Diversificar, tanto turística como económicamente, parece ser el futuro de un concejo que tiene mucho potencial a desarrollar. Naturaleza, historia, cultura popular, gastronomía… muchos frentes abiertos a organizar, este año con una novedad que pretende ser el repunte definitivo: la apertura de la Casa del Lobo, un proyecto que ha costado años poner en marcha.
-Por fin se va a abrir la Casa del Lobo.
-Pues sí, la adjudicación ya está hecha. Se ha tardado tiempo porque es una gestión difícil, ya que con la Casa va el Cercado, y hay que contemplar el cuidado de los lobos, un tema en el que la Consejería va a seguir asesorando. Para nosotros es importante que se haga pronto, pero sobre todo que se haga bien; evidentemente nos interesan mucho las posibilidades de explotación turística, pero hay que priorizar el bienestar de los animales.
-¿Qué previsiones turísticas manejan?
-La referencia es lo que pasa con otros cercados, como el de los osos de Proaza; con la diferencia de que allí visitar el Centro es gratuito pero aquí, como no hay una subvención detrás, habrá que cobrar entrada. Aún así, estamos convencidos de que esto puede generar muchísimo movimiento, y esperamos también que sea un núcleo del que puedan surgir más cosas, especialmente iniciativas de turismo activo. Que el lobo sea un poco la «excusa» para integrar el paisaje y la naturaleza de Belmonte en una oferta turística.
Por eso ahora tenemos por delante una gran labor de divulgación. De momento hemos recibido una oferta de Recrea para integrarnos en la red de equipamientos culturales del Principado, con lo que eso supone de promoción.
«Es importante que la Casa del Lobo se abra pronto, pero sobre todo hacerlo bien. El bienestar de los animales es prioritario»
-Tradicionalmente, el puntal turístico de Belmonte ha sido la gastronomía.
-Y lo sigue siendo, porque además es lo que nos diferencia, si no de muchos puntos de Asturias, sí probablemente de nuestro entorno más cercano. Desde siempre, Belmonte es conocido por sus restaurantes, y hay que apuntar que también tenemos empresas de alimentación reconocidas, tanto de carne roxa y embutidos como panaderías, que trabajan sobre todo la escanda. También estamos buscando formas de impulsar la huerta, que aquí es muy fértil pero siempre se ha cultivado desde el autoconsumo. Nuestros mayores problemas son que la gente se hace mayor y deja de cultivar, y también que las parcelas son muy pequeñas como para hacer una explotación rentable; pero últimamente se está interesando gente joven, tenemos una plantación de kiwis en Alvariza, otra de arándanos en Leiguarda… Queremos trabajar en ese sentido, probablemente en colaboración con el Banco de Tierras.
-¿Las excavaciones arqueológicas en el pueblo de Vigaña son también una forma de dinamización cultural y turística?
-Desde luego las actividades paralelas, como los talleres, tienen mucho éxito, así que es una vía a desarrollar. Se trata de un proyecto muy bonito, que nos demuestra entre otras cosas que la intervención del hombre en el paisaje viene de muy atrás, porque ya se cuidaba ganado hace varios milenios. Esto es muy importante porque se habla de paraíso natural, pero no se puede pensar que se mantiene solo. Por supuesto que hay que conservar y respetar unas normativas, pero esa relación entre el hombre y la naturaleza tiene que continuar, porque lleva siglos: hay que poner al «paisano» en el paisaje, hay que reivindicar ese papel.
«Las excavaciones de Vigaña nos enseñan que aquí ya se cuidaba ganado hace muchos siglos, y eso es importante, porque es necesario reivindicar el papel humano en el paisaje»
-¿Cómo evoluciona ese papel en un concejo rural como éste, sobre todo con tantas zonas protegidas?
-La nueva PAC nos va a dar problemas, porque las ayudas europeas están directamente ligadas a la superficie de pastos declarada. Por eso nosotros somos firmes defensores de las quemas controladas, porque hay muchas pendientes en las que el desbroce con maquinaria es imposible. Ya se hacen algunas, de la mano de los agentes forestales, pero pensamos que deberían facilitarse los trámites para llegar a más terrenos. ¡Porque además el pasto luego crece mejor, si esto se ha hecho toda la vida es por algo! Evidentemente esto no depende de nosotros, pero lo vemos esencial y vamos a luchar por conseguir más colaboración de la administración regional. Si queremos que el sector siga funcionando es necesario conseguir más pastos, porque hoy por hoy un ganadero no puede vivir sin subvenciones.
-¿El futuro pasa por la diversificación?
-En ello estamos. Tenemos buenas rutas senderistas, y procuramos mantenerlas todos los años, a pesar de que ya casi no hay subvenciones. Está abierta el Aula del Oro, que es para nosotros un recurso turístico fundamental. También pesca y caza son muy importantes aquí, y queremos potenciar las dos actividades. Para eso estamos pensando en crear una mesa o comisión con todos los sectores implicados, de modo que podamos coordinar acciones. Es decir, que tanto en época de caza como de pesca podamos plantear actividades y ofertas conjuntamente, para que la gente pueda tener acceso a todos los recursos disponibles. Es un proyecto más a largo plazo, pero lo vemos muy necesario.
De las 116 entidades locales que gozan de este reconocimiento en España, el 15% está en Asturias. Valorando el número de habitantes autonómico, la región es la que tiene mayor número de municipios distinguidos. «Es que en Asturias se está trabajando muy bien, y tenemos creada una red de trabajo que funciona», opina la Alcaldesa de Belmonte de Miranda. «De hecho, nosotros estamos encantados con la Mención de Excelencia, pero estoy segura de que hay otros municipios asturianos que también la merecen».
En Belmonte hay pocos niños: algo menos de cien. «Pero hay que escucharles como ciudadanos, aunque no puedan votar». Por eso se ha fomentado especialmente la participación, generando actividades para ellos o incluyéndoles en otras que ya estaban en marcha, algo que desde UNICEF valoraron especialmente. Iniciativas como las «gymkanas del terror» que se han organizado en varios pueblos del concejo con gran éxito, han sido definitivas para conseguir este galardón.
El Plan de Infancia de Belmonte contempla el funcionamiento de un Consejo Municipal de Infancia, formado por adultos y niños, donde éstos pueden expresar su opinión sobre las políticas locales, y presentar sus propuestas. «Es tan sencillo como preguntar cómo les gustarían las cosas, y las respuestas suelen ser razonables, tampoco se piden imposibles. La ventaja que tenemos aquí es que somos un ayuntamiento pequeño, así que podemos hacer las preguntas directamente».