El Museo Etnográfico de Grandas de Salime, que recientemente ha inaugurado una sala dedicada a su fundador Pepe El Ferreiro, organiza este verano visitas guiadas y demostraciones de oficios tradicionales.
Quien visite próximamente este equipamiento cultural no sólo podrá entender el transcurrir del paso del tiempo en el Occidente de Asturias gracias a su colección permanente de más de 11.000 objetos, al patrimonio material allí presente hay que sumar una agenda de actividades que permitirá al visitante ser parte de una etnografía en movimiento.
El 5 de julio comienzan las visitas guiadas sobre hórreos, paneras y cabazos, que se celebrarán todos los miércoles de julio y agosto. El museo cuenta con un ejemplar de cada uno de estos elementos y en este recorrido temático se explican sus diferentes características constructivas, su organización interior y sus usos.
A partir del 18 de julio regresan al museo las demostraciones de oficios tradicionales de la mano del torneiro Arturo Iglesias.
A partir del 18 de julio regresan al centro museístico las demostraciones de oficios tradicionales de la mano del torneiro Arturo Iglesias. El artesano mostrará al público el funcionamiento del torno de media vuelta los martes y jueves hasta el 14 de septiembre, fabricando recipientes de madera como los que se utilizaban en las casas campesinas antiguamente. El trabajador del museo también hará demostraciones de forja los miércoles y viernes hasta el 15 de septiembre, permitiendo así dar a conocer una industria, la del clavo, que fue muy importante para el suroccidente asturiano. Los asistentes podrán ver una fragua y un taller típicos de los ferreiros (herreros) en los que se fabricaban variados utensilios, como por ejemplo herraduras de caballo y objetos de uso agrícola.
El 19 de agosto, con la Asociación de Amigos del Museo, los visitantes tendrán la oportunidad de conocer cómo era la mallega, la siembra, recolecta y procesamiento del cereal, uno de los trabajos fundamentales para el sostenimiento de la casa tradicional. Antaño, en un tiempo en el que no existían las cosechadoras, separar el grano de la paja era una tarea laboriosa en la cual se implicaba todo el pueblo, convirtiendo la trilla del cereal en todo un acontecimiento social.
En el exterior del museo tanto niños como adultos podrán poner a prueba sus habilidades con los juegos tradicionales de la zona, como los aros, la rana o la llave.
En el exterior del museo tanto niños como adultos podrán poner a prueba sus habilidades con los juegos tradicionales de la zona, como los aros, la rana o la llave. Además, hasta el 30 de septiembre se puede visitar la muestra El Museo que ven nuestros visitantes, con 30 fotografías y un audiovisual con imágenes realizadas por los finalistas de los Maratones fotográficos organizados por la Asociación de Amigos del Museo en 2016, 2017 y 2018, y una exposición de tornería de madera, con una amplia colección de piezas de la vajilla de la casa campesina.
La sala de Pepe el Ferreiro
El nombre de José María Naveiras Escanlar puede despistar todavía a algún asturiano, pero cualquier duda se despeja al pronunciar las palabras: Pepe el Ferreiro. La labor del impulsor del museo es bien conocida, su dedicación y pasión por conservar un legado etnográfico fue mucho más allá que la de cualquier coleccionista empeñado en conservar piezas antiguas, en desuso. Su apodo delata su origen, pues a José María el trabajo en la fragua le venía de familia. Su sueño de crear un museo ‘vivo’ incluía también el interés por los oficios tradicionales, el conocimiento y los saberes populares, los procesos de producción y las diferentes manifestaciones festivas y culturales. Ahora una sala del centro etnográfico lleva el nombre del grandalés, fallecido en 2020, y además de permitir ver su lugar de trabajo -en el que todavía se encuentran sus cuadernos y otros materiales- repasa su trayectoria y deja constancia de su apuesta por un legado crucial para Asturias y en particular para el Occidente.
La sala se completa con un audiovisual con material gráfico procedente de los fondos del Museo, de la Asociación de Amigos del Museo y de la familia Naveiras y con algunos de los diplomas y trofeos que se le concedieron en su día como reconocimiento de su labor, cedidos por su familia para su exposición.