Se propusieron, con su fundación en 2013, ser pregoneros, embajadores, promotores, divulgadores y todo aquello que significase mostrar a otros las maravillas de la bebida asturiana por excelencia. Desde entonces, la Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias no ha descuidado su labor. La sidra, con todo su bagaje cultural, viaja con ellos allá donde vayan.
Los siceratores eran los antiguos llagareros. La denominación latina, que aparece documentada por primera vez a finales del siglo VIII, es la que adoptan estos amantes de la sidra para recuperar el valor histórico de la actividad. Desde su creación en el concejo de Nava, la Cofradía desarrolla una intensa actividad tanto en Asturias como fuera de ella. Países como Francia, Bélgica o Portugal conocen la sidra gracias a su presencia en eventos, invitados por otras Cofradías.
Para los más cercanos, la Cofradía organiza eventos divulgativos que da a conocer a través de los medios de comunicación y redes sociales. Desde 2015, más de ochenta personas han participado en sus cursos sobre plantación y poda de pomares, escanciado y cata de manzanas de sidra. Son temas que interesan a un abanico muy variado de personas, como agricultores, escanciadores o simplemente aficionados que quieren saber más sobre esta bebida.
Desde 2015, más de ochenta personas han participado en los cursos organizados por la Cofradía sobre plantación y poda de pomares, escanciado y cata de manzanas de sidra.
De entre las actividades con carácter festivo que organiza la Cofradía, una de las más destacables es el Gran Capítulo, que recibe en la Villa de Nava al resto de Cofradías invitadas, de España y Europa, que participan en un vistoso desfile conjunto, después del cual se celebra una espicha de hermandad y se elige a los Siceratores de Honor.
También la Cofradía está muy presente durante el prestigioso Festival de la Sidra de Nava. El domingo, después de la entrega de premios a la mejor sidra de Asturias, se llevará a cabo el tradicional llenado de una pipa con sidra de todos los llagares. Los cofrades llevan la pipa a hombros desde el Museo de la Sidra hasta la plaza, y la van llenando durante una sencilla ceremonia, para luego devolverla a su lugar. Meses más tarde, coincidiendo con la celebración del llamado San José Sidrero, el 19 de marzo, se celebra el «Axuntábense». En tal fecha, se procede al embotellado y corchado de las botellas con la sidra de esta pipa común, a la manera tradicional, y con una etiqueta conmemorativa. Se completa el evento nombrando a los Cofrades de Mérito del año y, cómo no, se celebra una espicha a la que acuden miembros invitados de otras cofradías.
Muchas de las actividades se celebran en las instalaciones del Museo de la Sidra de Nava, un centro que debe reubicarse en el mapa de los centros culturales asturianos. Para el secretario de la Cofradía, Ricardo del Río «el museo merece mucho más apoyo institucional del que ha recibido hasta ahora. Nos parece inconcebible, por ejemplo, que después de veinte años siga sin señalizar. Es necesario tomar decisiones importantes, como por ejemplo nombrar un director. Para nosotros, el Museo debe ser un centro de investigación de la cultura sidrera de Asturias».