Héctor Morán, confundador de JellyFarmer, era todavía un niño cuando sintió el hechizo del mar y quedó enganchado para siempre en su maravillosa red. Su curiosidad le hizo mirar por el ojo de la cerradura al gran azul para descubrir todos sus secretos, por eso estudió oceanografía. Después de trabajar varios años en grandes acuarios de España decide emprender con su propio proyecto: una empresa enfocada a la cría de medusas en cautividad.
-Decía Sócrates que hay tres tipos de hombres: los que están vivos, los que están muertos, y los que están en el mar. ¿Cuándo decidiste formar parte de este tercer grupo?
-He estado siempre vinculado al mar, me gustaba la pesca, luego empecé con el submarinismo, estudié oceanografía, mi gran pasión, y de ahí entré a trabajar en el mundo de los grandes acuarios. Al final tengo doble formación, la de la carrera y la de mi hobby, a día de hoy son actividades totalmente complementarias. El trabajo me gusta, pero siempre tuve clavada la espinita de montar algo propio. Ya con doce años tenía mi propio acuario y recuerdo que soñaba con hacerme rico criando y vendiendo peces a todo el mundo. Cosas de crío…
-Al final te decides por las medusas. ¿Qué es lo que más te llama la atención de estos seres vivos?
-Son criaturas muy desconocidas y eso me atrae. Me apasiona investigarlas, entenderlas, poder aliarte con ellas para que las cosas funcionen. Luego está su belleza, sus movimientos armónicos que transmiten paz y tranquilidad. Aunque a mí lo que más me atrae es la parte científica.
“Las medusas son criaturas muy desconocidas y eso me atrae. Me apasiona investigarlas, entenderlas, poder aliarte con ellas para que las cosas funcionen. Luego está su belleza, sus movimientos armónicos que transmiten paz y tranquilidad”
-¿Sientes correspondencia en esa relación?
-Sí, pero eso no me pasa solo con las medusas sino con muchos animales acuáticos. Y no es que yo sienta esa relación, es que existe y es veraz. De hecho, si alguna vez no puedo ir al local a hacer el mantenimiento y pido el favor a un amigo, cuando regreso lo noto en su comportamiento, me lo hacen saber.
-Decides crear JellyFarmer en plena crisis del coronavirus… ¿qué te hizo dar ese paso?
-Para dar este paso confluyen varias cosas. Llevaba seis años trabajando en el mundo de los grandes acuarios, cuatro orientados en la producción de medusas, tenía contactos y conocimientos adecuados… todo eso me dio confianza para poner en marcha un proyecto propio. Regresé a mi tierra, -actualmente trabajo en el Acuario de Gijón- y entré en el programa de Gijón Impulsa, presenté un plan de empresa y me concedieron una subvención que fue lo último que faltaba para terminar de animarme. Todo eso y el apoyo incondicional de mi familia, me ayudó a dar el salto. Y también creo que en estos momentos de crisis surgen muy buenas ideas, iniciativas que hay que aprovechar. En este sentido Gijón apoya mucho a los emprendedores y si eres joven, mucho más.
“Estamos diseñando un kit para que con unas instrucciones sencillas cualquier persona pueda mantener una medusa en su acuario fácilmente”
-¿Qué especies cultiváis?
-En estos momentos solo tenemos en producción a la medusa invertida de la especie Cassiopea andromeda. Empezamos por ella porque es la que resulta más fácil de mantener en cautividad, es más longeva, no necesita una fuerte inversión y se podría tener en un acuario de una casa. Estamos diseñando un kit para que con unas instrucciones sencillas cualquier persona pueda mantener una medusa en su acuario fácilmente. Tenemos otras cuatro especies en stock, pero queremos ir paso a paso y empezar por la más sencilla.
-¿Cómo vais a comercializarlas?
-Soy un obsesionado de los acuarios y he visto que aquí hay un nicho de negocio bastante potente e innovador. Esta especie nunca entró en el mercado europeo y tiene mucho potencial. La mayoría de las especies que ofertan en el mercado provienen de la pesca extractiva, nosotros las criamos en cautividad bajo condiciones controladas y velando por el bienestar animal. Nuestro primer objetivo es ofrecerlas como mascotas, animales de acuario. Es una especie que está considerada como un elemento exclusivo y nosotros queremos hacerlas accesibles al público en general. Además del uso ornamental, las medusas tienen un montón de propiedades que aún se están descubriendo por eso en paralelo estamos investigando para dirigir también la producción hacia la industria cosmética y farmacéutica. Para ello, estamos contando con el apoyo y asesoramiento de personas expertas en estos terrenos. Por ahí podría ir nuestro siguiente paso.
“La Cassiopea andromeda es una especie que está considerada como un elemento exclusivo y nosotros queremos hacerlas accesibles al público en general”
-Trabajar en algo que además es tu pasión tiene que resultar muy enriquecedor a nivel personal.
-Es mi sueño. He tenido la suerte de estudiar lo que me gusta, trabajar en una de mis mayores pasiones que son los grandes acuarios y aun así, siento más todo dentro cuando desarrollo este proyecto propio. En este momento compagino el trabajo en el Acuario de Gijón con JellyFarmer y la verdad es que no paro. Enlazo una cosa con otra. Mi madre me dice que las medusas tienen más vida social que yo. Seguiré así hasta que consiga una financiación y pueda dedicarme a esto por completo.
-¿Dónde está ubicada la empresa y quienes formáis parte de ella?
-Somos dos personas y estamos en el Polígono de Pumarín. Estamos en un pequeño local, suficiente para dar estos primeros pasos. Si el proyecto va bien y podemos escalar nos encantaría irnos a la zona de ampliación del Musel, como empresa tecnológica cumplimos los requisitos para instalarnos allí.
Gijón es un emplazamiento perfecto. Primero por su vinculación con el mar y luego, porque no está saturado por industrias que aprovechen este mismo recurso, eso nos hace interesantes.