Nació como ciudad industrial, pero con el tiempo se recicló a Ciudad Tecnológica. En Valnalón saben lo que es reinventarse, porque asumen que la supervivencia está en innovar continuamente y no quedarse parados.
También saben mucho de crisis, porque hace ya veinticinco años que nació esta área industrial, en una zona deprimida por la caída de la minería y la siderurgia. Con las ideas claras, han conseguido convertirse en una referencia empresarial y formativa, potenciando la creación de empleo y los programas educativos a todos los niveles; unos programas que incluso se están exportando a otros países, según explica Marta Pérez, Gerente de Valnalón.
-Según el informe 2011 del Semillero de Proyectos, una media de siete personas al mes encontraron empleo poniendo en marcha su propio negocio a través del semillero; si sumamos la contratación, se generaron dos nuevos puestos de trabajo a la semana. Con los tiempos que corren, ¿cómo se consiguen unas cifras así?
-En primer lugar, hay una necesidad imperiosa de tener un empleo, y muchas de las personas que seguramente años atrás no hubieran pensado en desarrollar su idea de empresa, ahora lo están haciendo. Pero esto no pasaría de ser un dato, si no se acompaña de medidas para que las personas que dan este paso, ya sea por vocación, ya por necesidad, lo hagan en las mejores condiciones. Por eso la metodología del Semillero de Proyectos de Valnalón es importante para las personas que van a poner en marcha una empresa.
-Un gran número de las personas que acuden a Valnalón en busca de asesoramiento proceden de lugares con otros servicios de atención más cercanos. ¿A qué se debe ese efecto llamada?
-Efectivamente, el 60% de las personas que vienen a vernos son de fuera de la comarca, y cuando les preguntamos por qué vienen aquí, responden que se lo han recomendado otras personas, que ha sido el boca a boca. Nosotros siempre decimos que tenemos que cooperar y trabajar en conjunto, y lo cierto es que tenemos una red de cómplices importante, no sólo en el sistema educativo, sino también en la parte de promoción económica, con entidades bancarias, con el Servicio Público de Empleo del Principado de Asturias, con asociaciones de empresarios y empresarias, sindicatos… Cuando alguien aparece por sus entidades, una de sus referencias somos nosotros.
Además, cuando vienen se encuentran con que las personas que trabajan en el Semillero de Proyectos de Valnalón están muy comprometidas. Somos conscientes de que cuando al final se convierten en empresarios o empresarias el riesgo es todo suyo, pero nosotros vamos a estar ahí, ayudándoles a ver si el plan de empresa con el que se empezó a trabajar está cumpliendo las expectativas o si hay que hacer alguna modificación. Todo eso mezclado -la profesionalidad, la metodología, la proximidad- hace que podamos dar unas cifras como las de 2011.
-¿De qué manera la inversión en educación emprendedora a través de los programas de Valnalón es una inversión de futuro, especialmente en el contexto actual?
-Aproximadamente un 30% de las personas que pasan por el Semillero de Proyectos de Valnalón han participado en alguno de nuestros programas educativos, con lo cual ya tenemos un efecto evidente: esa semilla que intentamos plantar en el sistema educativo, para desarrollar capacidades emprendedoras, da sus frutos. Cuando estas personas llegan al Semillero de Proyectos, se nota que vienen con otra actitud, y adelantan más que las que no han pasado por los programas formativos. De todos modos, es importante tener en cuenta que el trabajo, tanto en educación como en promoción emprendedora, es a muy largo plazo.
«Hay que tener en cuenta que el trabajo, tanto en educación como en promoción emprendedora, es muy a largo plazo»
-Como siempre, este último año ha habido mucha actividad en Valnalón. ¿Qué programas destaca?
-En el balance que hemos hecho del último año se dice que en Asturias hemos trabajado con veinte mil estudiantes aproximadamente; fuera de Asturias hemos llegado en torno a quince mil. Hemos seguido ampliando y transfiriendo programas de saber hacer en promoción económica y educación emprendedora, hemos saltado el charco otra vez y hemos llegado a Chile.
Otro de los nuevos proyectos ha sido el programa Emprender en Familia, porque si los profesores son los agentes de desarrollo local de sus alumnos, por decirlo así, los padres y madres son los primeros orientadores laborales de sus hijos, y en esa línea estamos trabajando. Y en el año 2011 lideramos un programa europeo para el desarrollo de competencias para el profesorado, que es otro de nuestros cómplices principales.
También este año hemos desarrollado una plataforma de gestión para todo lo referente a la creación y consolidación de empresas, para facilitar el trabajo tanto de los técnicos como de los beneficiarios, que van a poder hacer un asesoramiento y seguimiento online.
-¿Hay alguna iniciativa nueva prevista para 2012?
-Nosotros siempre estamos aportando ideas, nuevos formatos, o dando nuevos giros a formatos ya existentes. Es necesario, porque tanto la sociedad como los tiempos y las tecnologías van cambiando. Cada año tenemos que reinventarnos, y este año con más razón, porque es nuestro veinticinco aniversario, pero sin perder nuestro objetivo: desarrollar capacidades para que ese 20% de población emprendedora que la sociedad necesita pueda emprender económicamente en las mejores condiciones. Y también para ese 80% que no va a emprender económicamente, pero que va a precisar determinadas capacidades, porque el trabajador y la trabajadora del siglo XXI tienen un perfil con las mismas competencias que el empresario, con la diferencia de que no asumen el riesgo o de que el capital social no es suyo.
-Valnalón fue en cierto modo «hija de una crisis», ya que nació para impulsar la conversión de la zona de Langreo tras el ajuste de la minería y la siderurgia. ¿Qué está suponiendo esta nueva crisis para las empresas aquí asentadas?
-Efectivamente, somos hijos e hijas de una crisis de 1980; y ahora, por edad, somos madres y padres de otra crisis. Uno de los cambios más importantes que se han producido en este espacio (Valnalón) es que se ha dado un perfil de gente joven, de vaqueros y camiseta, muy formado, que entiende de otra forma el trabajo, la forma de trabajar y las relaciones. Nosotros siempre hemos trabajado con un proyecto sin fronteras entre la formación y las empresas, de ahí el empeño en que hubiera aquí centros formativos, para que las personas que están estudiando puedan cruzar la calle y encuentren empresas en las que van a trabajar. Nuestra implicación en el tejido social de Langreo es fundamental: participamos en asociaciones empresariales, en actividades a las que nos inviten, en dar charlas, somos miembros de los jurados en varios concursos… estamos en esa red, que es muy necesaria, porque la suma de todos es mucho, y solos por el mundo no se puede andar. Todo esto, que antes era necesario, ahora es vital. Y cuanto antes nos demos cuenta de que es así, más posibilidades tenemos de futuro.