El Outono en Boal, un festival de lo más indie, cumple diez años. Una década de arte y participación popular que demuestran que la tradición nunca pasa de moda. Foto cedida por Asoc. Mezá
Al calor de la lumbre del otoño, la misma que se utiliza en los populares amagüestus, nació un festival que con el paso de los años se ha convertido en una cita imprescindible del calendario boalés. Miguel Monteavaro, uno de los impulsores de este proyecto, rememora los inicios de este evento, cuya próxima edición será del 8 al 10 de diciembre.
-¿Cómo fueron los comienzos del Outono en Boal?
-Empezamos un grupo de gente muy joven, en torno a un grupo de música tradicional asturiana, Mezá, y a la asociación del mismo nombre que servía de soporte legal para el grupo. El Outono Cultural, que es como llamamos en nuestros comienzos al festival, fue nuestra primera iniciativa importante. Al principio a las actividades venían sobre todo amigos nuestros. El primer año me acuerdo que organizamos una charla en la que tan solo estábamos mi padre, el padre de una amiga y los de la conferencia. Gracias al boca a boca, y a ir corrigiendo los errores que cometíamos, empezó a venir mucha más gente, incluso del centro de Asturias y Galicia. Hoy pueden venir al Outono entre seiscientas y ochocientas personas.
-Se dice pronto, pero ya han pasado diez años.
-Sí, son muchos años para una asociación y sobre todo para un festival como el nuestro. Cuando empezamos queríamos organizar un festival pequeño pero no nos esperábamos que llegásemos a tener tanta participación, así que -si cabe- ahora tenemos más ganas de hacer cosas.
El Outono en Boal se celebra del 8 al 10 de diciembre
-¿Qué caracteriza al Outono en Boal?
-Nuestro festival es diferente por ser autogestionado, porque hace un tiempo nos dimos cuenta que el movimiento de las subvenciones en Asturias era un globo que iba a explotar en cualquier momento. El primer año tuvimos una subvención pública del Principado, pero a partir de esa edición ya solo contamos con una pequeña ayuda del Ayuntamiento y no necesitamos más. Y la gente que viene busca ese sello diferencial, es lo que hace que sea un poco ‘alternativo’.
-El Outono en Boal mira hacia lo tradicional y popular.
-Al principio solo metíamos música tradicional y música folk, ahora también hay otros estilos. Con el paso del tiempo fuimos dándonos cuenta de que la música tradicional no es antigua, si no que es lo más actual del mundo. La música tradicional, el baile, sirven para lo mismo que hace cien años; si antes este tipo de fiesta era el momento utilizado para encontrar novia, hoy día sigue siendo para lo mismo.
-¿Resulta difícil organizar un evento de este tipo en el medio rural?
-A veces nos quejamos de que estamos olvidados en el occidente, pero en realidad estamos todo lo olvidados que nosotros queramos. No estamos deprimidos por estar olvidados, estamos deprimidos porque nosotros queremos. Somos nosotros los que tenemos que organizar y autogestionarnos. Se trata de tener iniciativa, no podemos esperar a que nadie venga a salvarnos si no nos salvamos nosotros.
-¿Qué nos traerá el décimo aniversario?
-Tenemos muchas ideas. El viernes noche abriremos con una fiesta de inauguración, el sábado queremos hacer algún tipo de ruta en el entorno de Boal que se pueda explicar en base a la naturaleza, la geología, etc. Por la tarde haremos algún taller y organizaremos la cena en la que suelen participar alrededor de doscientas personas, y que nos ayuda a financiar el festival. El domingo incluirá un homenaje a gente relevante en el concejo.