A los 14 años ya ayudaba a su padre, albañil de profesión, con el papeleo y la burocracia: ‘mi padre se quedó sin trabajo en la crisis de los ochenta, y empezó como autónomo. Yo le hacía las facturas, los presupuestos… todos los hermanos ayudábamos en lo que podíamos’. En el 94 el negocio familiar tomó la forma de una SL y, tras el fallecimiento del padre, los cuatro hermanos se hicieron cargo de llevar un paso más allá esta empresa especializada en rehabilitación de edificios. Con sólo 23 años, Susana García Rama se puso al frente del negocio.
En 2013 otorgaron a GarcíaRama el premio a la Mejor Empresa Liderada por Mujeres en los Premios Impulsa Empresas del Ayuntamiento de Gijón. El jurado destacó la experiencia y reputación de Susana García Rama dentro de un sector con escasa presencia femenina, además de su labor como gerente: «ha conseguido que la empresa se consolide en una época como la actual, manteniendo una destacada solvencia y consiguiendo conservar e incluso incrementar el empleo».
-¿Cómo recibió la noticia del premio?
-Pues muy agradecida, lógicamente. No me lo creía, sobre todo cuando me comentaron que el jurado había votado por unanimidad, cuando había otras candidaturas de muchísimo nivel. Además la entrega del premio fue un día muy especial, que vivimos en familia.
-¿Cómo es ser mujer en un sector tan tradicionalmente masculino como la construcción?
-Nunca sé como contestar a esta pregunta, porque no puedo comparar cómo habría sido de otra forma. Quizá en mi caso se combinó el hecho de ser mujer con la juventud, así que al principio costaba ir a negociar con bancos, o ir a una comunidad de vecinos donde eran todo señores, y muchos te miraban con cara de ¿qué sabrá esta niña? Pero ése era el choque inicial, porque en cuanto ven que eres un buen profesional ya no hay problema.
«La mayoría de las empresas del sector surgen de buenos profesionales que tradicionalmente son hombres, por eso no se ven mujeres en la gerencia, salvo en la segunda generación»
-¿Se avanza hacia una mayor incorporación de la mujer en este sector?
-Muy lentamente, pero eso tiene una explicación. La mayoría de las empresas surgen de buenos profesionales que van evolucionando, el negocio va creciendo y se convierten en empresarios. Y como la profesión es tradicionalmente masculina no se ven mujeres en la gerencia, salvo en la segunda generación, suelen ser hijas que tienen una titulación universitaria y ya se ven con capacidad de quedarse al frente del negocio. Nuestro caso fue un poco excepcional, porque creamos la empresa entre todos, mi padre nos puso al frente desde el principio, fuimos dividiendo tareas y ésta fue la mía.
-Además, es la Presidenta del clúster de la Innovación en la Construcción Asturiana (ICA), con lo que se añade otro terreno también poco transitado para las mujeres.
-Bueno, eso nace de la inquietud de querer mejorar. Como expertos instaladores, veíamos las carencias de determinados materiales, o las posibles mejoras, y pensamos ¿por qué no intentar hacerlo nosotros? Al fin y al cabo, nadie conoce mejor cómo trabajar el producto. Empezamos entre varias empresas con la misma inquietud dentro de la Confederación Asturiana de la Construcción, y a través de este clúster estamos ahora participando en tres proyectos europeos importantes. En esto sí somos una rareza, porque debemos de ser la única pyme de Asturias que tiene proyectos, y además los coordina, en el ámbito de la construcción.
-Desde su perspectiva, ¿cómo valora la presencia femenina en altos cargos en la empresa asturiana?
-Ínfima. En Asturias hay muchas mujeres con muchísimo talento, y hombres también por supuesto, pero no hay el equilibrio que debería. Quizá porque las empresas tenemos aún un poco de miedo al tema de la conciliación, o a que los hombres aún no comparten las tareas y no se implican más en el tema familiar… Puede haber muchas razones para que lo tengamos tan difícil, pero desde luego por capacidad, no es.
-¿Tiene la sensación de estar abriendo camino?
-Nunca lo he planteado así, la verdad. Pero me parecería fenomenal, porque yo creo que Asturias es una región perdida en el mapa, y como no empecemos a pensar en clave internacional, a innovar y a cambiar, estamos abocados a perder población, a que cada vez más empresas se vayan, como ya se están yendo, y lo vamos a tener muy difícil. Así que me encantaría pensar que nuestro trabajo puede servir de estímulo a otros.