿Creéis que se trata de una moda o que es un tipo de alimentación que ha venido para quedarse?
-Creo que es algo que ha venido para quedarse siempre y cuando se enfoque como un complemento a la alimentación que ya existe. Lo que no se puede pretender es sustituir la alimentación de toda la vida -tomate, hortalizas, frutas, verduras- porque a nivel de consumo energético no compensa. Nosotros lo que cultivamos no precisa mucha energía, pero esos otros cultivos de más envergadura sí lo necesitan.
“Creo que este tipo de alimentos es algo que ha venido para quedarse siempre y cuando se enfoque como un complemento a la alimentación que ya existe”
-Habéis sido finalistas en los Premios Emprende XXI de La Caixa. ¿Qué os ha supuesto esto?
-Un gran chute de energía. Aunque no ganes, solo con el reconocimiento, el saber que a la gente le ha gustado el proyecto, que hayamos tenido la oportunidad de poder exponerlo ante muchas personas… todo eso nos motiva un montón, nos anima a seguir y nos confirma que vamos por el buen camino.
-Vamos, que al final Asturias parece que era el sitio…
-Nos encontramos aquí muy a gusto. Hemos comprobado que una persona que quiera emprender aquí tiene a su alcance muchos recursos gratuitos sin necesidad de hacer grandes cursos y demás. En Oviedo tenemos el Espacio Coworking Talud de la Ería, Oviedo Emprende; Gijón Impulsa, el Centro Europeo de Empresas e Innovación, todos ellos con gente muy preparada, dispuesta a ayudar en todo lo que les plantees y a buscar soluciones. Luego cuando hablas con la gente de la calle, les hace mucha ilusión que apuestes por Asturias, que elijas este lugar para emprender. Creemos que en la región hay una buena estructura para emprender siempre y cuando tengas una idea clara de lo que quieres. Estamos encantados aquí.