Alrededor de once empresas forman la Asociación de la Recuperación Asturiana (Arastur). Los integrantes de este colectivo son gestores de residuos en una cadena dirigida al reciclaje principalmente de metales y también neumáticos.
Daniel Langer es el vicepresidente de Arastur, con él realizamos un recorrido por el desconocido mundo de las recuperaciones.
-¿Qué tareas acomete una empresa de vuestro sector?
-Por poner un ejemplo, en el caso de los vehículos fuera de uso, en el momento en que un propietario particular deja su coche porque ha llegado al final de su vida útil, el desguace se encarga de retirárselo, lo recoge a domicilio, lo descontamina, retira piezas que puedan ser reutilizables y luego, nosotros recogemos el resto del vehículo para fragmentarlo y proceder a su destrucción, y cada fracción del vehículo se lleva a su consumidor final. Nosotros somos la fase siguiente al desguace del vehículo y también la última fase desde que se destruye hasta que se vuelve a convertir otra vez en acero o distintos metales.
-¿En qué se llegan a transformar los metales que se reciclan?
-Pues, por ejemplo, la chapa de un coche se puede volver a convertir en varios productos, uno muy común es el hierro para la construcción, se vuelve a fundir y se realiza la varilla de construcción. Se puede hacer también alambre para múltiples usos, incluido el alambre para neumáticos y después dependiendo del tipo de chatarra que estemos trabajando, se pueden hacer vigas, redondo de construcción y otras muchas cosas.
“Todos somos conscientes del cambio climático. Desde las administraciones públicas nos están exigiendo tanto a ciudadanos como a empresas que se recicle y se reutilice, pero los vertederos se agotan, como es el caso de Asturias”
-¿Cuáles son los principales problemas a los que os enfrentáis?
-Desde hace unos seis o siete años nos enfrentamos a una normativa medioambiental mucho más severa de lo que era antes y por otro lado, las exigencias de nuestros clientes también han aumentado considerablemente, hay que vender el producto acorde a unos estándares que en los últimos años han evolucionado.
Uno de los problemas -no solo en la industria del reciclaje sino en toda la industria- es el alto coste energético que tenemos. En nuestro caso, en los últimos cinco o seis años, hablamos de un 70% más de subida en lo referente a impuestos. Ahora mismo la parte de impuestos, en la parte que nos atañe, estamos hablando de un 54%. El coste energético ha subido una barbaridad.
-¿Qué cuestiones habría que mejorar para hacer más viables estas empresas?
-Hablo en nombre de muchos empresarios de Asturias, ahora mismo el coste energético nos está abrasando, no somos competitivos con el resto de Europa. Colegas nuestros de Inglaterra o Alemania están produciendo más barato y es por este punto, y luego también porque en muchas partes de Europa los residuos que ellos generan ya se están utilizando como combustible. Eso es un coste que se están ahorrando porque no hay un vertedero al que estás pagando.
-¿Cómo os afecta el tema del mercado chino y las restricciones a la importación de residuos?
-El estándar a nivel europeo nos obliga a separar muchos residuos que antes producíamos. Por poner un ejemplo, después de hacer un proceso de separación y sacar el hierro, cobre, aluminio, cinc, plomo y todos los metales que pueda contener un vehículo, todavía nos queda una mezcla de metales que a nosotros o no nos es rentable o no tenemos tiempo de separarla. Esta mezcla estaba saliendo para el país asiático pero ahora los chinos no quieren este material, quieren todo por separado. Con estas restricciones mucha gente que se dedica casi en exclusiva a la exportación de metales a China se ha visto con serios problemas de acumulación de contenedores en los puertos.
-Se augura un futuro donde se incremente la producción global de residuos con las consecuencias negativas que conlleva para el medioambiente ¿Es un momento de revolución?
-Sí, es un momento de revolución medio ambiental. Todos somos conscientes del cambio climático, las administraciones públicas a nivel europeo lo están viendo y nos están exigiendo tanto al ciudadano como a las empresas que hay que reciclar y reutilizar. Los vertederos se agotan, es el caso por ejemplo de Asturias.
Se debería estudiar la incineración de estos residuos para producir corriente eléctrica. Si se cierran las minas de carbón, se cierran las centrales térmicas, de algún lado tendremos que sacar electricidad para cargar los vehículos eléctricos, los móviles, los ordenadores etc. En la cornisa cantábrica se están quemando residuos y las palabras quemar o incinerar asustan mucho a la gente pero las emisiones que produce una de estas centrales están muy controladas y los sistemas de control han evolucionado muchísimo. Creo incluso que puede ser que contamine más una caldera de pellets que una central de estas características.
-¿Qué soluciones están adoptando otros países más avanzados en esta cuestión?
-En el caso de Alemania, por ejemplo, llevan muchos años incinerando residuos, no en grandes cantidades pero sí son significativas. Y siguen utilizando carbón porque todavía no se producen tantos residuos como para dar la electricidad que se necesita, pero entre la incineración y energías sostenibles como la eólica o la solar, Alemania y otros países de la unión europea están dando avances respecto a este tema.