La iniciativa Atlas Emocional en el concejo de Parres permite conocer el territorio de una forma diferente, en la que cobran protagonismo sus habitantes, sus recuerdos y las historias del lugar.
Manuel relata cómo para ir del pueblo de Arobes a La Viesca había que pagar antiguamente los servicios de un barqueru y así cruzar el río de Piloña. Ángel, vecino de Llames, recuerda los juegos de su niñez y las historias de su pueblo e Isaac, el de Viriu, canta a las montañas con su voz profunda y entonada. Finos, vecina de Carúa de 88 años, dice maravillas del agua de ‘La Fuentina’, la fuente del pueblo que lució enramada este San Xuan gracias a la ayuda del grupo de dinamización local. Los recuerdos y relatos de los habitantes de la zona rural, algunos de edad avanzada, nutren el Atlas Emocional parragués. Y aunque la iniciativa nació dirigida a un sector de población de mayor edad, la realidad es que ha traspasado todo tipo de primeras intenciones para dar paso a un proyecto intergeneracional. No hay más que ver y oír el testimonio de la pequeña María, que con nueve años cuenta lo que más le gusta de su pueblo natal: Llames de Parres. Con sus aportaciones, todos ellos, y muchos otros, enriquecen la primera ruta presente en el Atlas: la de Arobes a La Viesca, convirtiendo este recorrido en un itinerario vivo lleno de historias, imágenes, sonidos, vídeos, etc.
Aunque la iniciativa nació dirigida a un sector de población de mayor edad, la realidad es que ha traspasado todo tipo de primeras intenciones para dar paso a un proyecto intergeneracional.
Alejandro García, miembro de la Asociación Los Glayus, explica el origen del proyecto que desarrollan en Parres por iniciativa municipal. “Fue un proceso muy chulo que sacamos adelante con los Servicios Sociales de Parres y el total apoyo del alcalde actual. Dado que había mucha soledad, mucho abandono de la zona rural, la idea era darle vida a los pueblos y para ello se puso en marcha un curso de dinamización comunitaria y teatro social. Queríamos que gente de la zona viniese con nosotros para tratar de hacer cosas en los pueblos. Que los vecinos nos contasen historias y recuerdos y nosotros poder devolvérselos en forma de relatos, performances u obras de teatro que haríamos junto a lavaderos o fuentes”.
“Recopilamos tantas historias con carga afectiva que pensamos en hacer un atlas emocional en el que no importasen tanto las escalas geográficas y sí las historias de sus habitantes y los significados de cada rincón del municipio” (Alejandro García, Los Glayus)
Comenzaron en octubre de 2020 pero la dificultad vino después, cuando ya en plena pandemia, esta obligó a suspender las actividades presenciales y el curso se reorientó para continuar de forma online. García, que lleva más de treinta años creando grupos de participación, continúa explicando, “decidimos plantear una serie de preguntas a los que participaban en el curso: ¿cuál es la historia más antigua que recuerdas de tu pueblo? ¿Y la más extraña? ¿Cuál es el personaje más singular en tu entorno?… Empezaron a contarnos historias, unos a otros se iban animando, las hablaban en las familias y se movían para buscar más información. Recopilamos tantas historias con carga afectiva que pensamos en hacer un Atlas Emocional en el que no importasen tanto las escalas geográficas y las proporciones y sí las historias de sus habitantes y los significados de cada rincón del municipio”.
Formado por vecinos de Llames de Parres, el grupo de teatro local, con gente de todas las edades, interpretó obras costumbristas basadas en las historias contadas por la gente del pueblo.
El resultado es una iniciativa multidimensional en la que han participado tanto asociaciones locales como usuarios de la residencia de mayores, jóvenes y niños del instituto y el colegio y parragueses a nivel particular. El grupo motor del proyecto está integrado por los participantes del curso de dinamización comunitaria de Parres, la mayor parte vecinos de Arriondas. Pero también ha sido fundamental el trabajo del grupo de teatro nacido en el marco de esta iniciativa. Formado por vecinos de Llames de Parres, una de las localidades de la ruta diseñada en el Atlas, el grupo interpretó obras costumbristas basadas en las historias contadas por la gente del pueblo. “Está formado por niños, jóvenes, madres, abuelos y abuelas, gente de todas las edades. Desde 9 años a más de 70. Y ahora ya no hay quien los pare -añade el miembro de Los Glayus-, seguirán haciendo teatro”.
Para el próximo año ya preparan una nueva ruta con la que puedan llegar a otros pueblos y seguir dando vida a otras historias y relatos. Seguirán tejiendo redes de encuentros, saberes, anécdotas, imágenes, personas, tradiciones… que se plasmarán en el Atlas. A los que ya están, sumarán nuevos amigos y amigas para continuar en este viaje emocional por el concejo de Parres. La experiencia que ha nacido con fuerza, no ha hecho más que empezar.