Para Juan Luis Bernardo Suárez las abejas no son sólo abejas. Cuando aún estaba ejerciendo de profesor de asturiano -ahora ya está jubilado- un compañero se empeñó en regalarle dos colmenas. Así comenzó su afición por la apicultura, una afición que ya no pudo dejar.
“En el momento en el que entras en este mundo te engancha un montón. Comienzas a conocer las abejas, cómo están organizadas. Es un insecto social que hace una labor que normalmente no valoramos, una sociedad perfectamente organizada, ojalá los humanos estuviésemos tan bien organizados como ellas. Nosotros consumimos la miel o los productos que contienen polen, pero no sabemos todo el trabajo que hay detrás”.
Las veinticinco colmenas que tiene en la actualidad Juan Luis están situadas en Entrepeñas, en el Concejo de Aller. El año pasado tenía cuarenta pero la Barroa, un ácaro que las ataca, mermó su población. “Este año tengo menos colmenas pero más producción, porque las condiciones climáticas han sido muy buenas” asegura Juan Luis.
“La abeja es un insecto social que hace una labor que normalmente no valoramos. Es una sociedad perfectamente organizada, ojalá los humanos estuviésemos tan bien organizados como ellas”
El año pasado a Juan Luis le concedieron el Premio al Apicultor 2009. Este galardón reconoce el trabajo realizado, no sólo en la Asociación y la Feria que se realiza cada año, sino también la ayuda prestada a los compañeros apicultores y el apoyo a todos los que empiezan en este sector. Como con anterioridad fue Presidente de la Asociación de Apicultores de Aller él mejor que nadie sabe lo que cuesta conseguir cualquier paso por pequeño que parezca. “Estamos intentando conseguir para la Asociación unos locales habitables donde poder impartir enseñanzas a la gente joven porque consideramos que ahí está el futuro de la apicultura. La gran mayoría de nosotros somos gente mayor y necesitamos jóvenes que, con ilusión, continúen con esta tradición”. Hay un dato curioso que Juan Luis destaca a lo largo de la conversación: casi no hay apicultores que abandonen la profesión salvo aquellos que, por edad o algún motivo concreto, hayan tenido que dejarlo, lo que viene a confirmar que las abejas generan un gran atractivo en todos aquellos que entran en su mundo.
Ahora, que se va acercando el invierno, el movimiento en torno a las colmenas se reduce debido al frío. De todas formas Juan Luis seguirá acercándose hasta Entrepeñas para vigilarlas y seguir controlando que, en esas pequeñas ciudades, todo siga funcionando a la perfección.